26 Congreso de filósofos jóvenes | Plasencia 1989 |
Jordi Ibáñez Sanahuja XXVI Congreso de Filósofos Jóvenes Plasencia, 26-29 de marzo de 1989 Diálogo Filosófico, Madrid, nº 15, 1989 |
De por sí interesante, por el tema, se desarrolló en Plasencia, bajo la batuta de Fernando Castro Flórez, la vigésimo sexta edición del Congreso Nacional de Filósofos Jóvenes. Como siempre, el congreso gozó de su ya habitual «informalidad», donde siempre hay que lamentar la densidad y cantidad de ponencias y seminarios que no permiten el poder asistir a todos, sino que es necesario realizar una selección de los mismos. Filosofía y Literatura era la cita para este año. Cita que despertó a los asistentes cierto interés ya que normalmente, no estamos habituados a unir estos dos campos del saber. Estamos demasiado coaccionados a una falsa crítica literaria supeditada al marketing con el que nos vienen envueltas las obras presentadas por las grandes editoriales hasta el punto que nos dejamos arrastrar por meros productos comerciales dejando de lado a nuestros eternos clásicos u otros jóvenes valores que difícilmente lograrán salir del anonimato. Conocer, aceptar, comprender, descubrir- redescubrir han sido, quizás, los conceptos que más han rodeado el entorno de esta edición del Congreso. Una oportunidad para reencontrarnos con viejos compañeros de eternas horas o de encontrar nuevos amigos con que compartir esos minutos cotidianos de lectura. Una oportunidad para recordar lo olvidado, una cita para saborear literatura. A continuación, siguen unos breves resúmenes de lo que fueron algunas de las ponencias presentadas en el congreso. Fernando Pesoa está de moda y no podía faltar a esa cita. Estuvo presente de la mano de César Nicolás que disertó en torno al Drama en gente. Dessossego. Coda. (Notas al libro del Desasosiego). Nicolás definió a Pesoa como un autor que seduce al lector, lo seduce porque sabe colocarlo en un entorno urbano al que directa o indirectamente se identifica. Se identifica porque le muestra la monotonía de la vida, la realidad de la decadencia de las generaciones que conlleva a un anhelo por los tiempos pasados –si volviera a nacer, no haría...– que provocan momentos de gran lucidez, la suficiente como para plantearse ese problema existencialista que es, ni más ni menos que la náusea física de la vida (no a la vida), esa angustia y pesimismo del que sólo el sueño puede abstraernos. Nace así el «Dessassossego» y con él, Pesoa. [417] ¿Está muerto Dios? ¿Es la muerte de Dios una solución a los problemas que intenta reflejar la literatura contemporánea? Manuel González intentó reflexionar sobre estas preguntas. Aparece con su reflexión, un autor maldito, Sammuel Becket, un autor que arrasa y destruye los «objetos propios» de la cultura occidental (el Yo, la Identidad, ...). En Becket, la existencia humana no tiene sentido. Lo único que tiene sentido es esperar la muerte (Godot) que anuncia su inevitable presencia con la constante degeneración total de nuestro entorno: el caballo que no es caballo, la memoria enferma, la desaparición de las ansias de búsqueda, la voz interior que condiciona a los personajes y que va estrechamente ligada al horizonte por donde asoma la muerte (Malone, muere), la voz que manda por medio de intermediarios y que lleva a la esquizofrenia, los espacios geométricos, cerrados, sin salida (El innombrable), ese saber o intuir que más allá de la muerte no hay nada, que la vida sólo tiende a un fin (Final de Partida). En medio de esa realidad, ¿dónde encaja Dios? La única solución es pensar, creer que no existe, simplemente que nunca existió. Gratamente sorprendió Vicente Llorca con un tema poco habitual en la reflexión literaria: El paisaje de las afueras, un concepto que, a pesar de aparecer en muchos autores, pasa desapercibido. Basándose en un cuento de Ignacio Aldecoa (Tras la última parada), Llorca reflexionó acerca de este entorno, urbano o rural –tanto da– este perenne paisaje de lo concreto, que son las afueras, un espacio simbólico, perenne, decía, en la literatura de postguerra española, quizás la de más realismo. Un espacio ilimitado en Baroja (La Busca), relacionado con la gran urbe en Martín Santos (Tiempo de Silencio). En consecuencia, un espacio real y olvidado, pero existente. Se llega a él tras la última parada del autobús. Si el año pasado el concepto de Postmodernidad estaba en el orden del día, este año, no podía faltar. Llegó de la mano de José Jiménez en su charla sobre la Complejidad de lo moderno, en donde se reflexionó sobre el hecho de que la experiencia de la modernidad que nos ha llevado a una pobreza humana ante la técnica para, de esta forma, forzar el nacimiento de la postmodernidad, en donde el binomio lenguaje-tiempo se superponen en nuestra cultura contemporánea. Se volvió a buscar una definición válida para este término demasiado ambiguo, lástima que haya tantas. La parte clásica vino de la mano de Rafael Argullol quien, en su charla sobre Nietzsche y Esquilo nos descifró un poco más el Nacimiento de la Tragedia. De todos es conocida la intensa relación que existió entre Nietzsche y Wagner y cómo pasó a convertirse en cenizas. Intensa relación que llevó a Nietzsche, un filólogo clásico, a identificar a Wagner con Esquilo, el artífice del nacimiento de la tragedia griega. A pesar de ello, este alemán afirmó que lo que Esquilo dejó de incompleto, lo terminó Goethe (Prometeo Encadenado). Esto le vale a Nietzsche para concebir a Prometeo como el artista y, el mito del fuego robado con «su» ideal ario, contrapuesto al pecado original semítico. Punto de origen del nacimiento de la tragedia. Ahora bien, se abre un punto de reflexión, si Nietzsche creyó que Esquilo no terminó su obra, sino que fue Goethe quien lo hizo, ¿qué ocurre con Wagner, el «Esquilo» del siglo XIX? ¿Dejó algo por terminar o fue, a caso, el fin de su relación con el filósofo lo que llevó a éste a intentar destruirlo? Tanto Juan Gavilán como José Luis Villacañas centraron sus respectivas charlas en Franz Kafka: Pensamiento y creación el primero y, El mundo desencantado, el segundo. Basándose en La Metamorfosis, Gavilán nos mostró el contexto kafkiano: un entorno absolutamente absorbente, limitador, una familia inconcreta, en resumen, una nada punzante, un «caparazón» y una única salida digna, la muerte como fin liberador [418] de un caos social. Esto, unido a la gran susceptibilidad e introvertismo de Kafka, es marca típica de este autor. Su obra se desarrolla en un ambiente marcado por la soledad donde, el tema del trabajo se convierte en una obsesión y núcleo social. Nace una literatura que con una concepción de tiempo en la que el convencional reloj no sirve para nada. Así, aparece un mundo desencantado, tal como nos contó Villacañas, en el que hay muchas salidas que llevan siempre al mismo sitio: el centro de un laberinto. Y es que Kafka mismo es un laberinto. El romanticismo literario también estuvo presente. Félix Duque abordó el siempre llamativo tema de la presencia del Satanismo en la estética. Satán, vampiros, demonios, espectros, oscuridad. Nada más que la eterna presencia del mal para romper los cánones sociales establecidos: el bien es lo mejor y lo único válido en la sociedad. Isidoro Reguera intentó convencer a los asistentes de que la filosofía nace como un género literario crítico. De esta forma, la literatura no es el juego lingüístico de la filosofía pero permite a ésta confeccionar trampas para que se puede comunicar. La filosofía no tiene lenguaje, se expresa a través del lenguaje. Es crítica a la crítica. Javier Sádaba en su ponencia contrastó a Reguera al afirmar que la filosofía debe usar el género narrativo ya que hay pasiones (Amor y narración era el título de su charla) que sólo la narración permite comunicar. Al amor le va mejor la narración ya que ésta no es más que un retorno a los orígenes y, de esta forma, una ambigüedad como es el amor, puede convertirse en un tema clave de la filosofía: el vínculo de unión de ésta con la literatura. He dejado para el final la ponencia que presentó Eduardo Subirats. Quizás porque, saliendo del tema oficial del congreso y, a pesar de su crítica «destructiva», mereció una reflexión por parte de los asistentes que, no dudo, era su intención. Subirats cargó contra todo, contra el academicismo omnipresente, no sólo en el congreso, con la configuración típica y tópica del mismo, la reiteración de temas escondidos bajo otros títulos. Dejó claro que no hay unos planteamientos filosóficos propios de nuestra era, la nuclear y que es necesario buscar nuevas formas de racionalización. Su intervención despertó entre los asistentes un interesante debate que, lamentablemente fue cortado por el presidente del congreso para dar paso a la asamblea anual. En la misma, se debatió, como continuación de la ponencia de Subirats la necesidad de fomentar más el debate, suprimiendo el número de ponencias y seminarios y que éstos fueran más propicios al debate. Teresa Oñate recogió estas sugerencias para intentar aplicarlas el próximo año en Oviedo donde se desarrollará el tema de Filosofía y Dios. Este no ha sido más que un breve y parcial resumen de una edición más de este congreso que, este año, creo necesario decirlo, presentó nuevas iniciativas como los recitales de poesía y exposiciones de pintura. Si bien considero necesario manifestar estas nuevas iniciativas, también debo ser crítico desde estas líneas y manifestar que el congreso corre un grave peligro, el de convertirse en centro de promoción de algunos de sus asistentes, peligro de convertirse en una reunión de viejos amigos donde los demás poco pueden hacer o decir. La edición de este año fue una muestra. Y, me parece que éste no es el espíritu con el cual se desarrollaron las anteriores ediciones. Quizás el hecho de que Santander considerara imposible desarrollar esta pasada edición, haya propiciado el asomo de este peligro en Plasencia. Cabe esperar que para la próxima edición, la dirección del Congreso luche para convertir en realidad todas las propuestas nacidas de la última asamblea y lograr un Congreso un poco al gusto de todos. Jordi Ibáñez Sanahuja {Diálogo Filosófico, Madrid, nº 15, septiembre/diciembre 1989, págs. 416-418.} |
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