Filosofía en español 
Filosofía en español


Fernando Claudín

En defensa de la cultura catalana y de su idioma

Desde hace unas semanas circula por Cataluña una carta dirigida «a todos los profesores y personas interesadas en la difusión de la cultura», a cuyo pie figuran cien firmas, entre ellas las de las más representativas personalidades de la intelectualidad catalana. En la carta se declara: «El estado anormal en que se encuentran, hace tiempo, el uso, enseñanza y difusión de la lengua catalana, vehículo de una secular cultura, nos obliga a hacer sentir nuestra voz» (...) «como no hay ninguna ley que prohíba la enseñanza del catalán en las escuelas, esperamos que los maestros y las autoridades reconozcan la necesidad de evitar este analfabetismo que a todos nos afecta. Es necesario: que en todos los grados de la enseñanza pública y privada, de las tierras catalanas, sean establecidos cursos regulares de esta lengua de acuerdo con las normas pedagógicas modernas; que se den las normales y recomendables facilidades para el funcionamiento normal de las entidades científicas y literarlas que tengan por objeto el desarrollo y difusión de la cultura catalana en sus expresiones mas elevadas». Finalmente, los firmantes exponen su deseo de que «todos, catalanes y no catalanes, comprendan la razón de estes peticiones y unan su voz a la nuestra».

El Partido Comunista de España está plenamente de acuerdo con los fines de esta acción que inician los intelectuales catalanes, haciéndose intérpretes del sentir de todo el pueblo catalán, y está dispuesto a apoyarla con todos los medios a su alcance.

Cuando en 1939 la dictadura fascista arrasó las libertades democráticas, con tanto heroísmo defendidas por todos los pueblos hispánicos, fraternalmente unidos, durante cerca de tres años, sucumbieron con ellas las libertades nacionales de Cataluña, cristalizadas en el régimen autonómico que la República había reconocido. Empezaron años difíciles para la cultura catalana y su vehículo esencial, el idioma. Los interesados halagos que hoy prodiga la dictadura a Cataluña, tratando de aplacar el descontento y la protesta que en ella, como en toda España, se amplifican cada día, no pueden borrar de la memoria de los catalanes los tiempos en que hablar el idioma de Verdaguer y Maragall era un delito que podía costar la cárcel o algo peor.

Pero en este terreno, como en tantos otros, el franquismo ha fracasado en lo esencial. Aunque con su persecución inquisitorial causó grave perjuicio al desarrollo de la cultura catalana, no pudo aniquilarla, como no pudo desarraigar el sentimiento nacional del alma catalana, como no pudo extirpar en el corazón de los pueblos hispánicos el amor a la libertad y su decidida voluntad de reconquistarla, tarde o temprano. Hoy, los signos precursores del hundimiento del franquismo van acompañados, como no podía dejar de ocurrir, de los síntomas que anuncian el resurgir de las libertades nacionales de Cataluña, que, como las de Euzkadi y Galicia, son elemento inseparable de la democracia española. Uno de ellos es el comienzo de un nuevo renacimiento cultural catalán que se perfila en múltiples aspectos, pese a todas les barreras aue se le oponen. La derrota que el pueblo catalán ha infligido al Gobierno franquista en el asunto de Galinsoa es un claro exponente de cómo han cambiado los tiempos.

Lo mismo que se ha logrado esa victoria pueden alcanzarse otras aún más importantes si todas las fuerzas antifranquistas de Cataluña desarrollan su acción, cada vez más unidas y resueltas. Los objetivos que se plantean en la carta que motiva este comentario encontrarán sin duda alguna, como la diversidad de tendencias políticas entre los firmantes lo demuestra, el apoyo activo de todo el pueblo catalán. Pero esos objetivos no podrán alcanzarse por concesión graciosa de las autoridades franquistas, ni tampoco confiando en las componendas de ciertos elementos catalanes de la oligarquía monopolista, para los que la causa de las libertades nacionales catalanas es simple moneda de cambio, útil para obtener del Gobierno franquista concesiones que les permitan incrementar sus beneficios a costa dé la explotación y el expolio de los trabajadores y las capas medias, tanto de Cataluña como del resto de España.

La prohibición por Acedo colunga (indudablemente con el acuerdo, o por indicación, de Alonso Vega, que, con otros tres ministros, asistía al concierto) del Cant de la Senyera, en la velada ofrecida por el Orfeón Catalán en honor de Maragall, simboliza todo lo que el pueblo catalán puede esperar de las promesas y halagos franquistas. Y la viril reacción de los asistentes al concierto, entonando en masa el canto patriótico y resistiendo a la policía, manifestándose después ante el Arzobispado para exigir la libertad de los detenidos y protestar contra los malos tratos, presentando una denuncia en regla contra los torturadores de la Brigada Político-Social, muestran, lo mismo que la campaña contra Galinsoa, cuál es el camino a seguir.

De la misma manera, para imponer que la enseñanza del catalán se introduzca en las escuelas y que se permita el funcionamiento normal dé las entidades científicas y literarias consagradas a la difusión de la cultura catalana, será necesaria una lucha resuelta, en la que habrá que recurrir a la agitación dé masas y a la movilización del pueblo en las ciudades y en el campo de Cataluña. Sólo así podrán obtenerse éxitos parciales en este tercreno, pero al mismo tiempo no cabe hacerse ninguna ilusión de que el problema podrá ser resuelto satisfactoriamente sin un cambio político de signo democrático en toda España. La lucha por el idioma catalán, cómo la lucha por las libertades nacionales de Cataluña, es inseparable de la lucha por poner fin a la dictadura franquista. Y esta lucha no puede lograr la victoria sin la unidad de todas las fuerzas antifranquistas de España, incluidas en ellas las fuerzas catalanas, vascas y gallegas.

El Partido Comunista de España, en cuyo Programa ha estado siempre inscrito el reconocimiento del derecho de autodeterminación de Cataluña, Euzkadi y Galicia; que ha contribuido en primera fila a la aplicación efectiva de ese derecho en el período republicano; que luchará resueltamente por que así vuelva a suceder en la situación democrática que seguirá al franquismo, hará en este momento todo lo que esté en sus manos para ayudar a la justa lucha que emprenden los intelectuales y el pueblo catalanes en defensa de su cultura nacional. Nuestro Partido exhorta a sus militantes, y en particular a los intelectuales del Partido o simpatizantes, para que en Madrid y en las provincias promuevan acciones de solidaridad con las reivindicaciones de los intelectuales catalanes.