Conclusiones de la Sección cuarta
aprobadas por el tercer Congreso Católico
Punto I
1ª La ciencia astronómica, cuyos adelantos, merced a la asidua observación de los sabios que la cultivan y al poderoso auxilio de instrumentos antes desconocidos, no pueden negarse, no solo no está en contradicción con el dogma católico, sino antes por el contrario le presta apoyo valioso. Por lo tanto, los astrónomos que han atacado nuestra sacrosanta Fe, invocando la ciencia, profanan este augusto nombre, aplicándolo a hipótesis y teorías no comprobadas, ni con mucho.
2ª Por lo mismo que la verdadera ciencia astronómica, como todas las ciencias, glorifica al que es Señor de ellas, es decir, a Dios, no puede menos de estimarse como obra de grande interés el difundirla, poniendo de manifiesto los secretos que han arrancado al mundo sideral y distinguiendo las hipótesis aceptables o a lo menos no merecedoras de reprobación, de aquellas que no son admisibles. En virtud de estas razones debe considerarse como un verdadero servicio a la causa católica la publicación de escritos encaminados a estos fines, a la manera de las dos memorias presentadas al Congreso sobre este tema.
Punto II
1ª Los descubrimientos recientes y numerosos con que la Geología, Paleontología, Antropología, Arqueología, Etnografía, [842] Ethología, Cronología y demás ciencias de observación han enriquecido los dominios de la Prehistoria, lejos de oponerse a la divina revelación, concuerdan unas veces, confirman otras y dejan siempre a salvo la verdad de la narración mosáica.
2ª Las objeciones que a nombre de estas ciencias en sus relaciones con la Prehistoria se suscitan contra el dogma católico, examinadas a la luz de una severa crítica, resultan aparentes, sistemáticas o anticientíficas.
3ª Los estudios protohistóricos emprendidos con rectitud e imparcialidad sirven para esclarecer tres grandes verdades, blanco preferente de la ciencia anticristiana, a saber: aparición reciente del hombre sobre la tierra, creación del hombre primitivo o en estado de cultura más o menos perfecta y de sociabilidad más o menos desarrollada, origen divino e inmediato del primer hombre.
4ª Las informaciones científicas fundadas en maduro examen y rigurosa observación que se han presentado a los Congresos Prehistóricos o Sociedades Antropológicas, permiten al historiador y al arqueólogo llenar las lagunas que median entre la historia positiva y los tiempos anteriores, comprobar los documentos históricos más antiguos y clasificar los monumentos concernientes a épocas remotísimas.
5ª Conviene promover los estudios prehistóricos en las universidades, academias y liceos católicos, mediante revistas, conferencias y certámenes científicos, a fin de contrarrestar en los centros oficiales de enseñanza la perniciosa influencia de la propaganda anticristiana.
6ª Urge además la creación de cátedras que con el nombre de Antropología, Prehistoria, Apología científica, Controversia católico-científica o cualquiera otra denominación, tengan por objeto explicar a los jóvenes las nociones necesarias para conocer el estado actual de la controversia católica y poder rechazar los ataques de la ciencia anticristiana. Serán también excelentes medios prácticos: la formación de Bibliotecas científicas, la erección en determinadas diócesis de Museos Arqueológicos dotados de colecciones geológicas, paleontológicas, antropológicas y prehistóricas, favorecer por los medios que parezcan más adecuados las excursiones científicas dirigidas por personas de reconocida ortodoxia católica con objeto de hacer investigaciones, comprobar [843] descubrimientos, recoger datos y enriquecer con nuevas adquisiciones los Museos Arqueológicos, y por último, como medio utilísimo la formación en cada diócesis del centro científico religioso de que se hablará en el punto 7°
7ª Mas como para realizar todos estos proyectos se necesitan recursos, con que no cuenta la Iglesia española despojada de sus cuantiosos bienes, es necesario usar del derecho de petición e interponer valiosas influencias a fin de conseguir de los Poderes públicos el aumento de la dotación señalada a los Seminarios Conciliares, que son los centros llamados en primer término a poner en práctica muchos de estos medios y a tener una participación más o menos directa en toda empresa relacionada con la Controversia científico-religiosa. Con el propio objeto podría interesarse a los centros, corporaciones o individuos, cuya piedad y fortuna les permitiese ocurrir a estos gastos.
Punto III
1ª La sociología positivista negando francamente a Dios o relegándolo a la esfera de lo incognoscible y condenando lo sobrenatural como un oprobio de la razón humana, fomenta en las sociedades modernas el ateísmo, el descreimiento y el indiferentismo religioso.
2ª La sociología positivista aceptando como únicos medios de conocimiento la observación y la experiencia, estudiando los hechos y abandonando sus causas, atenta contra los fueros de la inteligencia humana, mutila el frondoso árbol de la ciencia pretendiendo arrancarle sus más hermosas ramas, la Teología y la Metafísica, e iguala las ciencias morales y políticas a las ciencias naturales.
3ª La doctrina positivista negando la libertad humana al sustituirla por el determinismo y haciendo al hombre irresponsable de sus actos, destruye los fundamentos del orden moral y es impotente para enfrenar las pasiones; al paso que desconociendo la esencia de la personalidad humana, negando la existencia del deber y despojando al delito de todo valor ético, convierte a la pena en un acto de fuerza que la razón rechaza y la conciencia repugna. [844]
4ª La sociología positivista erigiendo en ley el principio cruel de la lucha por la existencia que prácticamente se traduce en la destrucción de los pequeños y los débiles, fomenta la revolución social y prepara el camino de la anarquía; destruyendo el principio de autoridad como ordenador y directivo de las funciones sociales y despojándolo del valor ético que le da la Iglesia católica, construye el edificio político sobre la base de la fuerza y lleva a los pueblos al despotismo; y pretendiendo borrar de la inteligencia la idea religiosa, arrancando del corazón la consoladora esperanza de la vida futura y relajando todos los vínculos morales, precipita a los hombres al suicidio, al crimen y a la inmoralidad.
Punto IV
1ª Para promover el estudio de la filosofía de Santo Tomás de Aquino debe recomendarse como uno de los medios más prácticos en harmonía con lo inculcado por Ntro. Smo. Padre León XIII el adoptar para libros de texto tanto en filosofía como en teología, y en aquellas asignaturas que más se relacionen con estas facultades, los de autores que hayan bebido en las puras fuentes de la doctrina del Doctor Angélico y que por razón de su método y claridad se juzguen más a propósito para la instrucción.
2ª En los centros científico-religiosos, de que se hablará en el punto 7°, convendría que hubiera una sección dedicada exclusivamente a promover el estudio de la filosofía de Santo Tomás por medio de una Academia, compuesta de eclesiásticos y de seglares de reconocida ortodoxia, en la que se tratarán puntos científicos, empleando los sólidos argumentos que abundan en las obras del ángel de las Escuelas. También podría entender esta academia en la publicación de una Revista que fuese a la vez órgano de los trabajos de la misma y elemento constante de propaganda en favor de la filosofía de Santo Tomás.
3ª Sería, por último, muy conveniente a este fin el fomento no ya solo en los Seminarios y colegios eclesiásticos, sino también en los demás centros de enseñanza entre la juventud escolar la devoción al Angélico Doctor y Patrono universal, [845] estableciendo la «Milicia Angélica» o bien creando cualquiera asociación que agrupase a la juventud en torno del insigne Santo, y la habituase a la imitación de sus grandes virtudes, a la admiración de su portentosa ciencia y al estudio de su incomparable doctrina.
Punto V
1ª Los estudios egiptológicos son de suma importancia para el polemista católico, por lo mismo que los enemigos del cristianismo pretender destruir el valor histórico de los Libros Santos apelando a las recientes investigaciones realizadas en el país de los Faraones, examinadas por aquéllos con torpe crítica y con espíritu de oposición a la verdad revelada.
2ª Para cuantos conocen los adelantos de Egiptología en los tiempos modernos está fuera de duda que la Epigrafía, Pintura, Escultura, Historia, Geografía y Filología ofrecen ante los monumentos egipcios un brillante testimonio del relato bíblico; así como debe afirmarse que no ya solo las inscripciones y papiros conocidos y descifrados hasta la fecha sino los que posteriormente hayan de descifrarse habrán de contribuir al mayor esclarecimiento de la verdad consignada en el Pentateuco.
3ª Para promover el estudio de la controversia católica en esta materia es muy conveniente que sacerdotes y seglares católicos hagan por sí propios y por su inmediata gestión el examen y estudio de documentos e inscripciones en los museos extranjeros o propios (si los hubiere) y de todo cuanto pudiera ser aprovechable con el generoso empeño de ampliar la instrucción católico-científica en este punto, suministrando a la vez armas poderosas con que defender nuestras sacrosantas creencias.
4ª Conociendo la escasez de medios de que disponen los Rdos. Prelados y los centros de enseñanza católica para estos nobles fines urge arbitrar recursos en la forma indicada en el punto 2° de esta sección.
Punto VI
1ª Siendo el alma humana el principio de la vida del cuerpo, según doctrina de todas las escuelas filosóficas que admiten [846] el orden espiritual, la investigación sobre el origen del hombre debe empezar por el origen del alma reconociendo su prioridad de naturaleza, proclamando según el dogma católico contra el Panteísmo de todo género que Dios creó de la nada el alma del primer hombre, y confesando como doctrina católica contra el Generacianismo que las almas de todos los descendientes de Adán empiezan también a existir por creación de la nada.
2ª Debiendo tenerse presente por el motivo antes indicado la unión entre el alma y el cuerpo al tratar del origen de éste debe establecerse como fundamento la definición dogmática del Concilio 15° general celebrado en Viena, cuyos términos en su inmenso alcance y significación filosófica han de llevarse a los estudios antropológicos para determinar por ellos la dependencia esencial que del alma tiene el cuerpo humano en cuanto al ser y en cuanto al obrar, así como también para aducir testimonios intrínsecos contra las escuelas materialistas.
3ª Los datos suministrados por las ciencias físico naturales o de observación que hacen el oficio de ciencias subalternantes para la antropología moderna, nada pueden deponer acerca del origen y naturaleza del alma; y respecto del cuerpo sólo pueden atestiguar de fenómenos accidentales o transformaciones sensibles, en que no es posible se refleje el modo con que empieza a existir el cuerpo humano.
4ª El poligenismo no ha presentado hasta hoy ninguna demostración propiamente tal contra la antropología mosáica, y podemos asegurar en nombre de la ciencia, aun sin apelar a la autoridad infalible de la Revelación, que nunca llegará a presentarla, puesto que las lucubraciones filológicas, los descubrimientos egiptológicos y asiriológicos, la Etnografía, la misma Arqueología Prehistórica y todas las demás ciencias que el espíritu hostil a la verdad católica cultiva con ardor para argüirla de falsedad ya filosófica, ya histórica, van deponiendo en favor de la narración bíblica y respetando el Monogenismo cristiano.
Punto VII
1ª Dada la necesidad de defender a la Religión de los ataques de la falsa ciencia y siendo asimismo muy conveniente ofrecer [847] a los fieles ejemplos prácticos de que la Fe es amiga y protectora de las ciencias y de las letras, sería utilísima la creación de un Centro científico-religioso en cada Diócesis bajo la dirección del Prelado.
2ª La organización de estos Centros podría ser la siguiente: 1° Tomarían el nombre común de Academias Diocesanas de León XIII para perpetuar la memoria del sabio y egregio Pontífice que ha iniciado en nuestros días la noble y gloriosísima empresa de restaurar los estudios católicos; 2° Constarían de todos los profesores, escritores y demás personas ilustradas, así eclesiásticas como seglares, que profesasen sinceramente el dogma católico y acatasen íntegra e incondicionalmente las enseñanzas de la Iglesia; 3° Propondríanse un triple objeto –estudio analítico del movimiento científico de nuestra época –discusión razonada de los grandes problemas científicos planteados en las escuelas modernas –juicio crítico de las obras científicas más notables publicadas en defensa o impugnación de la doctrina católica; 4° Reportarían, por último, tres preciosas ventajas: –estrechar los lazos de unión entre los católicos, según la mente del Romano Pontífice, –difundir y comunicar las luces y conocimientos de los sabios, –adiestrar a los apologistas de la Religión y a los defensores de la Iglesia en las luchas doctrinales, por desgracia tan frecuentes e inevitables en estos tiempos de negación e incredulidad.
3ª Cada Academia se regiría por un Reglamento aprobado por el Prelado respectivo, y convendría la uniformidad en todas o a lo menos, en las principales disposiciones reglamentarias. Estas Academias podrían dividirse en secciones, según las materias, y de este modo con una sola institución quedarían atendidas las indicaciones hechas sobre academias en los puntos 2°, 4° y 5° de esta sección.
Punto VIII
1ª En armonía con lo expresado en las conclusiones del punto 7° y sin perjuicio de lo establecido en el punto 4° de la sección 2ª ha de reconocerse la necesidad de fomentar Revistas científicas que estén a la altura de las circunstancias tanto por su fondo como por su forma. [848]
2ª Una vez constituidas en varias diócesis las Academias de que se trata en el punto anterior, no sería difícil unificar su acción y crear una o varias Revistas de esta índole, o bien contribuir más directamente a fomentar algunas de las ya existentes. En todo caso las Academias ya colectiva ya aisladamente serían las encargadas de dirigir estas Revistas, contando como base para sufragar los gastos con las cuotas de suscripción de los socios, y es indudable que a medida que se agrupasen más Academias y estas fuesen más numerosas sería mayor la garantía para la difusión y estabilidad de las Revistas de que se trata.
Conclusiones adicionales
1ª El Congreso acuerda la creación de una Junta Central permanente, a cuyo cargo estará no sólo la preparación de los sucesivos, sino la de los medios más conducentes a llevar a la práctica las conclusiones formuladas por las secciones, aceptadas por aquel y aprobadas por los Rmos. Prelados.
2ª El Congreso acuerda promover una peregrinación nacional a Roma con motivo del Jubileo Episcopal de nuestro santísimo Padre el Papa León XIII.