Revista Cubana de Filosofía
La Habana, enero-junio de 1949
Vol. 1, número 4
páginas 76-80

Recuento de actividades filosóficas

I
El centenario de Enrique José Varona

El acontecimiento nacional más destacado del presente año, lo es sin duda, el del centenario del ilustre cubano, don Enrique José Varona, del cual se cumplió el trece de abril un siglo de su nacimiento. Para conmemorar dignamente tan señalado acontecimiento, hanse celebrado, en la Capital como en el interior de la República, múltiples actos de variada índole. Entre éstos, habremos de referirnos a los que tuvieron que ver, en todo o en parte, con la actividad filosófica del ilustre compatriota.

Auspiciado por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de La Habana, tuvo lugar un ciclo de conferencias que duró desde el 9 de febrero hasta el 13 de abril. Tomaron parte en él, entre otros profesores, los siguientes, que son distinguidos miembros de la Sociedad Cubana de Filosofía. El doctor Roberto Agramonte, que habló acerca de Varona y su lección permanente; el doctor Luis A. Baralt, que lo hizo sobre Las ideas estéticas de Varona; el doctor Alfonso Bernal, quien disertó sobre La etapa de psicólogo en Varona; el doctor Jorge Mañach, a quien correspondió hablar acerca de La filosofía de Varona y el doctor Elías Entralgo, decano de la Facultad, quien lo hizo sobre El período pedagógico de Varona.

La Academia Nacional de Artes y Letras honró también la memoria de Varona con un ciclo de tres conferencias a cargo del ilustre hombre de letras y miembro de la Sociedad Cubana de Filosofía, doctor Medardo Vitier. Los títulos respectivos son: El pensamiento crítico de Varona, El humanismo de Varona y La filosofía en Varona.

Sobre la personalidad de Varona y destacando agudamente muy importantes aspectos de su modo de ser y de hacer filosóficos, disertó en la Academia Nacional de la Historia el doctor Jorge Mañach.

La Sociedad Cubana de Filosofía, para la que constituía una ineludible obligación contribuir al mayor realce del centenario de Varona, celebró una sesión solemne en la Sociedad Lyceum, cuyos salones fueron gentilmente cedidos para tal fin. Dos trabajos fueron leídos en esa noche. Uno con el título de Varona y el positivismo, por el doctor Máximo Castro. El otro: Idea del hombre y de la cultura en Varona, por el doctor Humberto Piñera Llera.

En el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana, del cual es profesora titular de Lógica e Introducción a la Filosofía, dictó una conferencia sobre Varona, con el título de «Varona y la Juventud» la doctora Mercedes García Tudurí, vicepresidente de la Sociedad Cubana de Filosofía.

En relación con el centenario de Varona la iniciativa oficial ha resuelto: a) declarar el presente «año de Varona»; b) editar un número extraordinario (el presente) de la Revista Cubana de Filosofía, dedicado a honrar la personalidad filosófica del gran cubano; c) convocar a un concurso para premiar el mejor ensayo filosófico que se produzca en Cuba. Es justo destacar aquí, que en estas iniciativas ha tenido gran parte el doctor Raúl Roa, decano de la Facultad de Ciencias Sociales, donde profesa la cátedra de Historia de las Doctrinas Sociales, y miembro de la Sociedad Cubana de Filosofía.

II
Otras conferencias

Hay que anotar también, en el orden de las conferencias, las ofrecidas por el doctor Antonio Sánchez de Bustamante y Montoro, profesor de Filosofía del Derecho de la Universidad de La Habana y miembro distinguido de nuestra Sociedad, acerca de dos temas tan actuales y debatidos como son los del materialismo dialéctico y el existencialismo.

En la Universidad del Aire, reciente organización destinada a difundir la cultura sobre esas capas de nuestra sociedad a quienes no resulta accesible la labor académica y el libro especializado; organización auspiciada por la poderosa empresa radiodifusora CMQ y bajo la acertada dirección del doctor Jorge Mañach; en dicha organización, decimos, se han pronunciado las siguientes conferencias de carácter filosófico: La concepción actual del mundo y de la vida (Dr. Antonio Sánchez de Bustamante), La crisis de la cultura de Occidente (Dra. María Zambrano), Conciencia y creencia (Sr. Juan Luis Martín), La Sociología y sus problemas americanos (Dr. Roberto Agramonte), La filosofía neoescolástica (Dr. José I. Lasaga) y El existencialismo (Dr. Humberto Piñera Llera).

III
La filosofía en el extranjero

a) Distinción merecida

Como se hubo de anotar en el último boletín de la Sociedad Cubana de Filosofía, entre los acuerdos de mayor importancia del Décimo Congreso Internacional de Filosofía celebrado en Amsterdam del 11 al 18 de agosto del pasado año, figura el de la creación inmediata de una Federación Internacional de Sociedades de Filosofía, dos de cuyas tareas serán la organización de un archivo internacional de asuntos relacionados [77] con la filosofía y la más completa compilación que sea posible del material bibliográfico pasado y presente en el orden filosófico.

Dicha Federación estará regida internacionalmente por un comité integrado por treinta personalidades filosóficas de todo el mundo, y entre estas figura, por indiscutible derecho propio, el gran maestro argentino don Francisco Romero. Y con toda satisfacción consignamos desde estas páginas nuestra felicitación al ilustre representante de la filosofía y también de la dignidad intelectual en su país. Pues Francisco Romero no es sólo el escritor profundo y a la vez claro, como también fecundo formador de una conciencia filosófica americana, sino además, y de manera harto significativa, uno de los hombres a quien es posible volverse para recabar ejemplo de austeridad en los momentos actuales de todo el mundo.

b) Ortega y Gasset y el Instituto de Humanidades

De nuevo en España, un poco como en sombras y casi que a hurtadillas, vuelve el gran filósofo contemporáneo a dejar oír su voz con su acostumbrada brillantez. En esta ocasión, para referirse a la historia de la civilización doce siglos antes de Cristo. En un curso de historiología que aún continúa, y que parece el inicio de una etapa del Instituto de Humanidades, el profundo pensador español ha venido realizando lo que pudiera muy sintéticamente denominarse un ensayo de filosofía de la historia al amparo de un aspecto de ésta.

IV
La Sociedad Cubana de Filosofía

El Grupo Filosófico de La Habana ha quedado transformado en Sociedad Cubana de Filosofía, por acuerdo de la sesión de 29 de octubre de 1948 y a propuesta del miembro fundador doctor Horacio Abascal. Casi inmediatamente después fue inscripta la Sociedad en el Registro de Asociaciones del Gobierno Provincial de La Habana, como resultado de la aceptación del proyecto de reglamento presentado a tales efectos. Finalmente, dotada ya de su personalidad jurídica, se procedió a elegir la Junta de Gobierno que habrá de regir sus destinos durante el bienio 1949-1951, resultando la siguiente: Presidente: Dr. José Ma. Velázquez; Vicepresidente: Dra. Mercedes García Tudurí; Secretario: Dr. Humberto Piñera Llera; Vicesecretario: Dr. Pedro Vicente Aja; Tesorero: Sr. Máximo Castro; Vicetesorero: Dra. María Begoña López y Bibliotecario: Dr. Gustavo Torroella.

V
La muerte del filósofo Guido de Ruggiero

A la edad de sesenta años falleció hace pocos meses en la ciudad de Roma, víctima de un colapso cardíaco, el filósofo italiano Guido de Ruggiero, sin duda la figura filosófica de mayor relieve en la Italia contemporánea, excepción hecha de Benedetto Croce, de quien era discípulo.

Por sus ideas antifascistas sufrió prisión en la cárcel de Bari, conjuntamente con otros destacados intelectuales, y después de la caída del régimen fascista fue designado Ministro de Instrucción Pública. Nacido en Nápoles, fue profesor de las Universidades de Messina y Roma, Presidente de la Asociación Cultural Italoargentina y conferenciante en misión oficial a través de casi todo el continente americano.

Filosóficamente, puede considerarse idealista, aunque en este sentido se produjo generalmente siguiendo las líneas generales del pensamiento de su maestro Croce. Su obra más reciente, de las publicadas, fue un ensayo sobre el existencialismo. Y en curso de edición se encuentra su famosa Historia de la Filosofía que aparecerá en breve en español, y constará de ocho volúmenes.

Dificultades editoriales impidieron reseñar más a tiempo el triste suceso de su muerte, y para subsanar esta falta, en un próximo número de la Revista Cubana de Filosofía aparecerá una extensa nota crítica sobre su persona y su obra.

VI
El profesor José Ferrater Mora

Invitado por la Escuela de Verano y el Departamento de Intercambio cultural de la Universidad de La Habana respectivamente, así como por el Lyceum y la Universidad del Aire, será huésped de Cuba durante los meses del verano el ilustre profesor, traductor y ensayista de filosofía doctor José Ferrater Mora, quien se encuentra desde hace dos años en los Estados Unidos becado por la prestigiosa «John Simonns Guggenheim Memorial Foundation» para realizar investigaciones sobre la historia de la filosofía en Norteamérica. El profesor Ferrater Mora, a quien sobran las presentaciones, es como se sabe por todos los cultivadores y simpatizantes de la filosofía, autor del magistral Diccionario de Filosofía, único en lengua castellana por su presencia real y por su incomparable calidad. También es autor del profundo ensayo titulado El Sentido de la Muerte, de otro que designa Variaciones sobre el Espíritu, así como de finas traducciones, artículos, &c.

En la Escuela de Verano trabajará el profesor Ferrater Mora sobre el tema de la filosofía contemporánea en sus diversas manifestaciones –fenomenología, bergsonismo, pragmatismo, instrumentalismo, &c.–; mientras que en las conferencias que auspicia el Departamento de Intercambio Cultural anuncia un ciclo de conferencias sobre la problemática del hombre actual, y que titula El hombre en la encrucijada. También habrán de ser, sin duda, interesantes sus pronunciamientos filosóficos desde la tribuna del Lyceum y la Universidad del Aire.

La Revista Cubana de Filosofía da la más calurosa bienvenida al profesor Ferrater Mora y se dispone a cooperar en cuanto sea posible al mayor y mejor de los éxitos en la labor que habrá de desarrollar durante su estancia entre nosotros. [78]

Libros más recientes

Vicente Fatone: El existencialismo y la libertad creadora (Argos, B. A.). Lucio A. Séneca: Los ocho libros de cuestiones morales (Espasa-Calpe, Argentina B. A.). Roberto Hainard: Naturaleza y mecanicismo (Espasa-Calpe, Argentina, B. A.). Pedro L. Entralgo: Vida y obra de Guillermo Harvey (Espasa-Calpe, Argentina, B. A.). George Dumas: Nuevo Tratado de Psicología (Kapelusz y Cía., B. A.). Bronislaw Malinowsky: Una teoría científica de la cultura (Sudamericana, B. A.). Ernest Bloch: El pensamiento de Hegel (Fondo Cultura Económica, México). Emilio Mira y López: Psiquiatría básica (El Ateneo, B. A.). John Dewey: Experiencia y naturaleza (Fondo Cultura Económica, México). Henry Brémond: La poesía pura (Argos, B. A.). Clifford Herschel Moore: Creencias antiguas en la inmortalidad del alma (Nova, B. A.). Maurice Beynon Ray: Revelaciones de la psiquiatría (Sudamericana, B. A.). Felipe Aragües Pérez: Lutero y Rousseau (Institución «Fernando el Católico», Zaragoza). Guglielmo Ferrero: Nueva historia romana (Librería Hachette, B. A.). Enrico de Michel: El problema de las ciencias históricas (Nova, B. A.). Ludwig Friedlander: La sociedad romana (Fondo Cultura Económica, México). Santo Tomás de Aquino: Opúsculos filosóficos (Poblet, B. A.). Morris Ginsberg: Manual de Sociología (Losada, B. A.). Wilhem Stekel: La voluntad de vivir (Imán, B. A.). Johannes Bühler: Vida y cultura de la Edad Media (Fondo Cultura Económica, México). Erwin Rohde: Psique (Fondo Cultura Económica, México). Guido de Ruggiero: Sumario de Historia de la Filosofía (Claridad, B. A.). Ralph Harper: Existentialism (Harvard University Press). Benigno Mantilla Pineda: Axiología o Teoría de los Valores (Casa Unida de Publicaciones, México) . Ismael Quiles, S. J.: Filosofar y vivir; Heidegger, el existencialismo de la angustia (Espasa-Calpe, Argentina, B. A.). Juan Luis Segundo, S. J.: Existencialismo, filosofía y poesía (Espasa-Calpe, Argentina, B. A.). Juan Pablo Sartre: Lo imaginario (Psicología fenomenológica de la imaginación) (Iberoamérica, B. A.. Juan Pablo Sartre: La edad de la razón y El aplazamiento (Losada, B. A.). Albert Camús: La Peste (Losada, B. A.). Charles Lalo: El arte y la vida social (Albatros, B. A.). Eduardo Spranger: Cultura y educación (Espasa-Calpe, Argentina, B. A.).

H. P. Ll.

Roberto Agramonte, Varona, el filósofo del escepticismo creador

Hay libros de cuya lectura no nos arrepentimos nunca, pues dejan en el ánimo la impresión enteramente grata de haber ampliado o esclarecido nuestro horizonte mental. Tal sucede con el que acaba de publicar el Dr. Roberto Agramonte, atinente a la filosofía de Varona.

Fue la intención del ilustre profesor de Sociología de la Universidad de La Habana ofrecer al público las genuinas esencias del pensamiento integral del Maestro para «rendirle un nuevo tributo de devoción» con motivo del centenario. Debemos confesar que el Dr. Agramonte ha cumplido cabalmente su propósito, pues la obra constituye el más calificado y justo de los homenajes rendidos al preclaro pensador camagüeyano.

Desde las primeras páginas, la maestría expositiva del autor se adueña de nuestra atención. Este magnetismo mental, lejos de debilitarse, se hace más intenso a medida que avanzamos en la lectura y sólo cede cuando terminamos el último párrafo del último capítulo. Hay sobradas razones para que esto suceda de este modo.

En primer término, el profundo conocimiento que tiene el Dr. Agramonte de la evolución del pensamiento filosófico cubano le ha permitido situar a Varona en el verdadero escenario histórico en que se desenvolvió su vida intelectual. Ubicado así dentro del orbe de ideas en cuya atmósfera espiritual se plasmó aquella inteligencia excepcional, cada una de sus tendencias, doctrinas y opiniones se hace súbitamente más comprensible y diáfana. El enfoque histórico nos permite captar el relieve de los pensamientos, dimensión que se nos escapa cuando el ideario de un escritor se nos presenta desarticulado del medio histórico en que floreció.

Además, Agramonte ha penetrado como nadie en la entraña del pensamiento filosófico de Varona. No se ha limitado a construir un inventario fiel y completo de sus principios y conceptos capitales, sino que ha seguido acuciosamente su desarrollo con la consumada habilidad con que un biólogo experimentado contempla el desenvolvimiento de un embrión.

La evolución del pensamiento de Varona presenta dos fases esenciales. La primera comprende todo el caudal de su labor académica: es la fase positivista, afirmativa de Varona. En la segunda aparece el tinte escéptico que va coloreando su filosofía. Su al parecer inquebrantable fe en la ciencia y en la evolución ascendente de la humanidad que sirve de base de sustentación a la ideología de sus años de juventud y madurez, se va debilitando progresivamente a medida que envejece, hasta que el positivista se convierte en escéptico. Agramonte estudia magistralmente estas dos épocas de la vida intelectual de Varona, distinguiéndolas netamente entre sí y mostrando las causas que lo llevaron de una a otra, haciendo resaltar el carácter creador de su escepticismo. [79]

En segundo término, el Dr. Agramonte, como fruto de su perfecto dominio del desarrollo del pensamiento filosófico cubano, que supone en él al par que una caudalosa erudición el ejercicio de una potente inteligencia relacionadora y sintética, ha descubierto el oculto resorte, la ley causal que la rige, según la cual «la historia de nuestro pensamiento filosófico más entrañable, proyectado hacia la periferia social con sentido educativo, formativo y patriótico, es la autorrealización de la idea de la libertad».

Esta tesis, al paso que encuentra cumplida confirmación en la obra de Varona, constituye la clave para una perfecta comprensión histórica de la filosofía cubana. Utilizando las fórmulas y conceptos filosóficos elaborados por nuestro admirado amigo el Dr. Rafael García Bárcena, diríamos que el Dr. Agramonte ha captado con lucidez el «principio configurante» de la filosofía cubana a cuya luz se esclarece súbitamente aquélla a la manera que se nos hace inteligible la trayectoria de los astros con el hilo relacionador de la ley de gravitación.

Para dar un carácter más concreto a nuestra opinión sobre las excelencias del libro del Dr. Agramonte, pasemos a examinar ordenadamente su contenido, aun cuando la brevedad a que nos obliga una reseña bibliográfica circunscriba nuestro examen a la escueta concisión de un índice.

El capítulo I examina la filosofía cubana en la época del advenimiento de Varona, conteniendo un estudio de las ideas de Varela y Luz Caballero que son en nuestra patria los genuinos antecedentes de Varona, del mismo modo que Locke y Berkeley lo fueron para Hume en el desenvolvimiento de la filosofía inglesa.

En el capítulo II expone el Dr. Agramonte el positivismo de Andrés Poey, quien defiende al pie de la letra, con radical ortodoxia, las tesis de Augusto Comte, actitud que refuta Varona con acopio de argumentos y buenas razones, declarando categóricamente que ha dejado atrás «como un faro que alumbra riberas a donde no se ha de volver el positivismo comtista».

En el capítulo III hace el autor una brillante exposición del krausismo, mostrando las diferencias entre el krausismo español y el habanero, entendiendo por este último el que se enseñaba en la Universidad de La Habana en la última década del siglo XIX bajo el magisterio de Teófilo Martínez de Escobar.

El krausismo que debido a la brumosidad de su terminología pertenece, según la certera expresión del Dr. Agramonte, «a la tradición oscura de la filosofía» era radicalmente metafísico y tenía su punto de partida en el concepto de «lo absoluto». Contra esta metafísica krausista y contra el concepto de «lo absoluto» dirigió Varona la artillería gruesa de su formidable crítica. Frente al absolutismo, hizo del principio de relatividad la premisa metódica capital de su filosofía y levantó contra la metafísica la bandera del más severo y crítico fenomenalismo.

Es preciso advertir que después de la muerte de Varela y Luz Caballero a quienes tanto admiró Varona y de cuyas directrices ideológicas se estimó con justicia heredero, se olvidaron sus enseñanzas, y fue la metafísica krausista, radicalmente opuesta a las orientaciones de aquéllos, la que sentó sus reales en la cátedra universitaria. Se comprende así con qué poderosa energía se lanzara Varona al asalto de la fortaleza enemiga, armado como estaba de una formación científica y filosófica sin paralelo en América, al par que dotado de una brillante habilidad expositiva y polémica.

Los capítulos IV, V y VI están dedicados a exponer el núcleo de la filosofía de Varona, comprendiendo en esta parte la temática de las conferencias filosóficas sobre Lógica, Psicología y Moral así como lo medular de numerosos trabajos que complementan el contenido de aquéllas. En estos capítulos el Dr. Agramonte no se circunscribe a compendiar con rigor y exactitud el pensamiento varoniano, sino que, animado de un propósito infinitamente más amplio, va mostrando en cada caso las raíces y los antecedentes de cada una de sus tesis, así como las escuelas y autores que desarrolla o combate, labor ésta monumental, ya que Varona se nutre con la savia de centenares de autores, pudiendo decirse que tuvo por maestros a todos los grandes sabios que ha conocido el mundo occidental desde Tales hasta Wundt. Basta hojear el índice analítico y onomástico para comprender la inmensa mole de pensamiento prevaroniano que ha tenido que manejar el Dr. Agramonte para realizar su cometido, que sólo pudo ser intentado por quien como él se encuentra perfectamente familiarizado con la historia de las disciplinas filosóficas.

El capítulo VII nos ofrece una visión de la filosofía de la vida de Varona, la cual es también una filosofía de la muerte, o más exactamente, de la actitud mental del filósofo ante el hecho trágico de la muerte. Veinte páginas de conmovedora lectura donde se pone en evidencia el escepticismo que matiza la filosofía postrera del maestro.

Los capítulos VIII, IX y X, tratan respectivamente de la filosofía educativa, social-política y cultural de Varona, amenizados todos ellos con citas admirablemente seleccionadas que ponen de relieve la mentalidad polifacética de Varona y la asombrosa amplitud de su horizonte espiritual.

El capítulo XI con que finaliza el libro contiene una feliz fijación del legado del Maestro a las futuras generaciones. Es un capítulo conmovedor cuya dramaticidad llega a su climax al mostrarnos a Varona en los últimos años de su vida, retirado en el silencio de su hogar, rodeado de los libros que tanto amaba, hasta el punto que le era imposible [80] deshacerse de ninguno «aunque valiera menos que un peine desdentado o una cajita de fósforos vacía». Cuando la muerte le sorprende, estaba tranquilo y preparado para recibirla, pues se había producido ya la caída del régimen de Machado y esta noticia había hecho renacer en su espíritu la esperanza de una patria mejor.

Termina el Dr. Agramonte señalando la tarea que se impone a las generaciones que subsiguen al Maestro consistente en superar su escepticismo, cerrando el libro con esta formidable pregunta: ¿ Será capaz nuestra generación de acometerla ?

Tal es el contenido amplísimo de esta obra magistral en que el Dr. Agramonte ha dado una nueva prueba de su gran talento y copioso saber, dotes que lo han colocado en primera línea dentro de la intelectualidad iberoamericana, confirmando el juicio profético de Varona que en mayo de 1929 le auguraba un brillante porvenir.

Por mi parte, confieso paladinamente que la lectura de este libro me ha servido de enseñanza y deleite, pues me ha dado una perspectiva más amplia y exacta del pensamiento varoniano y del espíritu libertario que ha servido de fuerza motriz a la especulación filosófica de los grandes maestros de mi patria.

M. C. T.

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