Filosofía en español 
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El Congreso Hispanoamericano de Educación

En el salón de actos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas se clausuró el día 25 de octubre el primer Congreso Hispanoamericano de Educación.

En dicho acto el presidente del Congreso, Sr. Losada y Puga, dio lectura a un discurso, en el que dirigió un saludo de despedida a los congresistas, que han dado fin a las misiones que se les había encomendado.

Discurso del Ministro de Educación

El Ministro de Educación Nacional cerró el acto con un importante discurso.

El Sr. Ibáñez Martín comenzó agradeciendo a las representaciones extranjeras su presencia en las tareas del Congreso. Como Ministro de la Cultura, continuó diciendo el Sr. Ibáñez Martín, me interesa, ante todo, subrayar en este acto ese profundo sentido de familiaridad internacional que caracteriza cualquier clase de actuación en la que conjuntamente trabajan hispanoamericanos y españoles. Por un designio sobrenatural, por un mandato de la Historia, cuando España y América dialogan, toda la antigua frialdad de internacionalismo diplomático se quiebra para dejar paso a un mundo de coincidencias entrañables, en las que las creencias, la sangre y el idioma nos dictan un mismo compás al latido de nuestro pulso y una misma comunidad de afanes a la ilusión de nuestro pensamiento.

Hispanoamérica, con España, forman, no una comunidad internacional, sino una entidad superior familiar, que, por encima de las soberanías peculiares, apunta una identidad originaria que ata, en el remanso de los siglos, la historia de nuestros pueblos con vínculos que no se forjaron tras la invención de fórmulas abstractas, sino que nacen del propio sentido vital de la existencia histórica de las naciones. Y es que ese sentimiento que ahora nos agrupa con ocasión de estos congresos, certámenes y conferencias, viene a significar que algo joven, vigoroso y noble existe todavía en el panorama de la Historia contemporánea, por lo que un apretado haz de pueblos de habla española puede representar en el futuro la esperanza de redención para un mundo que camina por derroteros de riesgo y de encrucijada. Es como si el gran surco de la historia de España, profanado durante tanto tiempo por disimulos y claudicaciones, volviera de nuevo a florecer de realidades, como en una esperada y merecida primavera.

Este Congreso Iberoamericano de Educación representa una nueva convocatoria hispánica para aquellas tareas del espíritu de las que nunca se siente desmovilizada nuestra Patria, y para las que nuestra inteligencia y nuestro corazón vivirán siempre en pie de guerra, alerta frente a las asechanzas del materialismo histórico y dispuestos a mantener en alto las verdades de la eterna civilización cristiana.

Perspectiva cultural futura

Hay entre nosotros un inesquivable y urgente quehacer cultural. El futuro de nuestra historia está hoy en el alma de esas generaciones que, por providencia de Dios, nos corresponde tutelar como educadores o maestros. Esta es la perspectiva que corresponde a la Hispanidad en su misión creacionista. Si nuestra comunidad familiar ha de ser profundamente creadora, los frutos de este esfuerzo suyo habrán de proyectarse necesariamente sobre el vasto mundo de la vida espiritual. Unas jóvenes generaciones, formadas a la luz de la verdad cristiana, podrán alcanzar para nuestros pueblos esa dimensión trascendente que el empuje universal de nuestros corazones nos dicta a cada paso.

No nos es ajena, por tanto, esta dedicación a temas educativos o de enseñanza, porque sólo los pueblos que se sienten de verdad depositarios de esa salubridad del espíritu, que tan poco frecuente resulta hoy en el mundo, son los que no tienen derecho a desertar de su misión educadora hacia el futuro. Sólo las naciones con el alma limpia están en condiciones de transmitir el glorioso legado de sus virtudes temperamentales a las jóvenes generaciones, que reclaman de nosotros un programa, un menester, una misión que realizar. La hispanidad puede ser todo, menos un fraude a las generaciones venideras. Y hoy llevamos sobre nuestra conciencia la responsabilidad de la postura intelectual que mañana pueden adoptar nuestros hijos al desconcertante panorama del mundo que se nos avecina.

A continuación el Sr. Ibáñez Martín expresó con todo detenimiento el amplio panorama de la obra cultural del Régimen. El Consejo Superior de Investigaciones Científicas, la nueva Universidad española, las reformas introducidas en el ámbito de la Enseñanza Media y Profesional y las nuevas directrices en que se inspira la legislación de la Primera Enseñanza, fueron glosadas en sus líneas doctrinales por el señor Ministro.

La política museográfica y la del libro

En el orden de las bellas artes, continuó diciendo el Sr. Ibáñez Martín, España se sabe depositaria de un patrimonio artístico admirable. El transcurso del tiempo y la desidia intelectual de la vieja política española, contribuyó al abandono en que el Estado español encontró el ancho campo de las bellas artes al terminar nuestra Cruzada de Liberación. Fue preciso recuperar el admirable patrimonio artístico que al finalizar nuestra guerra se encontraba extramuros de España. Importantes monumentos de carácter histórico se hallaban al borde de la ruina. Frente a aquel paisaje de desolación, España ofrece hoy el espectáculo de sus antiguos museos remozados, de la creación de otros nuevos, de la reconstrucción esmerada y celosa de aquellas obras de arte que la historia de España había ido sembrando a través de los siglos por los campos y por las ciudades de la Patria.

Al lado de ello, y como instrumento complementario de la educación del pueblo, el Estado ha extendido su savia estimulante a todas las manifestaciones de la vida artística española. Y así, en museos, exposiciones y conservatorios se apunta ese espléndido florecimiento que sólo alcanzan los pueblos maduros cuando viven, por misericordia del Señor, unos períodos históricos de paz política incomparable.

Porque, señores, sin el orden interior de los pueblos, sin la profunda pacificación en los espíritus, sin un sentido de armónica convivencia entre los hombres, es inútil cualquier esfuerzo que tienda a lograr para los individuos, a merced del proceso educativo, un alto nivel cultural.

La afirmación que en este Congreso importa proclamar es que sólo la paz pública de los pueblos que viven un régimen de justicia y de orden, y la paz interior de la conciencia limpia de cada individuo, son los límites exactos por donde la tarea educativa del Estado puede alcanzar su más rico y espléndido florecimiento.

La cultura hispanoamericana

Si bien es cierto que todo este esfuerzo educativo ha sido presidido por el más puro espíritu español, lo que equivale a decir con el más noble afán hispánico, no lo es menos que hemos alcanzado no pocas realizaciones concretas en las que resplandece el propósito de un enlace entrañable con la cultura hispanoamericana. En el Consejo Superior de Investigaciones Científicas se creó el Instituto Gonzalo Fernández de Oviedo, como órgano investigador de la historia de América. En las Facultades de Letras figura una nueva sección también de historia de América, de las que existen ya dos en pleno funcionamiento: las de las Universidades de Madrid y Sevilla. En la Universidad Hispalense se creó hace pocos años la Escuela de Estudios Hispanoamericanos, que funciona en conexión con el Consejo de Investigaciones Científicas y está coordinada también con otras dos instituciones de singular relieve. De una parte, con el Colegio Mayor Universitario de Santa María del Buen Aire, que será una de las residencias estudiantiles más bellas del mundo, y de otra, con la Universidad veraniega de Santa María de la Rábida, emplazada en delicioso paraje, junto al histórico monasterio. Por último, por no aludir sino a las realidades de más importancia, está ya próximo el feliz remate de la construcción del Museo de América, que, situado en la Ciudad Universitaria de Madrid, será uno de los más poderosos agentes educativos de lo que ha sido y es la obra cultural y educadora de la hispanidad.

La razón espiritual de nuestro esfuerzo

Y nada más, señores; todo este proceso espiritual de la vida española ha sido posible merced al tesón con que desde la más alta magistratura del régimen se ha venido estimulando la iniciativa privada y la tutela pública para todos los grados diversos de la educación y de la enseñanza. Las realidades alcanzadas por nuestro Régimen son ya un testimonio histórico, que ha podido convertirse en realidad merced al clima de sacrificio y heroísmo que movilizó los supremos resortes del alma española el día 18 de julio de 1936. Desde entonces aquí, toda la obra cumplida en estos años significa una amplia respuesta de dimensión popular a la gran convocatoria con la que el Caudillo de España emplazó al denuedo y al afán de todos los españoles. Hoy nuestro sentido de comunidad familiar con los pueblos de Hispanoamérica no es un nuevo viaje de retorno al antiguo estribillo de nuestro inveterado orgullo nacional. Es más bien el albor de una fuerza insólita, de un sentido que nace con vigor pujante y nuevo, y que ha podido despertarse en lo más profundo de nuestras almas al compás de este renacimiento histórico que el Régimen de Franco ha realizado, casi milagrosamente, entre nosotros.

Dios quiera –terminó diciendo el Sr. Ibáñez Martín– que este sentimiento de hoy, por el que se realigan los vínculos de nuestra vieja familiaridad hispanoamericana, sirva para ofrecer, desde esta atadura de ilusiones y de esperanzas, a las generaciones del futuro un mundo más amable, una vida más justa y una historia mejor.

El Sr. Ibáñez Martín fue largamente ovacionado al final de su discurso.

Finalmente, el Sr. Losada Puga agradeció en breves palabras las manifestaciones del Ministro y declaró clausurado el Congreso.