La vida de Renovación
Como sabrán aquellos de nuestros lectores que se hayan tomado la molestia de leer las proposiciones que ha de examinar el próximo Congreso de nuestra Federación, el Comité Nacional se ha visto en el trance de tener que dirigir a este Congreso una solicitando que el mismo acuerde la suspensión de Renovación. Nosotros, íntimamente afectados por este hecho, empuñamos la pluma para comentarlo.
Y es necesario declarar, en primer término, que, dadas las razones que han pesado en el Comité Nacional para redactar una propuesta de esta índole, nosotros tenemos que suscribirla y aceptar resignados el sacrificio. Pero no hemos de silenciar algunas de las consideraciones que a su vista nos hemos hecho.
Renovación va a ser suspendida por culpa de aquellos que debieran estar más interesados en que hechos de esta naturaleza no pudieran ocurrir. Renovación, portavoz de las Juventudes Socialistas españolas, será suspendida porque esas Juventudes no cumplen con los compromisos, contraídos con su órgano en la prensa. Esta hoja, que recoge las palpitaciones de un sector de la juventud española, que, en medio del indiferentismo ambiente, pone su fe en un ideal redentor, no puede vivir de buenos deseos. El entusiasmo por mantener Renovación en el palenque periodístico, exteriorizado en los tonos más vehementes, más encendidos, no nos sirve de nada. Es la ayuda económica lo que nos interesa; es la exacta cumplimentación de los deberes de las Agrupaciones Juveniles Socialistas para con este su portavoz. Porque Renovación no produce, «teóricamente» gasto alguno a nuestro organismo federativo; el cálculo de nuestros gastos e ingresos fue tan acertadamente hecho en la última reunión plenaria celebrada por nuestras Juventudes, que sin otros ingresos que los allí presupuestados Renovación podría seguir publicándose. Pero como gran número de Secciones han olvidado sus deberes pecuniarios para con Renovación, ésta se ve abocada a permanecer indefinidamente silenciosa, ya que no creemos que el Congreso decida continuar nuestra publicación.
Y es motivo de honda pena el tener que suspender la publicación de estas páginas, porque, dicho sea sin jactancia y sin ánimo de herir el orgullo de nuestros fraternales colegas, paladines como nosotros de la causa obrera y socialista, Renovación honra a nuestra prensa. No hay en España ningún periódico socialista tan ameno y tan bien presentado como Renovación. La segunda época de ésta es ejemplar: gana en solvencia, en firmas reputadas, en interés, en amenidad, en presentación gráfica. Y últimamente, todos estos valores se han exaltado.
El problema de la vida de Renovación no se resuelve fácilmente; es arduo y complejo, porque, a nuestro juicio, nuestra aspiración no puede ser conservar Renovación como hasta aquí, para lo cual bastaría que las Agrupaciones Juveniles Socialistas saldaran sus débitos con nuestra Administración y no volvieran a incurrir en mora. Si Renovación ha de ser el mejor instrumento de nuestras propagandas –mejor por realizarse con galanura y documentación, que en la propaganda oral no suelen estar al alcance de los jóvenes que se lanzan a la tribuna–, ha de transformarse en revista, ha de aumentar su tirada considerablemente, para buscar al lector desde numerosos sitios, y ha de mejorarse lo que hoy ya resulta ejemplar. De esta manera, uno de los más saneados veneros de riqueza de que disfruta la prensa, la publicidad, aumentaría en gran proporción, cosa que hoy, que se supone que Renovación tiene menor tirada que la que en realidad realiza, es imposible.
Para afrontar este problema es preciso dinero. Hay que crear un fondo, que no puede ser inferior a dos mil duros, y logrado éste, solicitando el concurso de los jóvenes más competentes en cuestiones periodísticas, hay que estudiar cuidadosamente la forma de transformar Renovación, haciéndola, no ya una revista que honre a nuestra prensa, sino una revista que, siendo paladín de nuestras ideas y estudiándolas con la mayor autoridad en sí mismas y en relación con cuantos aspectos ofrece la vida, logre la aquiescencia y respeto de importantes sectores del país. Nosotros, al señalar esta cifra, bien humilde por cierto, lo hacemos contando con el heroísmo y la abnegación de los jóvenes socialistas, que en los primeros momentos de la cruzada que preconizamos tendrían que prestar a la Federación su ayuda desinteresada como pergeñadores de estas páginas, como corresponsales informativos y administrativos de ellas y hasta como voceadores de las mismas.