El Noroeste. Diario democrático independiente
Gijón, jueves 23 de julio de 1925
 
año XXIX, número 10.285
página 1

Nuestro huésped ilustre

La estancia del señor Vasconcelos en Gijón

La excursión de ayer

A Avilés y Cudillero

En la mañana de ayer, el exministro de Instrucción Pública de México, señor Vasconcelos, acompañado de varios amigos suyos, realizó una excursión, visitando Avilés, Salinas, Arnao, El Pito, Cudillero y otros puntos, incluido la Concha de Artedo.

En Salinas, saludaron al señor Vasconcelos los catedráticos señores Buylla, Posada, Sela y otros, conversando largo rato con el ilustre exministro.

También lo saludó en Avilés el exministro de Hacienda, don José Manuel Pedregal.

A los excursionistas se unió en Avilés don Benito Buylla (Silvio Itálico), que acompañó al señor Vasconcelos y a sus amigos a la visita hecha a la posesión de los señores Selgas, en El Pito.

En Avilés visitaron la Biblioteca Circulante y varios Centros docentes, de los cuales hizo grandes elogios el señor Vasconcelos, regresando a Gijón cerca de las diez de la noche.

Al regreso, fuimos recibidos en las habitaciones que ocupa en el Hotel Malet por el exministro mexicano, quien después de mostrar su agradecimiento por los artículos encomiásticos que le dedica la prensa asturiana, expresó su satisfacción por la agradable excursión realizada, teniendo frases de elogio y admiración para la hermosa región asturiana, cuyos paisajes le produjeron la mejor impresión.

Hoy realizará nueva excursión a otros pintorescos lugares.

Cómo habló Vasconcelos a los estudiantes
desde el Ministerio de Instrucción

«¡Dichosa la juventud latinoamericana, que llega a la vida cuando se sientan las bases de un nuevo período de la historia del mundo! Necesitará sanear el ambiente, para que la vida se desarrolle vigorosa y libre. Necesitará implantar la justicia para que no se produzca aquí una nueva barbarie; sino una verdadera civilización.»

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«La sociedad en que se vive, generalmente, representa lo que ya ha pasado: el espíritu, en cambio, vive en perpetuo mañana. Sólo rompiendo abiertamente con el medio contemporáneo, podremos alcanzar progreso... Para los jóvenes no puede haber dos partidos; para los jóvenes no hay más que un partido: el avanzado. Los jóvenes que no sienten el impulso de la reivindicación generosa e inmediata, no fundan patria ni conquistan gloria.

Yo he visto la multitud estudiantil argentina en el Plata y en Córdoba proclamando libertad y justicia. Yo he visto los gritos ásperos, de noble afán contenido, de la juventud chilena; y los brasileños y los mejicanos y todos estamos unidos en el mismo empeño. Y el día que todos estos propósitos se vuelvan acción en manos de la juventud, el pasado se derrumbará para siempre.»

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«Queremos que lo excelso se cumpla también aquí abajo y tachamos de impostor a todo el que levanta, impotente, las manos al cielo, en vez de usar los puños para corregir la injusticia-..»

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«La maldición de la vida colectiva resulta del contraste de la pereza de los que no trabajan y la esclavitud de los que trabajan tanto que el trabajo material les consume la capacidad de la meditación y la alegría.»

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«Nadie puede explicar qué es lo que vienen a hacer sobre esta tierra maldita les millares de seres que nacen a diario para padecer y morir sin dejar huella.»

Salud, Maestro

Al gran educador
Don José Vasconcelos

Salud, maestro venerable; bienvenido, insigne luchador heroico, a este rincón que calla acurrucado entre los roquedales históricos de estas montañas bárbaras, albergue y defensa de gentes valerosas en tiempos en que la libertad y la independencia se estimaban como hoy no sabemos estimar. Gijón es un pueblo de noble jerarquía de espíritu y de profundas inquietudes democráticas. Desconfiad de las apariencias que pueda ofreceros su contextura urbana: es un pueblo español, y como España, es presa de una rapacidad que muere lentamente, acorralada por la fuerza de los tiempos. Gijón sabe que «los ojos se hicieron para mirar hacia adelante», y hacia adelante camina, aunque a veces intenten ocultarle el camino con una venda cruel y mortificadora. Somos un pueblo humilde; mas si el trabajo dignifica a los pueblos, somos un pueblo digno, porque somos un pueblo laborioso. Si las inquietudes pueden engrandecer en algo a los pueblos, este, querido maestro, es un pueblo grande. Y los pueblos grandes son de fuerte naturaleza, donde lo más natural –como vos dijísteis no hace mucho– es el amar a nuestros semejantes. He aquí por qué os recibimos con lágrimas de emoción fraternal en los ojos.

Perdonad, maestro, que sea yo, el más innominado de los ciudadanos, quien os diga lo que habéis oído. Yo estoy en el corazón del pueblo, como el corazón del pueblo está en el mío; y mi corazón late desacompasadamente, con una aceleración desmesurada, desde que vuestra voluntad de Misionero del Ideal nos hizo la ofrenda de vuestro verbo saturado de amor y rebosante de sabiduría.

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Ya habéis visto de nuevo el país de la paradoja, donde aún vibra vuestra sangre; y siendo aquí los maestros de escuela «unos pobres hombres», vos, maestro de escuela, sois para nosotros un grande hombre. Dijérase que España se ha cansado de eclipsar al mundo con sus genios, y hoy es el mundo quien la deslumbra con los suyos. Aún nos queda el necesario juicio crítico para tasar el valor de los héroes extraños; pero nos falta para comprender el de los nuestros. Vemos perfectamente la nobleza de vuestra alma, porque conocemos la nobleza de vuestra vida. Vemos perfectamente la inmensidad de vuestro espíritu justiciero, porque sabemos que vuestro espíritu se calcina en una sed infinita de libertad universal. Pero almas nobles ha tenido nuestra madre España, que no ha querido ver, y espíritus que lucharon hasta la muerte en pos de una sacrosanta religión libertadora, y no han sido más que «unos pobres maestros de escuela».

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México es una nación libre, porque aún arde en su pecho esa demasía pasional que es la llama que envuelve vuestros corazones. En el corazón hispano esa llama váse extinguiendo poco a poco, como si obedeciera a una ley biológica de transformación. Muchos pueblos de España viven de la nostalgia de su pretérita grandeza y miran de continuo hacia atrás, tropezando con los cantos de los caminos. Somos el pueblo que conquistó el mundo y lo perdió por fanatismo. La Inquisición, santificada, fue la enseña que paseó triunfalmente España por sus vastos dominios mundiales. La intolerancia y el fanatismo serán, si Dios no lo remedia, su sudario y su mortaja.

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¿Es cierto que en los hijos renace el amor a la madre patria? Así parecen asegurarlo los doctores Palacios y Mario Sáenz, al hablarnos de los anhelos de fraternidad que agitan al pueblo argentino, como igualmente lo asegura la gran mística Gabriela Mistral (vuestra augusta compañera), cuando nos muestra el regocijo de su patria chilena por nuestra cultura clásica. Y así parece que lo aseguráis vos, querido maestro, al decirnos que nuestra consanguínea América espera ansiosamente al día de nuestra liberación para abrazarnos amorosamente. Y no sois sólo vosotros, aunque cada uno seáis la voz de un pueblo. Fue también vuestro genial y atormentado Amado Nervo, quien nos lo dijo un día; y él divino Rubén; y el sonoro Vargas Vila; y el enorme Almafuerte, y, en fin, otros muchos hermanos de América, que eran cada uno, como vos, «una voz en el continente», pero una voz llena de fe y de amor, porque, como la vuestra, era «una voz libre»

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Bien venido seáis a este rincón histórico, maestro admirable. Gijón, que es un pueblo azotado por un ansía infinita de saber, guardará cariñosamente vuestra enseñanza sublime en el cofre de su memoria, para jamás olvidarla. Y cuando la oportunidad le obligue a usar de ella, os bendecirá con su recuerdo, por el bien que vuestra doctrina le haya hecho.

Lázaro de Tormes.
Julio, 925.

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José Vasconcelos
Vasconcelos en Gijón
1920-1929
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