Punta Europa
Madrid, marzo 1956
número 3
páginas 141-159

Alejandro Díez Macho

La figura intelectual
de un joven profesor aramaista

Biografía
Alejandro Díez Macho

El R. P. Alejandro Díez Macho nació el 13 de mayo de 1916 en un pueblecito de la montaña, Villafría de la Peña, provincia de Palencia. Sintiendo desde pequeño vocación religiosa, a los 10 años empezó a estudiar el Bachillerato Eclesiástico en Canet de Mar (Barcelona), en la Escuela Apostólica de los Misioneros del Sagrado Corazón. Terminado el Bachillerato hizo el Noviciado y profesó en dicha Congregación a la edad de 16 años. Estudió filosofía escolástica tres años en el Seminario de Logroño, y en 1935 fue elegido por sus superiores para estudiar Teología en la Universidad Gregoriana de Roma. Aquí siguió dos cursos de Teología, teniendo que interrumpir sus estudios, para incorporarse, ya subdiácono, al Ejército Nacional. Durante la guerra terminó la Teología, cuyo estudio alternó con los servicios militares propios de los ordenados in sacris y al final de la guerra sirvió como alférez-capellán en el Hospital de Infecciosos de San José de Burgos.

El año 1939 fue trasladado, a Barcelona, en cuya Universidad cursó Filosofía y Letras, especialidad de Filosofía Semítica, graduándose de Licenciado en el año 1943, con premio extraordinario. Su maestro en semitismo fue el Profesor Millás Vallicrosa. Bajo su sabia dirección, presentó dos años después en Madrid su tesis doctoral, acerca de la Poética Hebraica de Moshé Ibn Ezra. Incorporado ya desde el curso de 1944 a las tareas docentes de la Universidad de Barcelona, Sección de Filología Semítica, allí ha continuado ininterrumpidamente como Profesor ascendiendo paulatinamente de Profesor ayudante, Profesor encargado de Cátedra a adjunto por oposición (1946), y Catedrático. Ganó por [142] unanimidad la oposición celebrada en abril-mayo de 1949, la segunda Cátedra de «Lengua Hebrea y Lengua y Literatura Rabínicas» de la Universidad de Barcelona, siendo titular de la otra cátedra el Profesor Millás Vallicrosa.

En 1949 firmó con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y con la B. A. C., el contrato de Colaborador del Proyecto de Edición de la Biblia Políglota Española. Desde entonces el P. Díez está al frente de la Sección Targúmica del Seminario Filológico Giménez de Cisneros, preparando la edición crítica de los Targumim o paráfrasis aramaicas del Antiguo Testamento, que han de figurar en la Biblia Políglota.

Desde 1944 ha pertenecido además al C.S.I.C., como becario en los primeros años y más tarde como colaborador, en el Instituto «Arias Montano». Desde su incorporación al Instituto «Arias Montano» y al Seminario Filológico «Giménez de Cisneros», el P. Díez está dedicado de una manera plenaria a la investigación científica en el campo semítico.

En el verano de 1949 fue pensionado por el C.S.I.C. para recoger en Bibliotecas extranjeras material manuscrito aramaico. Trabajó entonces en las Bibliotecas Vaticana, Casanatense y Angélica de Roma y Palatina de Parma, Nacional de París, Museo Británico de Londres y Bodleyana de Oxford y Universitaria de Cambridge.

En 1951 fue nuevamente pensionado para estudiar Mss. aramaicos del British Museum, de Oxford y de Cambridge. En estos meses hizo amistad con el gran orientalista alemán, Paul Kahle, actualmente en Oxford, y con los mejores orientalistas ingleses, y trajo a España una colección ingente de microfilms targúmicos de bibliotecas inglesas. En el curso 1951-52, logró que el C.S.I.C. invitase al mejor especialista mundial en Tárgum, el Profesor Alexander Sperber, judío de Nueva York, para venir a la Universidad de Barcelona a colaborar en las investigaciones targúmicas del Padre Díez y de sus colaboradores. El Profesor Sperber legó al Padre Díez una copia de su edición crítica del Tárgum de Onquelos (Pentateuco en arameo) y del Tárgum a los Libros Históricos, ambas ediciones aún no publicadas. Junto con este valiosísimo material, el Profesor Sperber dejó al Profesor Díez una serie de trabajos filológicos inéditos que constituían su labor investigadora de más de 20 años.

El verano de 1952 el Profesor Díez se trasladó de nuevo pensionado por el C.S.I.C. a la Biblioteca Vaticana, donde estudió y copió el Cod. Heb. Vat. 448, códice importantísimo para los estudios aramaicos bíblicos, cuyo descubrimiento debió a una indicación del Profesor Sperber. [143]

En esta estancia en Italia continuó sus investigaciones de los Mss. hebraicos y aramaicos de la Casanatense y Angélica de Roma, de la universidad de Bolonia, y de la Palatina de Parma. En esta Biblioteca descubrió códices muy interesantes, así como en la Biblioteca Ambrosiana de Milán.

Después de todos estos estudios en el extranjero, la filmoteca tárgumica, allegada por el P. Díez constituía la mejor Biblioteca de Mss. tárgumicos de todo el mundo por la cantidad, y sobre todo, por la calidad de Mss. en ella integrados.

El mismo año 1952, el Profesor Díez fue enviado por el Cardenal Mercati, Bibliotecario de la Santa Iglesia –él mismo un gran especialista en estudios orientales, y muy famoso en el mundo científico por el descubrimiento del «palimpsesto Mercati»– y por el P. Anselmo Albareda, Prefecto de la Biblioteca Vaticana, a Nueva York para estudiar los Mss. orientales de las Bibliotecas americanas, particularmente el material manuscrito del Seminario Judío de Nueva York.

Para cumplimentar los deseos del Vaticano, el P. Díez pidió excedencia de cátedra, y pasó los dos años últimos entregado exclusivamente a la investigación científica de Mss. hebreos y arameos de Bibliotecas de Estados Unidos, particularmente la del Seminario Judío de Nueva York que es sin comparación la más rica.

Al poco de llegar a Estados Unidos, fue invitado oficialmente por el Rector del Colegio Universitario Judío de Cincinnati –el Union College– para residir quince días en la Institución investigando sus fondos de Mss.

Los mismos profesores judíos de quienes fue huésped, enviaron al Profesor español los periodistas para entrevistarle sobre sus estudios orientalistas, y los periódicos de Cincinnati se hicieron amplio eco de la visita del joven sabio investigador español.

En el Congreso de la Biblical Society de Evanston, en la North Western University (Chicago), el P. Díez dio una conferencia sobre «el Manuscrito 448 de la Biblioteca Vaticana».

Invitado por la Columbia University, dio en 1954 una Conferencia sobre la «Novela hebraica medieval. Sobre el mismo tema volvió a hablar en el Brooklyn College, y en el Congreso de la «American Oriental Society» (abril 1954), el P. Díez dio una conferencia de gran repercusión en los medios científicos, pues en ella dio cuenta ante los grandes orientalistas americanos Albright, J. L. Ginsberg, Sellers, Bowmann, &c., de su descubrimiento, calificado por los asistentes de «impresionante», que el investigador español había realizado en febrero-marzo de [143] 1954 en la Biblioteca del Seminario Judío de Nueva York. De este descubrimiento se hablará más tarde.

Finalmente el P. Díez intervino en el Congreso de 1955 de la Biblical Society, tenido en la Union Theological Seminary.

En agosto de 1955, después de dos años intensos de trabajo investigador en Estados Unidos, el cual sólo era interrumpido por el ministerio de confesiones y predicación en los «Week-end», en la Parroquia del Blessed Sacrament de Nueva York, el P. Díez regresó a Europa. Había estudiado los Mss. de Cincinnati, Instituto Oriental de Chicago, Biblioteca del Congreso de Washington, Jewish Institute, y Jewish Theological Seminary de Nueva York, Biblioteca de la Universidad de Columbia, y del Union Theological Seminary y del General Theological Seminary de Nueva York; y se había relacionado con los centros orientalistas de Harvard y Yale y con el Dropsie College de Philadelphia.

El P. Díez es harto conocido en los medios orientalistas americanos, y particularmente por los investigadores judíos americanos que quedaron maravillados y honrados de ver ininterrumpidamente en sus bibliotecas durante dos años, un sacerdote católico español, investigando y descubriendo sus mismos tesoros manuscritos. Fue tal el afecto: de los científicos judíos hacia él, que no dudaron en darle permiso para fotografiar sus Mss., permiso negado, muchas veces a los mismos investigadores judíos. Con lo cual la filmoteca hebraico-aramaica del P. Díez se ha enriquecido con el material de alta calidad traído de América.

La repercusión de los descubrimientos del P. Díez tuvieron eco no solo en América, sino en los medios científicos europeos. El Profesor Paul Kahle de Oxford, que anteriormente se había opuesto al proyecto de ciertos intelectuales judíos norteamericanos de retener al P. Díez como Profesor en determinada Universidad norteamericana, rogó al investigador español que antes de volver a España fuese huésped suyo en Oxford, para discutir la publicación de los Mss. descubiertos. El P. Díez, en consecuencia, después de visitar Toronto, Montreal y Quebec, se detuvo el mes de septiembre de 1955 en Inglaterra, continuando sus búsquedas de Mss. en el Picton Hall de Liverpool, en la renombrada biblioteca «John Ryland» de Manchester donde descubrió entre unos 750 fragmentos de la Geniza del Cairo examinados, nuevos Mss. muy importantes, por ejemplo, un fragmento (Ms. P. 287-9) «palestinense», que parece ser el Manuscrito bíblico hebraico puntuado más antiguo.

Después fue huésped en Charlbury (Oxford) del Profesor P. Kahle, que le ha ofrecido la revisión de la segunda edición de la famosa «The Cairo Geniza», que es la obra de síntesis [146] definitiva del gran orientalista alemán, obra que ahora –en su 2ª edición– va a aparecer en alemán.

En la Bodleyana de Oxford, y en la Biblioteca Universitaria de Cambridge, fueron descubiertos nuevos Mss. importantes cuya descripción e importancia, así como las de los Mss. descubiertos en Estados Unidos aún no catalogados en publicaciones anteriores, aparecerá en Sefarad, XVI (1956), primer fascículo.

Antes de reintegrarse a la cátedra barcelonesa, el Profesor P. Díez había recibido del Presidente del I Congreso Internacional de especialistas del Antiguo Testamento, una invitación personal para dar en tal congreso, que se ha de celebrar en Strasburgo en septiembre de 1956, una conferencia que tendrá lugar el primer día del congreso, el 27 de septiembre.

Aparte de estas actividades docentes y de investigación, el P. Díez fue el fundador y director en Barcelona de la Congregación Mariana de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, Dirección que actualmente retiene en su rama Universitaria.

Fue el fundador y director de los llamados «Catecismos de Calle», consistentes en enseñar el Catecismo a los barraquistas de Barcelona.

Durante muchos años, el P. Díez acompañado de jóvenes universitarios y obreros ha consagrado los Domingos a visitar las barracas de Barcelona, llegando en ocasiones a tener once secciones de barracas atendidas por un centenar de Catequistas.

Durante el curso 1951-52 fundó y dirigió en Barcelona las «Conversaciones Católicas de Intelectuales», en las que se reunieron representantes conspicuos de la intelectualidad de la Universidad y de fuera de ella, para discutir los temas culturales con tangencia religiosa. Ya en aquellas calendas ese grupo de intelectuales católicos barceloneses barruntó y combatió las peligrosas tendencias liberales que se estaban en el panorama cultural español, y que han llegado a estos momentos a poner en peligro ciertas fórmulas rescatadas con sangre en las trincheras durante la Cruzada.

El P. Díez es Consejero de Educación Nacional, adscrito a la Sección Primera (Universidades y Alta Cultura). Es curioso notar que los únicos Consejeros de Educación Nacional de la Universidad de Barcelona son, fuera del Rector de la Universidad, los Doctores Millás Vallicrosa y Díez Macho, propietarios, respectivamente, de la I y II cátedra de «Lengua Hebrea y Lengua y Literatura Rabínica»: el primero como representante de la universidad, el segundo como representante de la Jerarquía Eclesiástica.

Ambos catedráticos iniciaron en noviembre de 1955 la [147] campaña para obtener la incorporación de la Facultad de Teología en la Universidad Española. Recogieron en su Universidad cincuenta firmas de Catedráticos pidiendo el establecimiento de la Facultad de Teología en la Universidad catalana, petición que fue presentada por los dos semitistas al Ministerio de Educación Nacional el 15 de noviembre de 1955, y que ha sido respaldada por el Ministerio, por el Consejo de Ministros, estando en estudio por la Jerarquía Eclesiástica.

El P. Díez ha intervenido últimamente en la Semana del SEPEM de Barcelona, defendiendo en una ponencia «la enseñanza gratuita en los Colegios Religiosos», y en la Semana de la F.A.E., celebrada en Barcelona, la última semana de diciembre 1955, el P. Díez tuvo, la disertación inaugural, que versó sobre la «Religión en las Universidades norteamericanas».

V. E.

Escritos de especialidad

1. Estudio de las figuras poéticas en la «Poética Hebraica» de Moshé Ibn Ezra (Sefarad, 1944, págs. 255-274).

2. La Metáfora y comparación en la «Poética Hebraica» de Moshé Ibn Ezra (Sefarad, 1945, págs. 49-81).

3-4. Estudio de la hazará en la «Poética Hebraica» de Moshé Ibn Ezra (dos estudios), (Sefarad, 1947) págs. 3-29; 209-230).

5-6. La Homonimia - al - muyanasa - lashon nofel'al lashon (dos estudios) (Sefarad, 1948, págs. 293-321 y Sefarad, 1949, páginas 269-309).

7. Paralelismo, enumeración, expoliación, inciso, ascetismo, hipérbole, incepción y transición. (Sefarad, 1950, páginas. 135-164).

8. Distribución, pleonasmo, digresión, discurso dudoso, afirmativo y negativo, proverbios y enigmas, iqtibas. (Sefarad, 1951, págs. 3-35).

9. Acerca de los Midrashim falsificados de Raimundo Marti (Sefarad, 1949, págs. 165-196): escrito polémico contra el Profesor Ishaq Baer, de la Univ. Hebrea de Jerusalén, probando que el dominico R. Martí no inventó Midrashim, sino que existió el libro Bereshit Rabbá Rabbatí de Moshé ha-Darshan de Narbona, del que en gran parte tomó esos textos que el Profesor judío dice inventó.

10. Los Manuscritos de Ayn Fesja. Razón y Fe, 1952 (págs. 148-165 y 403-418); dos artículos. Conferencias sobre los Mss. descubiertos en 1947 junto al Mar Muerto, dada en 1951 en el [148] Instituto Español de Londres; y repetida en el British Institute de Barcelona.

11. La novelística hebraica medieval (Univ. de Barcelona, 1952); obra de que fue origen una conferencia dada por el autor en el Aula Magna de la Univ. de Barcelona, en la Fiesta del Libro de 1951.

12. Moshé I. Ezra como preceptista y poeta, (obra publicada por el C.S.I.C., Colección Hebraico-Española, 1953; 260 págs.).

13. ¿Cesará la Torá en la Edad Mesiánica? (Estudio de 90 páginas, publicado en Estudios Bíblicos, 1953, págs. 115-158 y 1954, págs. 5-51, de réplica al Profesor W. Davies de la Duke University (actualmente Profesor de Princeton University), probando que según el A. T. y cierta literatura rabínica, la Ley de Moisés debía de ser abolida (tesis contraria a la del Profesor Davies).

14. La Eucaristía y el Antiguo Testamento. Dos estudios publicados en la Colección de Estudios del Congreso Eucarístico Internacional de Barcelona (Barcelona, 1952; págs. 345-350).

15. Un importante manuscrito bíblico en el Vaticano (monografía de 89 págs., publicada en «Miscelánea Millás Vallicrosa», Barcelona, 1954; págs. 375-463).

16. Descubrimiento de nuevos manuscritos babilónicos (Sefarad, XIV, 1954).

17. Importante hallazgo bíblico (Estudios Bíblicos, XIII 1954), págs. 207-210, traducido al latín por 'Bíblica' y publicado en esta revista en el primer número de 1955.

18. Tres nuevos manuscritos «palestinenses» (Estudios Bíblicos, XIII, 1954; págs. 247-265).

19. Crónica bíblica de Estados Unidos (Estudios Bíblicos, XIII, 1954), págs. 419-446.

20. El XC Congreso de la «Society of Biblical Literature and Exegesis», de los E. Unidos (Estudios Bíblicos, XIII, 1955; págs. 319-327).

21. Nuevos fragmentos del Targum palestinense (Sefarad, XV, 1955; págs. 31-39). Unos nuevos fragmentos bíblicos encontrados en Nueva York, en el arameo hablado por Jesucristo.

22. Fragmentos de Piyyutim de Yannay en vocalización babilónica (Sefarad, XV, 1955, publicado con una nota adicional del Profesor Shalom Spiegel; págs. 287-340). Entre estos fragmentos hay alguno que no se conocía y que ha de añadirse a la edición crítica de las obras del gran poeta judío del siglo V.

23. Noticiario bíblico de Estados Unidos: códice Yonan, &c. (Estudios Bíblicos, XV, 1956). [149]

24. Nuevos manuscritos importantes, bíblicos o litúrgicos, en hebreo o arameo (Sefarad, XVI, 1956): Lista y descripción y valoración de 64 nuevos manuscritos –aún no consignados en listas anteriores– descubiertos por el autor en Estados Unidos o en Inglaterra.

En prensa

25. Un manuscrito hebreo protomasorético (Estudios Bíblicos: 1956).

26. Nuevos fragmentos babilónicos (Colección Estudios y Textos).

27. Un fragmento babilónico con vocalización peculiar (Colección Estudios y Textos).

28. Los nuevos Manuscritos babilónico-yementes (estudio monográfico de 125 págs. de los principales Mss. babilónicos descubiertos en Nueva York, Estudios Bíblicos).

29. Un nuevo Targum a los Profetas: Ms. ENA 2.476, f. 5. (Estudios Bíblicos).

30. Nuevos Mss. tárgumicos (en Homenaje Internacional a Renee Bloch; París, 1956).

Interviú con el profesor Alejandro Díez Macho

—La Prensa en su día se hizo eco de un gran descubrimiento de Mss. realizado por usted en Nueva York, ¿puede decirnos algo sobre tal descubrimiento?

—Se trata de una nueva familia de Mss. bíblicos del Antiguo Testamento que tuve la suerte de descubrir en la Biblioteca del Seminario Judío de Nueva York en febrero-marzo de 1954. Son 566 nuevos folios de la Biblia babilónica, en hebreo y arameo. Hasta el presente sólo se conocían 522 folios pertenecientes a más de 130 Mss. distintos, lo cual quiere decir que la parte conservada de cada Ms. era casi siempre muy exigua. Sólo un Ms., el Berlín qu. 680, tenía 101 folios de la Biblia babilónica.

—Los Mss. por usted descubiertos ¿son Mss. babilónicos extensos?

—Hay de todo. El Ms. 229, por ejemplo, contiene 114 folios: o sea, es el Ms. bíblico, babilónico más extenso que conocemos. El Ms. 152 tiene él solo 103 folios. Más de cien folios tiene también el Ms. 133 a. Pero hay otros Mss. de los que sólo queda un solo folio.

—Y ¿qué importancia tiene el descubrir tanto material bíblico-babilónico?

—Para comprender el valor de estos Mss. hay que recordar que hasta relativamente poco –hasta que el Profesor P. Kahle [150] descubrió el nuevo campo de la Biblia babilónica– sólo contábamos para el texto hebreo del Antiguo Testamento con Mss. de tradición «tiberiense» u occidental; es decir, el texto guardado y acotado por las Academias judías de Palestina. Es el que triunfó en todo el mundo a partir del siglo X y XI de la Era Cristiana. Pero desconocíamos el texto hebreo de la Biblia usado por las Academias judías de Mesopotamia o Babilonia, que cabalmente desde el siglo V fueron el centro más importante del saber bíblico y talmúdico del Judaísmo. Cuando estas Academias (Sura, Nehardea, &c.) fueron desapareciendo en el siglo X, se fue perdiendo el texto bíblico por ellas usado.

—Y ¿cómo ha reaparecido el texto de la Biblia babilónica?

—Al descubrirse a final del siglo pasado la llamada Geniza del Cairo, se encontraron allí fragmentos de la Biblia babilónica o mesopotámica, fragmentos que están repartidos por París, Oxford, British Museum, Nueva York, San Petersburgo, y que sobre todo están concentrados en la Biblioteca Universitaria de Cambridge. El gran investigador de estos fragmentos ha sido el citado Profesor P. Kahle. En total 522 folios.

También en Nueva York se habían localizado algunos fragmentos babilónicos.

—Y ahora usted ¿ha encontrado cerca de 600 nuevos folios babilónicos en Nueva York, también procedentes de la Geniza del Cairo?

—No; fuera de algunos fragmentos menores que también vienen del Cairo, los grandes Códices descubiertos no proceden del Cairo sino de Sur Arabia, del Yemen: por eso llamo a estos Mss.: Mss. «babilónico-yemeníes», es decir, Mss. bíblicos que tienen el texto de la Biblia usado por los sabios Judíos mesopotámicos pero que fueron copiados de Mss. babilónicos por judíos del Yemen.

—¿Hay mucha diferencia entre el texto hebreo que conocíamos, o como le llama usted, «tiberiense» y ese texto «babilónico»?

—Se trata de dos tradiciones textuales distintas: la babilónica en muchos aspectos es más antigua, y confirma lecturas de la traducción llamada «Septuaginta» que se hizo de un antiquísimo texto hebreo entre el año 154 y 127 antes de Cristo.

Un ejemplo: las mujeres se llaman María (y no Miria), porque nuestra onomástica viene de la Biblia latina, y ésta de la Biblia griega o LXX, en la que a la hermana de Moisés se la llama Mariam; lo cual prueba que en el siglo II antes de Cristo los judíos pronunciaban Mariam en hebreo. Ahora bien, la Biblia hebrea «tiberiense», que hasta hace poco conocíamos, lee Miriam, del cual nombre debería derivarse como nombre Miria. Mas en la [151] Biblia hebrea babilónica, se continuó pronunciando en la Edad Media Miriam, como en la «Septuaginta», como en la pronunciación hebrea anterior a Jesucristo.

Este es uno de tantos ejemplos, en que se ve la superioridad del texto hebreo babilónico sobre el tiberiense.

En el Ms. 456, otro de los dos grandes códices babilónicos que descubrí en Nueva York, se encuentran en los Salmos muchas variantes que confirman lecturas de la LXX y de San Jerónimo, en contra del texto hebreo que conocíamos.

—Puede decirnos ¿qué importancia tienen estos Mss. babilónicos que ha descubierto, para la empresa de la Biblia Políglota Española?

—No creo engañarme afirmando que muy grande: primero, para la edición crítica del texto hebreo, confiada a mis colegas de la Universidad de Madrid, los Profesores Cantera y Pérez Castro.

No pueden prescindir de varios de estos Mss. babilónicas para el aparato crítico de su edición. En segundo lugar, y sobre todo, el descubrimiento es sensacional precisamente para la parte de la políglota que me ha sido confiada, a saber, la edición crítica de los Targumim aramaicos. Hasta este descubrimiento se había perdido el texto originario del Tárgum arameo al Pentateuco, llamado de Onquelos, y el texto originario del Tárgum a los Profetas. Ambos fueron redactados en Babilonia, y ambos perdieron su forma original, quedándonos sólo en unas pésimas acomodaciones «tiberienses», o en acomodaciones «yemeníes», no tan malas. Era empresa imposible reconstruir los Targunim en su forma prístina.

El Prof. A. Sperber se había decidido a preparar una edición critica del Tárgum al Pentateuco a base de un Ms. yemení (el 2363 del Museo Británico) que aun siendo de características textuales yemeníes, tenía restos del texto babilónico. Es lo único que se podía hacer. En preparar esa edición, aún inédita, gastó muchos años. Lo mismo tuvo que hacer para preparar la edición crítica de los Targumim a los libros históricos.

Con el descubrimiento de los nuevos Mss. babilónicos, hemos recobrado el texto original del Tárgum de casi todo el Pentateuco, así como el texto original del Tárgum a los libros históricos, a saber: el texto targúmico babilónico. De aquí en adelante éstos han de ser los Mss. básicos de toda edición crítica del Tárgum. Nuestro descubrimiento ha invalidado, pues, una edición crítica de los Targumim, aún inédita, pero hace años terminada, llevada a cabo durante muchos años cabalmente por un gran amigo, el Prof. Sperber, de Nueva York. [152]

—¿Qué piensa hacer con esos nuevos Mss. encontrados?

—Gracias a la generosidad de los investigadores judíos y del C.S.I.C. todo este material está en nuestras manos debidamente fotografiado y preparado para publicación.

—¿Cómo publicará este material?

—El proyecto que he presentado en la Dirección del Seminario de Filología «Giménez de Cisneros» comprende la Publicación de cuatro tomos sólo con los Mss. descubiertos en Nueva York. Estos tomos saldrán en la colección Estudios y Textos. Uno de ellos ya está esperando impresión. Parte del material irá como texto básico en los tomos correspondientes a la edición crítica del Tárgum de la Biblia Políglota. Así, por ejemplo, el Ms. 152 será el texto básico del Tárgum al Génesis, que será el primer volumen de la ed. crítica del Tárgum.

—¿Nos puede señalar brevemente algunos otros descubrimientos?

—Los que considero más importantes son:

a) El descubrimiento de cuatro nuevos Mss. bíblicos «palestinenses». Hasta ahora sólo se conocían cinco.

b) El descubrimiento de varios Mss. «palestino-tiberienses», que prueban que la tradición «tiberiense» es continuación de la «palestinense».

c) El descubrimiento de unos Mss. «palestino-babilónicos»; los primeros que relacionan las dos tradiciones textuales: la del Oriente y Occidente.

d) El descubrimiento de un nuevo Tárgum a los Profetas de cuya existencia se conocían ciertas referencias en autores judíos de la Edad Media, pero del que ningún fragmento se había conservado. En Nueva York descubrí en un Ms. sefardí del s. XIV un fragmento del Tárgum, que es muy distinto del Tárgum a los Profetas que hasta ahora conocíamos.

f) El descubrimiento de Mss. de los llamados Ben Naftali, muchos en número (aún no los hemos catalogado), y de ciertos Mss. que prueban que tales Mss. no son Ben Naftali, sino prototiberienses.

g) El descubrimiento de Mss. palestinenses transliterados en el sistema babilónico, tema por primera vez explorado.

h) El descubrimiento de una forma nueva antiquísima de una vocal hebrea, el patah.

i) El descubrimiento de los primeros Mss. babilónicos en papel, &c.

—Pasando a otro tema, ¿nos puede decir cómo andan los estudios aramaicos en España?

—Por primera vez en España se cultivan estos estudios. En [153] Barcelona intento formar una escuela de especialistas en arameo. Tres licenciados en semíticas están haciendo sus tesis doctorales con Mss. tárgumicos. Al mismo tiempo trabajan en la edición crítica de los Targumim aramaicos.

Pero es muy difícil formar especialistas en arameo, como en otras especialidades semíticas, porque los jóvenes no solucionan con estos estudios su porvenir económico. Y el Consejo ayuda, pero con contribuciones totalmente insuficientes.

—He leído alguna vez que Jesucristo hablaba en arameo, ¿es verdad?

—Así es; en arameo occidental. Cabalmente el arameo de los Targumim canónicos, que, ante todo, vamos a editar no es el arameo occidental, sino el oriental, el mesopotámico. Son dialectos distintos. Pero también tenemos intención de publicar después los Targumim en arameo occidental o palestinense, que no son canónicos, pero que tienen su importancia. Desgraciadamente, del Tárgum occidental escrito en el lenguaje hablado por Nuestro Señor sólo quedan pequeños fragmentos. El año pasado publiqué en Sefarad dos nuevos fragmentos de este arameo.

—¿No es posible, pues, reconstruir el arameo hablado por Jesucristo?

—Sí es posible; estudiando estos fragmentos del Tárgum Occidental o palestinense, y estudiando el arameo del Talmud jerosolimitano, del Bereshit Rabbla y el arameo llamado cristiano-palestinense.

Estas son las fuentes para conocer la lengua del Señor. Precisamente en España un joven investigador, el R. P. José Ramón Díaz, se está especializando en Tárgum Samaritano, escrito también en ese arameo hablado por el Señor.

Hasta el presente el que había preparado los materiales para una gramática científica de tal arameo fue el difunto profesor Wensick. Quizá el mejor especialista en esta lengua hoy por hoy sea mi amigo el Prof. E. Kutscher, de la Universidad Hebrea de Jerusalén. El P. Vermés, de París, también se preocupa de este arameo.

—¿Es verdad que Teresa Neumann hablaba en arameo, en sus éxtasis, y que tal arameo era el arameo, hablado, por Nuestro Señor?

—Así se dijo, y quien dicen oyó tal arameo fue el Prof. Franz Wutz, un sacerdote católico, de Baviera. Yo creo que Wutz merece todos los respetos como científico, y biblista, pero su fuerte no fue el arameo. En su tiempo lo que podía saber de arameo [154] occidental (el de Jesús) y oriental era lo que enseñaba G. Dalmann en su Grammatik, totalmente equivocada.

La concepción de Dalmann respecto a lo que es arameo oriental y occidental no responde a la realidad. Tampoco es exacto al señalar dos dialectos de arameo, occidental: el hablado en Galilea y el hablado en Judea. En realidad no había dos dialectos occidentales, sino uno solo con ciertas variantes de pronunciación en Galilea y en Judea. Este arameo se conserva substancialmente el mismo en Palestina desde el siglo I hasta el V de la Era Cristiana.

—¿Cómo están los estudios orientales en España?

—Del arabismo español no hay que hacer encomios, pues es reconocido como de gran altura desde hace tiempo.

En el campo hebraico, creo que la aportación española es cotizada muy alto en el campo internacional. Un gran profesor judío americano me dijo –no es la primera vez que lo he oído– que la revista Sefarad de Estudios Hebraicos es la mejor de su género en el mundo; mejor que la Jewish Quarterly Review e incluso que Tarbiz. Ciertamente es la mejor Revista hebraica hecha por cristianos.

El nombre de Millás Vallicrosa y Francisco Cantera se oye con respeto entre los especialistas internacionales. Ahí está la «Miscelánea Millás», donde colaboran cerca de 50 científicos extranjeros.

—¿Qué echa de menos en el orientalismo español?

—Grandes Bibliotecas especializadas aunque el Instituto Arias Montano ha hecho en este orden una labor ingente. El Prof. P. Kahle ofreció a la Universidad de Barcelona en prioridad la adquisición de su magnífica biblioteca especializada.

Necesita también el orientalismo español ampliar sus especialidades; hasta ahora se cultivaba el árabe y hebreo. Hemos empezado no hace muchos años con el arameo. Hay algún especialista en siríaco (P. Ortiz de Urbina, S. I.), copto (P. Bellet, O. S. B. y el Presbítero R. Roca), asiriología (P. Peñuela, S. J.) y egiptología (P. Celada, O. P.), y algún especialista más. Pero se necesitaría en las Secciones orientales dar facilidades para siríaco, copto, ugarítico, fenicio, asirio-babilónico, sumerio, egipcio. Y después necesitamos tener una escuela de orientalismo en Jerusalén, para formar arqueólogos bíblicos, &c...

—Usted ha pasado dos años en Norteamérica, ¿nos puede decir algo de sus impresiones?

—Son impresiones muy varias y contrarias para que se puedan concretar en pocas palabras; creo que la nota más [155] destacada del American way of life es un culto rayano en idolatría de la libertad.

—¿Ha encontrado muchos investigadores españoles en Estados Unidos?

—Desgraciadamente, investigadores –precisamente investigadores– españoles hay muy pocos. Hay algunos entre los exiliados. Tuve la suerte de encontrar en Nueva York durante un año a un buen teólogo y filósofo español, el P. Antonio Pacios, compañero de estudios en Roma y en la Universidad de Barcelona (también él es doctor en Filología Semítica).

—Después de venir de los países anglosajones y de haber vivido tanto tiempo entre judíos y protestantes, ¿suscribe usted las tesis del P. Pacios expuestas en Cristo y los intelectuales y en otros artículos recientes de polémica?

—Creo que repite doctrina bíblica –la Biblia ha sido siempre su fuerte– y la conducta oficial y tradicional de la Iglesia. Hace muchos años que le conozco y siempre he podido admirar en él una fidelidad insobornable a los principios absolutos, unida a un gran espíritu renovador de la teología, una capacidad de ideación única y un vigor intelectual en la polémica que le hace difícilmente refutable. Hace tres años aún le recordaban en algún Colegio romano al P. Pacios. «Padre dei dieci», así se le llamaba en el Colegio en sus años de estudiante por su brillante historial académico, por su alta calidad de polemista y creador.

Por lo demás, la revista americana «América», en reciente número, resalta la postura de los PP. Pacios y Oromi, como la Postura correcta ante el liberalismo de los intelectuales.

Esplandián

(Un fragmento inédito)

Un nuevo Tárgum a los Profetas

Del Pentateuco conocemos el Tárgum oriental o babilónico –llamado Tárgum de Onquelos– y el Tárgum occidental, palestinense o jerosolimitano, del que se conserva una recensión muy antigua –conocida con la denominación de Tárgum Fragmentario o Jerosolimitano II– y otra más moderna escrita en un arameo mixto –occidental y oriental– que es el Tárgum llamado Pseudo Jonatan o Palestinense I.

En cambio, de los Profetas, ya anteriores, ya posteriores, solamente nos ha quedado el llamado Tárgum de Jonatán ben Uzziel, que es un Tárgum escrito en arameo oriental o babilónico, del mismo género que el arameo, del Tárgum de Onquelos. [156]

¿Existió Tárgum –versión aramaica– palestinense a los Profetas?

Zunz{1} respondió afirmativamente a esta pregunta, pues en una docena de autores medievales judíos encontró citas de un Tárgum jerosolimitano: R. Yeudá de París cita el Tárgum jerosolimitano a II Sm. 6,16; Abudraham a I Sm. 9,19; Tanhun a I Sm. 16,23, R. Efraim de Bonn a II Re. 3,15; Rashi a un versículo de Is. y al cap. tercero de Habaquq del cual los códices derossianos 265 y 405 ofrecen Targum distinto del de Jonatán{2}. En el Ms. Urb. 1, f. 616 b hay un Targum de 190 Palabras al final de Is. que difiere del Jonatán. Zunz ha encontrado citas del Targum palestinense de Jue., Sm., Re., Is., Jr., Ez., Miq., Hab., Zac.{3}

Esto es lo que queda de Targum palestinense a los Profetas.

Fuera de estas citas agrupadas bajo la denominación de Targum Yerushalmí, han sobrevivido otras conocidas como Targum shel Tosefta, es decir, «Adiciones targúmicas», que no se encuentran en el texto del Jonatán y que se hallan o en autores medievales o en Mss. tárgumicos –principalmente yemeníes– ya en los márgenes, ya incorporadas al texto. Sobre esta Tosefta targúmica a los Profetas llamó la atención S. D. Luzzato{4}: D. Quimhí ha conservado en sus comentarios bíblicos Targum shel Tosefta a Jue. 11, 1 (47 palabras); I Re. 22,21 (68 palabras); II Re. 4,1 (175); 4,6 (55); 4,7 (72); 13,21 (9).

D. Frankel publicó trece fragmentitos de Tosefta targúmica según una copia defectuosa de S. Schönblum: Tosefta mi Targum Nebiim u-Ketubim mi-kéteb yad afrikani{5}; II Sm. 11, 12; I Re. 5,10; 5,9; 5,12; 10,18; 10,20; 14,14; 22,21; 22,22; II Re. 4,17; Obad. 1; Os. I.

Otra publicación de Tosalot targúmicas a los Profetas es la del Ozar Midrashim kitbé yad, II, de J. A. Wertheimer, pp. 53-56. Se trata de la Tosefta al Targum Resh Séfer Yehezquiel [157] tomada de dos Mss. yemeníes. Tal Tosefta es editada con las variantes de los dos Mss. y de un Ms. utilizado por Marcus.

Otro fragmento de Tosefta targúmica fue publicado por Meir Sebi Weiss en la revista hebrea «Ha-sofé le-hokmat Israel» bajo el epígrafe Sheririm mi-Geniza, I: Petihá le-Targum Maasé Merkabá{6}. Tema de esta Tosefta es el encuentro y conversación de Nabucodonosor con Sanaquerib en el infierno.

Franz Praetorius, en su edición del Targum a Jueces{7}, hace referencia a Tosaftot targúmicas marginales que se leen en el Ms. de Haftarot de Socin –actualmente en posesión de la Deutsche Morgl. Gesellschaft– y añade que adiciones marginales targúmicas se encuentran, aunque no en tanto número, en los Mss. A y B de su edición, Mss. que constan de unos cuantos folios graciosamente enviados a Praetorius por S. Landauer desde la Biblioteca de Strassburgo.

Nuestro amigo el Dr. A. Sperber, al presentar al mundo sabio su Specimen of a Targum Edition,{8} publicó el c. 17 de I Sm. porque en tal capítulo los vv. 8 y 43 presentan Targum shel Tosefta en fuentes manuscritas y en algún incunable. Sperber se refiere expresamente al Ms. sefardí p. 116 de la Biblioteca de Montefiore de Ramsgate –en la actualidad trasladada a Jews College de Londres–, al famoso Codex Reuchlinianus de Carlsruhe –del año 1105– y al incunable de los Profetas Anteriores, editado en Leiria en 1494{9}.

Esto es lo que conocemos respecto a la Tosefta targúmica a los Profetas. Si hemos mencionado esta clase de Targum es porque a veces tal Tosefta ocurre bajo el epígrafe de Targum Yerushalmí; así, por ejemplo, en el Codex Reuchlinianus. En la mentada edición del Targum yemení a Jueces, Praetorius cree como probable que las Tosaftot targúmicas no sean más que restos del Targum palestinense a los Profetas.

Si juzgamos del origen de tales adiciones por el del arameo en que están escritas, aquéllas cuyo arameo hemos investigado [158] son babilónicas u orientales, v. gr., la Tosefta al Targum Maasé Merkaba publicada por M. S. Weiss{10}.

De todo lo cual se deduce que se ha perdido el Targum palestinense a los Profetas y que sólo quedan citas de él más o menos extensas.

En 1955, investigando los fondos manuscritos del Seminario Judío de Nueva York, descubrimos con harto alborozo en el Ms. ENA, 2576, f. 5, un largo fragmento de un Targum a Jos. V, 5-VI,1 que difiere totalmente del consueto Targum de Jonatán ben Uzziel. Alguien, cuyo nombre ignoramos, había hecho una transcripción del folio 5 incorporándola al Ms.

Este folio es de vellum muy maltrecho. El formato y la escritura son sefardíes. Está escrito a dos columnas muy cuidadosamente. La vocalización es tiberiense y sin ningún valor. El valor del Ms. radica en el texto consonántico que ofrece –lo acabamos de decir– un Targum distinto del de Jonatán ben Uzziel; mucho más parafrástico que el de éste. ¿Es el Targum palestinense a los Profetas que se había perdido? Ante todo, observamos que el arameo de este folio no es palestinense; es arameo babilónico de la misma clase que el del Targum de Jonatán ben Uzziel. Por ejemplo, siempre usa el verbo hazá en vez de hamá.

Mas, aunque por su lenguaje actual, dicho Targum sea babilónico –un nuevo Targum babilónico a los Profetas–, podemos probar que el origen del nuevo Targum es palestinense; y es que en la Biblioteca Universitaria de Cambridge vimos a nuestro regreso de Estados Unidos el Ms. T.-S. B 13/2 que contiene cabalmente el mismo texto del Ms. de Nueva York (Jos. V, 2-VI,1), pero en arameo palestinense. El Prof. Paul Kahle nos entregó en Oxford las fotografías de los cinco folios de este Ms. de Cambridge, así como la Memoria doctoral de A. Mc. Intosh, en la cual dedica este graduando un capítulo al estudio del Ms. Al regresar a España comparamos el Ms. de Nueva York con el de Cambridge y llegamos a la conclusión que ambos Mss. contienen substancialmente el mismo Targum, si bien en algún versículo hay discrepancias debidas, en parte, a que el Ms T.-S. B 13/2 ofrece un texto primitivo, y el Ms. ENA. 2576, un texto más moderno y estabilizado. El Ms. de Cambridge es muy antiguo: un [159] Ms. oriental probablemente del s. X; el de Nueva York es un Ms. sefardí del s. XIV. En éste son escasas las matres lectionis, abundantísimas en el Ms. de la Colección Taylor-Schechter.

Queda por explicar por qué los dos Mss., que nos legan un largo fragmento de un nuevo Targum a los Profetas –uno en recensión babilónica (ENA. 2576), y otro en recensión palestinense (T.-S. B 13/2)– cabalmente conservan el Targum a la misma parte de la Biblia Hebrea: Jos. V, 2-VI, 1 en T.-S. B 131/2 y Jos. V, 5-VI,1 en ENA. 2576 f. 5.

La explicación es que la lectura sinagogal del Targum fue perdiéndose poco a poco desde los últimos siglos del período gaónico y vino a quedar reducida –hasta el s. XIV– a la lectura del Targum en Pascua y en el primer día de la fiesta de las Semanas. Este Targum, que era leído alternando con el texto hebreo de sidras y haftarot, era, en parte, el Targum palestinense{11}.

Nuestros dos Mss. presentan el Targum a la haftara del primer día de la Pascua. Se trata, pues, no de restos de un Ms. completo de Targum a los Profetas, sino de fragmentos de Targum pertenecientes a Mss. litúrgicos.

La conclusión de lo que antecede es que los Mss. ENA. 2576 f. 5 y T.-S. B 13/2 son restos de dos Mss. litúrgicos de las fiestas (mahzorim) que por primera vez nos revelan un fragmento considerable de un nuevo Targum a los Profetas: el Ms. de Nueva York en recensión babilónica, y el de Cambridge en una recensión más antigua, occidental o palestinense.

Alejandro Díez Macho

——

{1} Die gottesdienstlichen Vorträge der Juden, (2 ed. Frankfurt a. M., 1892); pp. 80-82.

{2} El Targum a Habaquq es de mucha actualidad para los estudios del comentario a Habaquq, descubierto en Qumram. Véase N. Wieder, The Habakkuk Scroll and the Targum en «The Journal of Jewish Studies», IV (1953), PP. 14-18; y el estudio multicopiado de W. H. Brownlee, The Dead Sea Habaqquq Midrash and the Targum of Jonatan (Duke Divinity School, 1953), 12 páginas.}

{3} Zunz, ob. cit., p. 82.

{4} Nachtragliches über die Thargumim en A. Geiger, WZJT, V (1844), páginas 131 ss.

{5} En «Qobes debarim nehmadim» (Dobebé sifté yeshenim; Husiatin, 1902). Están publicados sin introd. ni notas. Cf. ZfHB, VIII, 131; IX, 63.

{6} Este Targum, editado en Ha-Sofé... VI (Budapest, 1922), pp. 313-318, había sido publicado antes en la revista húngara «Magyar Zsido Szemle». XX, pp. 347 ss., con traducción húngara.

{7} F. Praetorius, Das Targum zum Buch der Richter in Jemenischer Ueberlieferung (Berlín, 1900), en el prólogo (sin paginar) y en el epílogo, p. 54.

{8} Publicado en «Louis Ginsberg Jubilee Volume» (American Acad. for Jewish Research, New York, 1945), pp. 293-303.

{9} Un fragmento de Tosefta targúmica –ésta no a Profetas, sino al Pentateuco– se encuentra, añadida a tinta, en el f. 63 (final de Gn.), del ejemplar del Pentateuco de Hijar de 1490 que se guarda en el JThS. de Nueva York. En el f. 81 hay otra adición targúmica bajo el epígrafe Targum Yerushalmi.

{10} Acerca de las Tosaftot targúmicas cf. –además de las fuentes anteriores algunas de las cuales las pudimos encontrar gracias a las indicaciones del Prof. S. Liebermann– el capítulo Interpolated Targum de la obra de Pinkhos Churgin, Targum Jonathan to the Prophets (New Haven, Yale University Press, 1927), pp. 126-152. Cf. especialmente, p. 151, líneas 24-25. Véase también el artículo de Bacher en el ZDMG, XXVIII, pp. 1 ss.

{11} Zunz, ob. cit. pp. 426-7, nota 1, señala que el Mahzor Vitry trae el Targum Jerosolimitano o palestinense a la fiesta de las Semanas y que Mahzor de Rossi, 378, ofrece Targum Jerosolimitano para la fiesta de Pascua y que los dos Mahzorim de la colección Oppenh. cod. 1568 A. qu. y cod. 654 O. tienen también dicho Targum a las lecturas de Pascua y Semanas y que la palabra Dibbera que designa este Targum, se refiere al Targum palestinense del Decálogo.

 


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