El Instituto Iberoamericano de Berlín
por el ex ministro del Estado prusiano, Dr. Otto Boelitz
El día 12 de octubre de 1929, Día de la Raza, celebrado anualmente en Berlín, fue fundado en esta ciudad y comenzó sus tareas el Instituto Iberoamericano. Tal día había de ser un símbolo de trabajo en un nuevo lugar de cultura, y demostración del mantenimiento de relaciones espirituales e intelectuales entre Alemania y el gran mundo iberoamericano. La fundación del Instituto obedeció al propósito de crear una sede amplia que pudiese incluir la enorme riqueza espiritual de los jóvenes Estados americanos en la corriente de las relaciones que hace mucho tiempo existen entre Europa, especialmente Alemania, y América.
Los votos pronunciados en la Conferencia del día inaugural por el encargado del Instituto –el autor de este articulo– tendieron, por lo tanto, a servir esta idea, con todos sus esfuerzos y toda su capacidad. En igual sentido habló por entonces el doctor Curtius, que ocupaba la cartera de Negocios Extranjeros, haciendo constar cómo decenio por decenio había ido creciendo para Alemania la importancia del círculo cultural iberoamericano. Le siguió en la palabra el ministro prusiano de Ciencias, Cultura y Educación Popular, Sr. Grimme, quien tomó al Instituto bajo la custodia oficial del Estado de Prusia, y recordó oportunamente al genial Alejandro de Humboldt, que enlazó hace ya cien años las culturas sudamericana y alemana; Humboldt, cuyo retrato fue regalado al Instituto por el orador, había de convertirse en ejemplo y canon del trabajo científico del mismo. Hablaron a continuación el Presidente de la Sociedad «Ateneo», el embajador del Perú, Dr. Celso Pastor, el de Ecuador, Dr. Miguel A. de Icaza, el de Méjico, Dr. Primo Villa-Michel, y el encargado de Negocios del Panamá, Dr. Francisco Villalaz. El resumen del acto estuvo a cargo, como se acostumbró siempre en las conmemoraciones del Día de la Raza en Berlín, del embajador de España. Lo era por entonces D. Femando Espinosa de los Monteros, quien expresó sus mejores deseos para el Instituto y en pro del mantenimiento de un intercambio cultural germano-iberoamericano, haciendo constar las relaciones amistosas existentes entre Alemania y España.
Al extenderse la noticia de esta inauguración, de todas partes llegaron testimonios de reconocimiento y gratitud al Ministerio de Instrucción Pública de Prusia, por haber correspondido a la importancia del mundo iberoamericano fundando tal sede cultural, instalada en las magníficas salas del primero y segundo pisos del antiguo «Marstall».
Antes, y aun después de la fundación del Instituto Iberoamericano, se reunieron fuerzas distintas para crear un hogar digno de este lugar de trabajo y para dar a la labor amplio alcance y expansión. La fundación del Instituto ha sido algo nuevo; pero hay que fechar muy atrás los esfuerzos hechos para crear un centro que encauzara las relaciones culturales iberoamericanas.
Ya hace años, algunas personas influyentes de Aquisgrán, y más tarde de Colonia, intentaron reunir todas aquellas fuerzas alemanas en conexión con América Central y del Sur. El Südamerika-Institut, nacido como consecuencia de esta iniciativa, en Colonia, perdió desgraciadamente la existencia más tarde. Éxitos formidables en el terreno de la aproximación económica los obtuvo el Instituto Iberoamericano de Hamburgo, que ayudó a trazar los caminos que condujeron a un vivo intercambio, no sólo material, sino intelectual. Correspondiendo al carácter de esta gran ciudad comercial, el Instituto de Hamburgo procuró atender en primer lugar las cuestiones económicas y comerciales. Casi al mismo tiempo se fundó en Wurzburg, en su Universidad, el Instituto para Investigaciones en América, resultado de los largos años de exploración en aquel Continente y trabajos del profesor Dr. Sapper. Otro local de intercambio y trabajo puramente científico para las relaciones intelectuales germano-iberoamericanas se creó en Bonn (Universidad), por mediación del Instituto de Investigaciones en América, y bajo la dirección del profesor Dr. Quelle. Este Instituto, con su periódico Archivo Iberoamericano, ha contribuido poderosamente a dar a conocer los problemas de la Península Ibérica y de la América de habla española o portuguesa, erigiéndose en un importante lazo de unión científica entre Alemania y el círculo cultural iberoamericano.
Pero a todos estos sitios les faltaba una gran central intermediaria, en la cual pudieran encontrar su mejor apoyo las relaciones iberoamericanas. Esto podía ser solamente en Berlín, la capital del Reich, sede de las Academias prusianas, de las mayores bibliotecas y archivos, de las representaciones oficiales, y especialmente de las Legaciones y Embajadas de los países iberoamericanos. Por tal razón, Ernesto Quesada, fundador de la Biblioteca que lleva su nombre, gran promotor del intercambio intelectual germano-iberoamericano y especialmente del nuevo centro cultural de Berlín, votó siempre en pro de esta ciudad como lugar adecuado para el nuevo Instituto, cuyo programa de actividad describía con las siguientes palabras: «Los mundos hispanoamericano y alemán se encuentran en la feliz situación de no tener discordias políticas, antes al contrario, importantes puntos de contacto. La base material es, por tanto, muy favorable. Además, los caracteres alemán e iberoamericano se complementan muy bien en todas sus posibilidades y aptitudes. Lo único que falta es un íntimo conocimiento intelectual y espiritual por una y otra parte. Mi gran deseo era servir a este entendimiento y conocimiento recíproco, y lograrlo será el excelso deber del Instituto.» Glosando estas palabras de Quesada, se dijo en otra ocasión, y con otras palabras, «que el Instituto habría de funcionar como una Central de enlace», en el cual se pudieran transformar y gobernar todas las energías científicas entre Alemania y América del Sur, de tal forma que rindan el mayor beneficio a las ciencias de ambos países con el menor gasto de dinero y de hombres. (Véase Quesada: «Die Quesada-Bibliothek und das Lateinamerikanische Institut», en Ibero-Amerikanischen Archiv, año IV, abril 1930.)
Por parte de los países de Iberoamérica, cuya importancia aumenta cada día más. y por parte de las dos metrópolis de la Península Ibérica, se han expresado diversos deseos en favor de la ciencia alemana, e igualmente grande es el interés con que los eruditos alemanes miran a la Península Ibérica y al Nuevo Mundo, porque del contacto de ambas culturas puede esperarse un enriquecimiento considerable y fructífera colaboración. No es del todo imposible lograr una vista general sobre los países considerablemente centralizados en su administración; pero conseguir una mirada de conjunto sobre una administración de establecimientos científicos tan extensa como la de Alemania es difícil. El Instituto Iberoamericano necesitaba la intervención benevolente y amistosa de colaboradores que conociesen el país, y a los habitantes y problemas científicos de las demás regiones. Por eso, el mayor deber del nuevo lugar cultural en el corazón de Alemania, en Berlín, fue lograr la unificación de nuestro intercambio cultural y la simplificación de los senderos prácticos en las relaciones entre Iberoamérica y Alemania.
Para formarse una idea de los problemas científicos de Iberoamérica y de su esfera cultural faltaban instrumentos primarios a la ciencia alemana, es decir, una amplia biblioteca que incluyera todos los ramos de la ciencia.
La causa inmediata de la fundación del Instituto fue una Biblioteca, la de D. Ernesto Quesada, regalada por este profesor en 1927 al Estado prusiano para la erección de un Instituto. La Biblioteca contenía por entonces un total de más de 80.000 tomos y folletos, número que ha aumentado considerablemente a causa de nuevas adquisiciones. Abarca todos los aspectos científicos de los países iberoamericanos en todas las lenguas modernas –especialmente, como es natural, en español–, y es de un gran valor para un Instituto iberoamericano. La base de esta Biblioteca la formó D. Vicente Quesada, padre del profesor Ernesto, que descolló como diplomático argentino en el viejo y nuevo mundo. Su hijo Ernesto ha completado durante toda su vida esta herencia paterna con incansable fervor y profunda comprensión. Con la entrega del valioso legado al Estado prusiano pudo realizarse el plan de fundación del Instituto Iberoamericano, según el deseo del Ministerio de Instrucción Pública prusiano, deseo al que se unió también el «Landtag».
La Biblioteca experimentó un aumento de unos 25.000 libros y folletos por donación de una Biblioteca Mejicana. Con agradecimiento y veneración recordaba el Instituto el día de su inauguración al anterior Presidente mejicano, el general Plutarco Elías Calles, al que su gobierno rogó, al volver de un viaje por Alemania, fundara dicha Biblioteca Mejicana y la pusiera a disposición del Estado prusiano. Hoy se considera como la mayor Biblioteca Mejicana existente en Europa.
Finalmente, la base del Instituto quedó ampliada al trasladarse el hasta entonces Instituto de Investigaciones Iberoamericanas, de Bonn a Berlín, que dirigía el profesor Dr. Quelle. Parte principal del Instituto de Bonn la constituía una gran riqueza de literatura sobre Brasil y España, con excelentes obras en lengua alemana sobre países iberoamericanos; el cónsul Sr. Mattheis fue quien especialmente se esforzó en formar esta Biblioteca. De este modo, el día de su inauguración el Instituto Iberoamericano de Berlín pudo reunir 120.000 tomos, siendo la mejor base que podía haberse dado a este nuevo lugar de cultura.
Como se dio suma importancia al estrecho contacto entre todos los centros culturales de esfera iberoamericana, la revista Ibero-Amerikanisches Archiv, que se publicaba en Bonn, pasó a Berlín, con forma mis extensa. Esta revista, en su estado actual, es el órgano científico alemán sobre Iberoamérica, insertando trabajos científicos de todos matices y versando sobre casi todos los acontecimientos importantes de la vida cultural americana. Todos los números publican un anexo de veinte páginas, la Ibero Amerikanische Bibliographie, que contiene una relación casi completa de la bibliografía aparecida iberoamericana. Por cambio con esta revista, en el Instituto se reciben actualmente unas cuatrocientas publicaciones de todos los países. Desde un principio se dio mucha importancia a la metrópoli España y a sus grandes influencias culturales. La progresiva actividad del Centro Germano Español, de Madrid, hacía deseable que ambos focos de cultura se unieran en muchos trabajos. Por esta razón, el Instituto tiene hoy día participación en la edición del Boletín Bibliográfico, de Madrid.
Con la fundación de una Sociedad cultural de Institutos iberoamericanos de Alemania, es decir, con el contacto más estrecho entre los Centros de Hamburgo y Wurzburg, decisión tomada en octubre de 1930; con la colaboración de otras entidades residentes en la capital, como la Deutsche Spanische Gesellschaft, el Seminario Románico de la Universidad de Berlín y la Deutsch-Akademischen Austauschdienst, además de una serie de otros Institutos, se ha llevado a cabo la idea de una unificación del intercambio cultural germano-iberoamericano. De este modo han sido atendidas las numerosas quejas de muchos iberoamericanos sobre la deficiente centralización de las entidades que en Alemania participaban del intercambio cultural. El Instituto Iberoamericano considera como su primordial deber facilitar medios de intercambio y prestar su ayuda en cuanto le es posible a todos los que pertenecen al ámbito cultural iberoamericano residente en Berlín y cumplir con los deseos de cada uno.
La mayoría de todas las revistas y publicaciones nuevas de los países iberoamericanos pueden encontrarse en la Sala de lectura del Instituto a disposición del público; además, todas las existencias del Instituto, especialmente las publicaciones nuevas, se hallan en la misma sala en uso gratuito. En la actualidad hay ya un gran movimiento de libros de la Biblioteca del Instituto a otras, y el gran número de eruditos y estudiantes que ya usan la Biblioteca y piden consejo a los encargados sobre diversas cuestiones, demuestra el gran interés que existe por la Península Ibérica y América.
Pero el Instituto no procura sólo cumplir su deber con su revista y la Biblioteca para aumentar en Alemania el interés por el círculo cultural iberoamericano, sino que además organiza conferencias muy concurridas. De este modo, diversos especialistas han disertado en una serie de conferencias sobre temas de arte, de música, historia y economía de España, Portugal y los países iberoamericanos. Además, el Instituto puso sus salones a la disposición de muchas organizaciones particulares hispanoalemanas. Las conferencias se dan principalmente en la Sala de Fiestas o en el Salón de Conferencias, y tras las disertaciones suelen formarse tertulias en diversas piezas del Instituto, ofreciendo la oportunidad de discutir libremente a todos los círculos que se interesan por el intercambio cultural germano-iberoamericano y que residen en la capital, así como a los ministros, enviados diplomáticos, economistas y representantes del Comercio y la Industria. Todo tiene como finalidad estrechar las relaciones amistosas, de un modo sincero y eficaz, entre la Península Ibérica y Alemania, e intensificar el intercambio intelectual, a pesar de las grandes economías que la gravedad de los tiempos imponen.