Filosofía en español 
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Sección científico-literaria

Estudios bibliográficos

Curso de Economía política por D. Benigno Carballo y Wangüemert, catedrático de la misma asignatura en la Escuela de Comercio de esta corte.

Fieles a nuestro propósito de dar a los lectores de la Revista todas las noticias bibliográficas que puedan interesarles, vamos a inaugurar esta parte de nuestras tareas, analizando el primer tomo del curso de Economía política del señor Carballo y Wangüemert.

La ciencia económica es hoy uno de los ramos del saber que más se cultivan en los países extranjeros, ya sea por el carácter altamente filosófico y civilizador que la distingue, ya por la generalidad de sus aplicaciones y el interés de actualidad que ofrece la solución de sus problemas. Apenas cultivada en España hasta el presente, y descubriéndose ciertos síntomas de comenzar a despertarse la afición a esta clase de conocimientos, el señor Carballo se ha [6] propuesto, según parece, realizar a un mismo tiempo dos fines distintos, a saber: escribir una obra adecuada a la enseñanza, presentando en ella la ciencia económica a la altura que se cultiva hoy en Francia, en Inglaterra, en Alemania y los países más adelantados de Europa, y popularizar la Economía política en España, aun entre aquellas personas que no se dedican con especialidad a estos estudios.

Para realizar su pensamiento ha ofrecido al público dos tomos, uno de los cuales acaba de darse a luz, y es el que analizamos. Divídelo su autor en dos partes, tratando en la primera de la producción y en la segunda de la distribución de la riqueza. En vez de la antigua división por capítulos adopta la de lecciones, con un resumen analítico al frente de cada una de ellas; presentando de este modo al primer golpe de vista, las teorías que desarrolla en la lección y las cuestiones que en la misma se resuelven.

Con el objeto de caracterizar bien los estudios económicos y trazar sus verdaderos límites, se ocupa en las cuatro primeras lecciones y bajo el título de preliminares, en fijar las ideas de la ciencia, del arte y de la práctica, determinando su orden lógico y su orden histórico, y la estrecha relación que tienen entre sí, pasa luego al análisis y a la crítica de las principales definiciones de la Economía, formuladas por los mas célebres publicistas; y concluye determinando el lugar que ocupa en la escala de las ciencias. Aquí traza el señor Carballo la verdadera índole de los estudios económicos, y con extraordinaria exactitud determina sus relaciones con la moral, con la política y la estadística.

Una vez sentados estos preliminares, hace un análisis de las diversas facultades y necesidades del hombre, y del conjunto de elementos que la Providencia ha puesto a nuestro alcance para satisfacerlas, elévase a la idea general de la producción de la riqueza y a la exposición de lo que con mucha propiedad llama teoría de las fuerzas productivas. El trabajo, los capitales y los agentes naturales encuentran colocación en este análisis, como causas directas de la producción; el cambio, la división del trabajo, y la moneda, como causas indirectas y como fenómenos económicos de la más alta importancia. A cada una de estas materias dedica el autor una o dos lecciones especiales, enriquecidas con nuevas e interesantes observaciones. La división que hace de la industria o de la producción, las formas diversas en que se organizan las empresas industriales, la instrucción profesional, y el bello tratado acerca de los productos inmateriales, son materias presentadas con una maestría digna del mayor elogio, así como lo son igualmente las lecciones que dedica el autor a la libertad de industria y comercio, a las máquinas y a las invenciones.

Aquí concluye la primera parte de la obra y da principio a la segunda, fijando ante todo la terminología económica en la materia de la distribución de la riqueza, y pasando después a determinar las causas naturales que regulan la remuneración del servicio productivo del trabajo del hombre, de los capitales y de los agentes naturales apropiados, o sea de la tierra.

La cuestión general de las retribuciones, y la especial de los salarios, ocupan muy particularmente la atención del autor.

¿Qué elementos constituyen el precio natural del servicio del trabajo?

¿Cómo se determina el precio corriente del mismo?

¿Es el salario la forma más perfecta posible de la remuneración del trabajo?

Tales son los problemas que se resuelven en las lecciones consagradas a la retribución del trabajo, en las cuales están presentadas, con el mayor orden y con claridad suma, las últimas doctrinas de la ciencia, relativas a la conservación, a la educación y aprendizaje del trabajador; a la jerarquía en que se escalonan, bajo el punto de vista de la inteligencia, o se subordinan unas a otras todas las operaciones productivas; a la recompensa del sabio y de los que se consagran a las profesiones liberales; a los empresarios de industria, y sobre todo, a los obreros, o sea a los trabajadores.

En un orden análogo explica el autor la recompensa de los capitales, discurriendo por el precio natural y corriente de la misma, y por la enumeración de los diversos elementos que entran a formarla. No se olvida de la legitimidad del interés, ni de la tasa legal del mismo; antes bien la expone históricamente, haciéndose cargo de los triviales argumentos invocados por Aristóteles y otros escritores de la antigüedad, por los padres y doctores de la Iglesia, por los filósofos y jurisconsultos de la edad media; explica las causas a que puede atribuirse el que se hubiese formado en lo antiguo esa animadversión general contra el préstamo a interés, porque la Iglesia católica [7] debió participar de la misma, y concluye exponiendo y refutando la doctrina profesada sobre este punto por los modernos socialistas.

Una de las cuestiones más delicadas que la Economía política encierra es, sin duda alguna, aquella que se refiere a la renta territorial. El autor separa en dos grupos distintos todas las teorías que acerca de esta materia se profesan en la ciencia, formado el uno por los que niegan la existencia de la renta, y el otro por los que la defienden: Socialistas y Economistas. Estos últimos se encuentran divididos también en dos clases, porque unos refieren la renta a la fertilidad natural del suelo, y otros a la serie de trabajos o de capitales incorporados a la tierra para darla la preparación conveniente, a fin de que en manos del hombre pueda ser un agente de producción. En este camino presenta por su orden cronológico la opinión de los fisiócratas, de Smith, Say, &c., la teoría de Ricardo, las doctrinas del economista americano Carey, y las de Federico Bastiat, y concluye formulando su opinión propia, en una cuestión tan difícil de resolver. Por último, termina el volumen que analizamos, con una lección dedicada a la Propiedad y otra a la Población, en que están extensamente tratadas estas dos materias.

Mas para examinar debidamente una obra científica o literaria, no tan solo debemos atender al pensamiento, sino que también es preciso fijar nuestra atención en las formas, y he aquí lo que no hemos perdido de vista en el presente análisis. En cuanto a la doctrina, no creemos que se halle una cuestión perteneciente a la teoría, o a la ciencia propiamente dicha, que el autor no haya tratado en su obra, colocando las diversas materias en su verdadero lugar, y formando un sistema completo y ordenado. Por lo que respecta al estilo, diremos que se distingue particularmente por su claridad y sencillez, libre de inútiles adornos, que sentarían muy mal en semejante obra, sin que por esto adolezca de cierta dureza y aridez tan común en las obras didácticas.

Sabemos que el autor continuará publicando el segundo y último tomo de su obra, en el cual, según anuncia en el prólogo, se propone examinar, como cuestiones de aplicación práctica, los impuestos, el crédito y los bancos, y hacer una sucinta historia de la Economía política, contraída especialmente a la apreciación de los sistemas modernos. En esta segunda parte de su trabajo, deseamos al señor Carballo tan buen éxito como en la primera, y lo esperamos de su capacidad y constante aplicación; deseando al mismo tiempo, que no sea este el único trabajo que dé al público, acerca de tan importante ramo, de los conocimientos humanos.