Revista de Filosofía, del Instituto Luis Vives
La Revista de Filosofía comienza a ser publicada en 1942 en Madrid, por el Instituto de Filosofía «Luis Vives» (Patronato «Raimundo Lulio» del Consejo Superior de Investigaciones Científicas). Nació con la intención de «unir esfuerzos de todos los que en España cultivan en serio los estudios filosóficos; dará a conocer el fruto de sus investigaciones y les suministrará, en la medida que las circunstancias lo permitan, amplia y fiel información del movimiento filosófico nacional y extranjero» (Revista de Filosofía, número 1, Madrid 1942).
En la historia de la Revista de Filosofía se pueden distinguir tres etapas bien diferenciadas: la primera, entre 1942 a 1969, durante la que ocupa un lugar indiscutible en la vida filosófica española; la segunda, entre 1975 y 1986, en la que languidece hasta su eliminación por el CSIC; la tercera, desde 1987, cuando desde la Universidad Complutense pretenden algunos dar nueva vida a la revista.
La primera reunión que se mantuvo en el Instituto de Filosofía para tratar de la conveniencia de impulsar una revista de filosofía se celebró en noviembre de 1941, a propuesta del que fue director de la revista durante toda su primera época, Manuel Mindán Manero (véase su artículo: «Cincuenta años de la Revista de Filosofía» en el número 7, 3ª época, Editorial Complutente, Madrid 1992, págs. 225-228). Se puede decir, sin temor a equivocarse, que fueron estos primeros casi treinta años de la revista los más fecundos; en sus páginas se pueden encontrar colaboraciones de (orden alfabético): José Luis Abellán, Emiliano Aguado, José Ignacio Alcorta, Antonio Arostegui, Manuel Barbado (primer director del Instituto «Luis Vives» de Filosofía), Gustavo Bueno, Joaquín Carreras Artau, Ramón Ceñal, Luis Cencillo, Pedro Cerezo Galán, Miguel Cruz Hernández, Gonzalo Díaz Díaz, Eugenio Frutos Cortés, Rafael Gambra Ciudad, Ángel González Álvarez (director del Instituto tras la marcha de Juan Zaragüeta Bengoechea en 1963), Alain Guy, Constantino Láscaris-Comneno, Emilio Lledó, José L. López Aranguren, Oswaldo Market, Raimundo Paniker, Carlos París, José Luis Pinillos, Ricardo Sánchez Ortiz de Urbina, José Todolí, Juan Francisco Yela Utrilla, Juan Zaragüeta Bengoechea (director del Instituto desde 1947 hasta 1963), y el propio Manuel Mindán.
La estructura de la revista fue prácticamente la misma durante este periodo: una sección llamada «Artículos» o «Estudios» (se denominó así desde 1943 a 1951 y desde 1956 a 1957, o, lo que es lo mismo: números 6-39 y 56-62), donde se publicaron un total de 457 artículos sobre los temas más variados; una sección «Notas», en la que se incluían artículos de menor extensión y cuya presencia no fue estable; lo mismo sucedió con la sección «Noticiario», en la que se daban noticias sobre Congresos y Reuniones, Concursos y oposiciones, Homenajes y nombramientos, Necrología, Nuevas Revistas (apartado que más tarde se convertiría en sección), &c.; la sección «Bibliografía», en la que aparecieron publicadas 1574 reseñas de libros, artículos y revistas; &c. Conviene señalar especialmente el hecho de que en la Revista se dedicase un número importante de páginas a dar cuenta de las sesiones de la Sociedad Española de Filosofía (creada en 1949) y de las Semanas Españolas de Filosofía (celebrada la primera del 4 al 11 de noviembre de 1951 y dedicada a «La persona»).
Tuvo también secciones de vida extremadamente corta, como la de «Filosofía de la Ciencia», que sólo apareció en el número 40 (1952) con trabajos de Miguel Sánchez Mazas («Importancia de los estudios de Filosofia de las ciencias y de Filosofía científica», nº 40: 65-72) y Fernando Goñi Arrege («Bases filosóficas para una nueva concepción del mundo físico», nº 40: 73-90); o la sección de «Historia de la filosofía española», que figura en los números 40-42 (1951) y 44 (1953), recogiendo los siguientes artículos: «La Filosofía de la historia de Donoso Cortés» (nº 40, págs. 91-113) y «Juan Caramuel. Su epistolario con Atanasio Kircher, S.J.» (nº 44: 101-147) por Ramón Ceñal, «Cartas filosóficas de Juan Ginés de Sepúlveda (Primera traducción castellana), con un estudio preliminar de Ángel Losada» por Ángel Losada (nº 40, págs. 115-154, nº 41: 303-329), «Séneca en la espiritualidad española de los siglos XVI y XVII» por María Josefa González Haba (nº 42: 287-302), y «La idea de Dios en don Miguel de Unamuno» por Francisco Sevilla Benito (nº 42: 473-495).
Publicó ocho números especiales, dedicados a un personaje o asunto (dos de ellos dobles): al IV centenario del nacimiento de Suárez y al I centenario de la muerte de Balmes (nº 27, 1948); el número 50 (1954) dedicado a la celebración del cuarto centenario de la publicación de la Antoniana Margarita, de Gómez Pereira; en 1955, se dedicó el número 52 a San Agustín, ya que el año anterior se había celebrado el décimosexto centenario de su nacimiento; el número 57 (1956), dedicado a la Filosofía antigua, a propósito de la celebración del I Congreso Español de Estudios Clásicos, celebrado por la Sociedad Española de Estudios Clásicos; el número 58-59 (1956) dedicado a Menéndez Pelayo; y, por último, el número 60-61(1957) dedicado a Ortega y Gasset.
La periodicidad de la publicación fue estable (cuatro números al año). Desde 1963 la falta de apoyo del propio CSIC y la presencia de otras revistas de filosofía determinan una crisis económica y de colaboraciones, hasta que en 1969 se interrumpe su publicación.
Entre 1969 y 1975 no se publicó. En 1975 apareció un delgado volumen de unas 70 páginas que en su portada incluye la indicación «2ª serie». Ahora su director es Sergio Rábade Romeo. Pero entre la publicación de este número y el siguiente transcurrieron cuatro años en los que nada se volvió a saber de la revista. A partir de esta fecha se aprecia un tímido resurgir con la publicación de uno o dos números al año hasta el desmantelamiento del Instituto Luis Vives. En 1987 apareció una continuación de la Revista de Filosofía, ya no publicada por el CSIC sino por la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense, con periodicidad semestral y dirigida por Juan Manuel Navarro Cordón. En realidad esta tercera época sólo mantiene el nombre de la revista, que ya no juega, ni puede hacerlo, el papel protagonista que ocupó en la España filosófica de los años cuarenta y cincuenta.