Alfonso Iniesta
Dos mil ochocientos niños españoles en la U. R. S. S.
Sin maestros, olvidan el idioma materno
Desorganización, abandono, notas características
Entre clamores de entusiasmo, ha salido de España la División Azul para combatir al comunismo en su propio territorio. De nuevo cruza nuestro cielo el grito de guerra. Juventudes gloriosas han vuelto a desfilar, dejando en los aires la fragancia de sus entusiasmos y la lozanía viril de su fe en Dios y en la Patria. Sin pensar en comodidades, en el porvenir que dejan incierto, se han arrancado de los brazos familiares para demostrar, una vez más, la decisión de sus ideales, forjados en el crisol de las más límpidas decisiones.
A los voluntarios de la División Azul, carne de nuestra carne y espíritu de la España del Caudillo, ha de acompañar una constante atención y afecto. Con el recuerdo que a ellos nos une, va prendido otro afán: ¡El anhelo de recobrar para la Patria los niños que la maldad de unos hombres arrancó de nuestro suelo para sumirlos en las tenebrosas lejanías de la U. R. S. S. y en su doctrina cargada de odios!
Una posición de frívola inconsistencia quisiera arrancar hasta el recuerdo de los días penosos que hemos vivido. Unos, por olvido natural del dolor agudo y penetrante; otros, porque es mejor sepultar la amargura entre oleadas de insustancialidades, que evitan el trabajo de pensar.
Para esta clase de gentes no se han hecho los tiempos que vivimos, llenos de durezas, cargados de responsabilidades. Les conturba demasiado el recuerdo de una formación vieja y la añoranza de comodidades perdidas. No son dignos de ponerse al lado de la juventud que sabe sacrificarse empuñando las armas, sin reservas de ninguna clase.
Una voz de traiciones y deslealtades ambiciosas ha resonado en tierras de la Hispanidad para decir al mundo liberal y demócrata que no existen niños españoles en la U. R. S. S., evacuados por el que se tituló “Gobierno legal” de España. Ha querido rechazar la acusación que toda conciencia honrada lanza contra los hombres malvados que, atendiendo solamente intereses y finalidades políticos, mandaron niños a la U. R. S. S., sin conocimiento de sus padres en la mayor parte de los casos, cuando no con el propósito horrible de inculcar en los hijos una ideología distinta a la que ellos profesaban.
¿Cuántos hogares españoles se hallan privados del consuelo de los hijos, sin saber dónde se encuentran? Contestación que Dios quiera podamos saber pronto, para hacer algún día la historia de los sufrimientos y perversiones a que ha sido sometida una infancia evacuada por fines políticos, mientras el mundo democrático presenció, sin la menor protesta, este atentado que no conoció la Historia de los pueblos.
Hemos podido examinar una carpeta que lleva el siguiente epígrafe: “COLONIAS DE LA U. R. S. S.” No recoge toda la documentación que debía existir relacionada con el tema, pero, de todas formas, es suficiente para demostrar oficialmente su existencia y las preocupaciones de los seres perversos que las organizaron.
Desorganización
Una de las características de la vida en zona roja, fue la desorganización espantosa en todos los órdenes de las actividades, ya fueran militares, ya civiles o sociales. Sobre todo, al iniciarse el Movimiento Nacional, se multiplicaron las intervenciones de sindicales, comités, partidos políticos y organizaciones de todas clases. El caos más espantoso hubo en todas partes.
La evacuación de niños se efectuó con relativo orden desde Madrid. La tragedia empezó cuando los niños llegaban a sus alojamientos de Levante. Los que estaban destinados a régimen familiar, pronto sufrieron mil pruebas de desafecto. Los encargados de acogerles, procuraron anular sus compromisos por las más diversas causas. Otros, aprovecharon la llegada de niños mayores, para emplearlos en trabajos que revertían en su utilidad personal.
La organización fue tan deficiente, estaba tan mal montada, que los padres ignoraban, en muchísimos casos, dónde se encontraban sus hijos, pasando meses y meses sin saber su paradero. En otras ocasiones hemos demostrado documentalmente las afirmaciones anteriores.
En cuanto al régimen de colonias colectivas, no fueron más felices los niños. Un personal seleccionado entre las más variadas procedencias, dio rienda suelta a sus voracidades, muchas veces, y a su incapacidad siempre. También, con la copia literal de los informes que las propias autoridades rojas poseían, hemos demostrado las inmoralidades que en las colonias reinaban y el estado de abandono, víctimas de enfermedades, cubiertos de parásitos, sucios, indisciplinados, en que les dejaba la incapacidad de aquellas gentes.
No podía exceptuarse la evacuación de los niños españoles a la U. R. S. S. Es sensible no tengamos toda la documentación oficial, que había de revelarnos hasta que extremo alcanzó la desorganización de las expediciones. Un telegrama oficial deja traslucir lo suficiente. Dice así: “Ministerio de Estado. Cifra. –Núm. 136.– Ministro Estado a Ministro Instrucción Pública y Sanidad. –El señor Embajador de España en Moscú comunica haber advertido a la Delegación París para la infancia evacuada, que es de necesidad absoluta y urgente envíe a Moscú subdelegado que habrá de ocuparse de diversos problemas, de modo especial de los pedagógicos que plantean los miles de niños españoles que se encuentran en Rusia. El señor Embajador declara, y el Ministerio de Estado señala muy especialmente a la consideración de V. E., la conducta anormal, desagradable y, desde luego contraproducente, que representa el que nuestro representante en la U. R. S. S. no sea informado nunca acerca de las expediciones de niños que se hacen a aquel país. –Salúdole”.
El telegrama lleva fecha de 20 de octubre de 1937. Una nota con lápiz rojo es todo un poema: “¿Las autorizó este Ministerio?”.
Es decir, que el propio Ministerio de I. P. ignoraba aún si los niños mandados a Rusia habían sido autorizados oficialmente para emprender el viaje.
Los maestros de la expedición
La desorganización, como dijimos, fue nota común a toda la obra de Colonias. En 2 de septiembre de 1937, el Embajador en la U. R. S. S. solicita repatrien a dos auxiliares que fueron acompañando a los niños españoles. Como el “Gobierno” difiere la contestación, los dos auxiliares salen para Valencia, vía Londres, teniendo que hacerse cargo la Embajada en Inglaterra de los gastos que los viajes ocasionen, “no obstante carecer ésta de fondos para tales atenciones”. Por fin, el 11 del mismo mes, el Director general de Primera Enseñanza comunica al Ministro de Estado se hace cargo su Ministerio de los gastos, “que no pueden ser abonados hasta tanto sea satisfecho el crédito concedido al efecto”.
Las preocupaciones que el personal técnico del Ministerio de I. P. sentía hacia los niños españoles, que fue necesario insistiese el representante de los Soviets, para que mandasen más profesores y material pedagógico. Como la diferencia del medio, la lengua y costumbres eran parecidas a las que ellos vivían en España, por lo visto creyeron no era necesario tener en cuenta tales insignificancias.
«Ministerio de Estado.– Cifra.– Barcelona, 28 de febrero de 1938.–Ministro de Estado a Ministro de I. P. –De Embajador de España Moscú: “El representante de la Comisaría del Pueblo para la Educación, insiste vivamente acerca de la necesidad de que se envíen urgentemente más profesores, así como literatura española y otro material pedagógico. Debo yo recordar que los niños evacuados aquí son dos mil ochocientos”. –Salúdole.»
Los niños españoles tenían maestros soviéticos, y ellos mismos reclamaban fueran maestros españoles para dar las enseñanzas de lengua materna.
Un informe del Encargado de Negocios sobre la colonia infantil de Kaluga, fechado en 25 agosto de 1938, nos dice cosas interesantes. La colonia de Kaluga recoge a los niños procedentes de otras dos, la núm. 4, de Moscú, y la núm. 3, de Planernaia, y estaba situada a 250 km. de Moscú. El trato y el estado físico de los niños, dice el Encargado, son “inmejorables”.
«No puede decirse lo mismo de su instrucción, especialmente en lo que se refiere a lengua castellana. En las conversaciones que, en gran número, he sostenido con los chicos, he podido observar su defectuoso conocimiento del idioma materno, que llega, en algunos, a una dificultad de expresión. Este hecho no es imputable a las autoridades escolares soviéticas..., sino al hecho de que el llamado personal pedagógico –entre el que no hay ninguna maestra o maestro titulados– no posee la menor noción que lo capacite para la misión que se le ha confiado, según he tenido ocasión de informar a V. E. en diversos despachos.»
La situación se agravaba, porque, de las ocho rojillas encargadas de instruir a los niños, “tres han sido propuestas por esta representación para su inmediata repatriación, por su incorrecta conducta. De las cinco restantes, no tienen ninguna aptitud para la enseñanza, y convendría su sustitución por maestros venidos de España...”.
¡Y la propaganda “gubernamental” seguía haciendo creer en una perfecta organización de las colonias de niños evacuados, cuando la realidad era tan distinta! Claro que de esto ni siquiera se enteró, por lo visto, Ossorio Gallardo.
El mismo Encargado de Negocios, en comunicado núm. 37, da cuenta de otra fiesta de fin de curso, celebrada ahora en la colonia núm. 1, de Pravda. “Lo más saliente de lo observado en esta Residencia, es el hecho de haber unos cien niños, comprendidos entre los cuatro y los ocho años, que apenas saben expresarse en castellano, hasta el punto que es muy difícil comprenderlos, sin que tampoco puedan hablar en ruso en forma claramente comprensible. El hecho es debido a que las clases, siguiendo el plan soviético, no empiezan hasta la edad de ocho años, y estos pequeños están al cuidado de ciudadanas soviéticas, sin recibir ni instrucción ni contacto con maestros españoles”.
Material escolar
En marzo de 1938 salió material escolar para los niños que estaban en la U. R. S. S. En cinco cajas iban 4.182 libros, un paquete con 98 mapas, 21 banderas para las casas de los niños españoles. Preparaban “envío de mayor número de maestros, libros escolares, bibliotecas y Literatura española”.
La relación de material está fechada en Barcelona, en 4 de febrero de 1938, y se presta a curiosas reflexiones.
La caja primera contenía, por ejemplo, cartillas, atlas, aritméticas, libros de lectura, geometría, física, química, botánica, historia universal, gramáticas, geografías, El mar, Maravillas de los animales, Historia de la Navegación y banderas tricolores. La caja segunda llevaba: El libro de las tierras vírgenes, Historia natural, geografías, aritméticas, introducción a la física y a la botánica, Pueblos y leyendas, La conquista del fuego, Aventuras de Robinsón, El Acuario de Agua dulce y Estudio de los animales. En la caja número tres había: Cuentos africanos, rusos, celtas, turcos, armenios, flamencos, americanos, africanos, dálmatas, egipcios, Las Mil y una noches, La tienda del anticuario, cuentos de Grim, más Historias de Andersen. En la caja cuatro habían puesto: Cuentos de la Alhambra, de Grim, de Las Mil y una noches; biografías de Colón, Napoleón, Jaime I, Edisson, Alejandro, Bolívar, el Cid, obras de Tagore y, ¡por fin!, algo referente a España: Maravillas del Arte español, de Sadia. Y queda la última caja, con obras literarias. La inmensa mayoría son rusas. Españolas solamente unas pocas de Blasco Ibáñez, una de Alarcón, una de Juan Ramón Jiménez, una de Ricardo Baroja, una de Palacios Valdés y algunos cuentos de Pipo, Pipa, Chapete, Celia y Rompetacones.
En este envío no aparece una sola Historia de España, ni libros que pudiesen alentar el sentimiento patriótico en niños tan alejados de su Patria. ¿Les preocupaba realmente esto, cuando hemos visto la desidia o sectarismo con que desatendían la enseñanza de la lengua, por ejemplo?
Lo importante era cultivar la Prensa, obtener fotos, publicar informaciones para la propaganda, que siempre acababan solicitando ayuda para prolongar su resistencia ante las victoriosas huestes del Caudillo, que no tardarían en triunfar definitivamente.
Visita de inspección
Un Inspector general giró visita a las Casas de niños españoles en la U. R. S. S., y en 5 de febrero de 1938 propone las siguientes medidas:
«1.ª Formar un fichero de todos los niños que actualmente viven en la U. R. S. S. y de los maestros y personal adulto al servicio de aquéllos.
2.ª Remitir, con urgencia, los siguientes medios para las 16 Casas de niños que en la U. R. S. S. funcionan: mapas, atlas, reproducciones de monumentos, paisajes, libros, &c., &c., de España.
3.ª Establecer una oficina que centralice la relación con la U. R. S. S. para satisfacer las necesidades de las diversas Casas.
Convendría examinar la conveniencia de que esta Oficina sirviera de enlace entre las familias y los niños que residen en la U. R. S. S. El Comisariado de Educación reclamaba la existencia de un organismo con quien entenderse para estos fines.
4.ª ¿Debe publicarse un folleto sobre la vida de los niños en la U. R. S. S.? ¿Debe editarlo el Ministerio o los A. U. S. [Amigos de la Unión Soviética]? ¿Convendría hacer dos, uno de carácter objetivo y oficial, por el Ministerio, y otro de propaganda y exaltación de la obra del Gobierno soviético, por los A. U. S.?
6.ª Deben ser traídos a España, porque su labor no da resultado o por otras causas, los maestros...»
El informe es bastante concluyente. Por encima de toda otra preocupación, resalta siempre una: la propaganda. Frío, seco, como corresponde a la literatura oficial, la inquietud mayor en el informante es la de aprovecharse del tema para seguir mintiendo a todos los vientos una preocupación por los niños, sin que la enorme tragedia íntima planteada a sus familiares y a ellos mismos, tenga la menor resonancia ni produzca la menor inquietud.
La minuta de una carta, posterior, del mismo Inspector a Semenov, del Comisariado Popular de Educación, confirma los detalles anteriormente expresados.
* * *
Tal fue la organización de los niños evacuados a la U. R. S. S., que España está esperando, ansiosamente, devolver a su seno.
Alfonso Iniesta