Un alto en el camino
por Alejandro Fernández Sordo, Director general de Prensa
Decir que medio siglo de vida constituye una marca más importante para un periódico que para una persona es caer en la tentación irresistible del tópico. Sin embargo, los lugares comunes estimulan a reflexión.
De ordinario la mujer o el hombre que frisa en los cincuenta ha realizado ya su proyecto íntimo, está en la cima de la ascensión creadora. Pero un periódico de cincuenta años, con haber alcanzado esa cumbre a la que pocos llegan, goza de una juventud extrañamente madura y vigorosa. Y es que los periódicos –a diferencia de las personas, que biológicamente, según dicen, nos renovamos cada decenio– acusan día tras día la sacudida estimulante de venir al mundo. En mi intento de definir la esencia del periódico, yo parafrasearía la imagen de Heráclito, el filósofo que afirmó que nadie se baña dos veces en el mismo río. Nadie lee dos veces el mismo periódico y, aún así, el periódico-institución permanece: es el afán inquebrantable de informar, es la voluntad de servicio cotidianamente cumplida, es una fórmula y un estilo característicos.
Con ritmo más apretado y acuciante que el de los hombres, el periódico contempla como espectador mudo nuestro acaecer histórico. Mas no porque carezca de una responsabilidad decisiva en este proceso, sino en aras de la objetividad. Solo está a la altura suficiente el periódico que observa, que investiga e interpreta, e incluso humaniza y orienta la realidad siempre cambiante en que vivimos. Los periódicos son voz y conciencia colectiva e instrumento de educación popular y vehículo de transición de la cultura; pueden romper o crear tradiciones.
REGIÓN proyecta una buena imagen del modelo ideal propuesto.
Fundado por un grupo de personas con claro sentido español y católico en no pocas ocasiones uno de los escasos frenos a los avances de doctrinas extrañas que llegaron a nuestra región. Por ello padeció duros ataques durante la República, a los que siempre respondió con oportunidad y valentía, y, por eso, aun en los momentos más difíciles de nuestra guerra, a veces imprimía una sola hoja, en la que no solo cabía el parte y las noticias más sustanciales de los campos de batalla, sino también la viva polémica de los “punterazos de Tomasín” en favor de Herrerita como interior derecha.
Naturalmente, toda esta obra tiene como clave ejemplares esfuerzos humanos. Sería imposible intentar relaciones, sobre todo cuando en ellas figuran personas a las que me he sentido y me sentiré siempre vinculado. Pero es imprescindible hacer dos excepciones: una para Ricardo Vázquez-Prada, que entre las muchas cosas que me ha dado en su vida profesional, me proporcionó la alegría de poder tramitar, desde una función, que no tiene muchas satisfacciones, su justo título de periodista de honor.
Otra, para los catorce hombres de REGIÓN que encabezados por su propio fundador y presidente del Consejo de Administración, D. Bernardo Aza y González Escalada, perdieron su vida asesinados o luchando en el frente. Ellos, como todo su personal de hoy y de ayer en Dirección, Redacción, Administración y Talleres, son los que, noche a noche, han construido para Asturias y España los primeros cincuenta años de REGIÓN.