Filosofía en español 
Filosofía en español

Aristócratas españoles practican el deporte olímpico del tiro al pichón

Don Pedro Pidal, Marqués de Villaviciosa, ganó la medalla de plata en tiro al pichón en los Juegos Olímpicos de París de 1900
Aristócratas españoles practicando el deporte olímpico del tiro al pichón en 1906

Deporte

El Cantar de Mio Cid (≈1140) conserva escrita para siempre, en español, la cobardía de los malvados Infantes de Carrión, humillando en la afrenta de Corpes a las hijas del Campeador… En el folio 55r del manuscrito, versos 2708-2711, se dice querían descansar, divertirse, entretenerse, solazarse, deportar con ellas, a todo su sabor…

Cantar de Mio Cid, 55r, versos 2708-2711
así lo mandaron   los infantes de Carrión,
que non i fincas ninguno,   mujer ni varón,
sino ambas sus mujeres,  doña Elvira y doña Sol,
deportar se quieren con ellas   a todo su sabor.

1427 «E, si alguno preguntase si en este resçibimiento que fizo el rey Eleno a Eneas fue a cavallo ho a pie, respóndese que a pie, por tres cosas: la primera, porque el puerto era çerca e muchas vezes se iva allá el rey Eleno, paseando por deporte; la segunda, porque los saçerdotes d'ese tiempo, aunque fuesen flaminios, se escusavan de cavalgar cuanto podién, sinon por neçesidat de camino ho que oviesen de andar grand espaçio, e lo avían ansí por más honesto; la terçera, porque Eneas, saliendo de la mar, venía a pie e non fuera convenible reçebillo a cavallo.» (Enrique de Villena, Traducción y glosas de la Eneida, corde.)

1449 «E ¿qué cantar, tañer, nin dançar, nin fablar del tienpo palançianamente, ni qué juego ni deporte puedes fallar, aprender ni vsar de tanta vtilidad o prouecho, de tanta filiçidad o bienauenturança, e finalmente, de tanta honestad e gloria perdurable?» (Fernando de la Torre, Libro de las veynte cartas e quistiones, c1449, corde.)

1453 «En las quales, después de algunos días pasados, e andando por estonçes expendiendo el tienpo de un solaz e de un deporte en otro, fuéronse dende a la villa de Sant Martín de Valdeyglesias, e allí el Maestre fizo conçertar monte, en el qual por semejante el Rey ovo assaz e mucho plazer.» (Crónica de don Álvaro de Luna, c1453, corde.)

1454 «De la caza. Tratado segundo. En que fabla del segundo exerçiçio e deporte que los ínclitos Reys e Prínçipes e nobles varones se deuen exerçitar, el qual es el exerçiçio de la caça, señaladamente de monte, de bestias fieras; e de cómo este noble deporte es decorado e illustrado de doze exçellençias e otras singulares perrogatiuas. […] E aun puesto que alguno de los tales deportes e deletaçiones se tomen con algun trabajo corporal e con alguna tristeça, segunt que conteçe en los exerçiçios de armas e en la caça e monte, e otro sy como acaesce en los lloros e tristezas que auemos comunmente en las representaçiones de algunos juegos, pero todavia deleytan e non se deuen dexar: ca finalmente son ordenadas para solaz e dan reposo e folgança; e asy dize el philósopho Platon, que el tal solaz e la tal delectaçion que ome rescibe segunt dicho es, aunque sea con tristeza, es propiamente como purga e mediçina al cuerpo humano; pues la purga aun que sea amarga, pero trae alegría e serenidad; asi en el solaz e delectaçion, el qual aunque sea con algunt trabajo e tristeza, mucho repara e salua la salud corporal e viuifica los spíritus en los omes; por que cualquier manera que ome remita e amengüe aquellos pensamientos continuos e trabajosos del ánima, por causa de la siguiente delectaçion, por ese mismo fecho resçibe folgura.» (Rodrigo Sánchez de Arévalo, 1454, Vergel de los príncipes.)

1480 «El Rey don juan ijo en valladolid año de xl vij. Ordenamos & mandamos que para nuestros deportes & exerçiçios de monteria aya dozientos & seys monteros & sean asentados en nuestros libros cada vno por su nonbre. E los tales monteros sean personas sufiçientes que sepan del ofiçio & non de los que tratan otros ofiçios asy como sastres & çapateros & mercaderes & otros semejantes ofiçios.» (Ordenanzas reales de Castilla, 1480, corde.)

1481 «Era gran caçador de todo linaje de animales y bestias fieras; su mayor deporte, andar por los montes y, en aquellos, hazer edifiçios y sytios çercados; diversas maneras de animalias tenia, y con ellos grandes gastos.» (Diego Enríquez del Castillo, Crónica de Enrique IV, c1481, corde.)

1528 «Yo hice buen fuego, que teníamos de asar un ansarón para cenar, que venía allí una putilla con su amigo a cena, y ansí la hizo desnudar, que era el mayor deporte del mundo, y le echó el plomo por debajo, en tierra, y ella en cueros. Y mirando en el plomo, le dijo que no tenía otro mal sino que estaba detenido, pero que no se podía saber si era de mujer o de otrie, que tornase otro día y veríalo de más espacio. Dijo ella: –¿Qué mandáis que traiga? Lozana: –Una gallina negra y un gallo que sea de un año, y siete huevos que sean todos nacidos aquel día, y traéme una cosa suya. Dijo ella: –¿Traeré una agujeta e una escofia? La Lozana: –Sí, sí. Y sorraba mi perrica. Era el mayor deporte del mundo vella cómo estaba hecha una estatua.» (Francisco Delicado, La lozana andaluza, 1528, corde.)

1550 «…y lo primero que hicieron fué ir á El Pardo, que es una casa de deporte de los Reyes de Castilla […] …se partieron para la ciudad Canterbury, donde el Emperador fué recibido como si fuera Rey natural del Reino, de allí se fueron á una casa de deporte muy fresca y hermosa que tienen cabe Londres los Reyes de Inglaterra encima del río Támesis…» (Alonso de Santa Cruz, Crónica del emperador Carlos V, c1550, corde.)

1553 «Passa el sol a ocho de mayo por sobre México hazia el norte, y buelue a quinze de julio. Echa las sombras todo aquel tiempo al mediodía. No angustia en él la ropa ni escueze la desnudez. Es sana viuienda y apazible, y ay mucho deporte en las sierras que lo rodean y laguna que lo baña.» (Francisco López de Gómara, Segunda parte de la Crónica general de las Indias, 1553, corde.)

1627 «Tomar deporte. Por: tomar solaz i entretenimiento. “Tiénelo por deporte”.» (Gonzalo Correas, Vocabulario de refranes y frases proverbiales, 1627, corde.)

1651 «Para mí, ésta no ha sido fiesta, sino duelo; tormento, que no deporte.» (Baltasar Gracián, El Criticón.)

1703 «Pues como se espera que en las florestas de Adonis, en las casas de deporte, en los huertos de recreo, y en los campos abiertos del mundo, en las calles de las Ciudades, en las plaças de Babilonia, en los teatros del divertimiento donde ay tantos peligros…» (Francisco Garau, El sabio instruido de la Gracia, 1703, corde.)

1732 Primer Diccionario de la Academia de la Lengua española (dicho de autoridades), tomo tercero:

 DEPORTE. s. m. Diversión, holgura, pasatiempo. Es compuesto de la preposición De, y la voz Porte: y como esta signifique el trabajo de portear o pasar las cosas de unos parajes a otros, puede ser se dijese Deporte para explicar se deponía absolutamente todo lo que era cuidado y fatiga para divertirse mejor. Latín. Vacatio. Otium. Animi relaxatio. mariana. Hist. Esp. lib. 8. cap. 9. Gobernó este Capitán las cosas de los Moros… por su Rey, que vivía ocioso, sin cuidar más que de sus deportes. fonseca. Vid. de Christ. tom. 1. lib. 2. cap. 8. No porque en el Paraíso hubiese necesidad de buscar aire, adonde sobraban tanto deporte y recreación.

Deporte en el Diccionario de Autoridades 1732

1753 «¡Quántos cargados de años i achaques, inútiles para otros ministerios, pretendían esta iglesia para irse a descansar, como si fuera deporte la mayor ocupación, el más severo trabajo que encargó Dios a los hombres!» (Gregorio Mayans Siscar, Observaciones al concordato de 1753, corde.)

1806 «No crea usted, no, que su conversación versaba sobre brocados y cintas, airones y tocados, o adornos mujeriles, sino sobre los varoniles ejercicios de la liza y la caza; y si alguna vez se desviaba hacia la parte más agradable de ellos, era para fijar con sus decisiones el gusto de las sobrevistas y plumajes, y la agudeza de las divisas y empresas amorosas de los caballeros. Jueces de la gallardía y del gusto, jamás negaban su aprecio al valor discreto, y en sus danzas y banquetes, en sus cacerías y deportes privados, para él reservaban el agrado y la dulce sonrisa, mientras su ceño y desvíos arredraban al necio orgullo y a la flaca cobardía, y los escarmentaban.» (Gaspar Melchor de Jovellanos, Descripción del castillo de Bellver, c1806.)

Siete siglos de presencia del deporte en la lengua española no fueron suficientes para que, restaurado el Borbón tras fracasar en España su primera República, un ideólogo de aquellos ociosos señoritos burgueses afectados de esnobismo y ansiosos por entretener sus tedios con modas importadas de Inglaterra, escritor que a sus 33 años llevaba ya mediada una segunda serie de Episodios Nacionales, se atreviese a dejar por escrito que tal acción dirigida al holgar “no tiene en nuestro idioma voz peculiar que la caracterice” y “es lo que los ingleses llaman sport”. Benito Pérez Galdós, ejerciendo de bobo, no alcanzaba que sport era la forma con la que los súbditos de Su Graciosa Majestad habían asimilado el deportare latino, el clásico deporte de la lengua española:

1876 «Saliendo de nuestra rutinaria existencia urbana, llena de agitaciones estériles, hallamos una esfera de acción que se relaciona más con las costumbres que con la ciencia; que reúne todos los encantos de la vida de la naturaleza, sin exigir un molesto alejamiento de la sociedad y de sus agradables pasatiempos; que proporciona al hombre faenas deliciosas, sin las zozobras del trabajo obligatorio e inunda el ánimo de placentera dicha. Diríjese más al recreo que a la utilidad, sin renunciar a ésta, porque útil es el ejercicio corporal respirando los puros y libres aires del campo, y utilísima la expansión del espíritu que en presencia de la naturaleza, y midiendo con la de ésta su poderosa fuerza, se halla más dispuesto a los buenos pensamientos y aún a las buenas acciones. Esta esfera de acción, que no tiene en nuestro idioma voz peculiar que la caracterice, es lo que los ingleses llaman sport, un conjunto de nobles ejercicios y de ocupaciones entretenidas fuera de las ciudades, cuyo tumulto y agitación destruirían los organismos más robustos, si un instinto poderoso no impulsara al hombre a buscar en la naturaleza reparación cumplida a las fatigas que el comercio social ocasiona.» (Benito Pérez Galdós, “El campo”, El Campo, Madrid, 1 de diciembre de 1876, nº 1, pág. 1.)

Veintiún años después, otra revista sucesora de El Campo, puede ya ser bautizada como Los Deportes (con la siguiente enumeración por subtítulo: “Esgrima, gimnasia, ciclismo, náutica, foot-ball, toros, patines, caza, pelotarismo, polo, lawn-tennis, equitación, excursionismo, &c.”), y su fundador y redactor, David Ferrer Mitayna (1848-1901), “ilustre médico y apóstol de la educación física en España”, catedrático del Instituto de Barcelona, se atreve incluso a ensayar un pedestre “Concepto general sobre el ‘Deporte’”:

1897 «He ahí la razón de las prácticas de los deportes o de los juegos corporales en uso. […] ¿Qué placer no siente el individuo que ejecuta un paseo lleno de atractivos y que le permite gozar de paisajes continuamente renovados y aspirar el aire puro de la campiña, que recorre con rapidez, montado en cabalgadura o en ligero biciclo; y librando al cuerpo de fluidos que exhala en abundancia, en continua excreción acelerado, de los órganos, por el trabajo exagerado que verifica? ¿Qué goces no acompañan al nauta mareante que recibe las frescas brisas al movimiento acompasado de sus miembros empujando la embarcación? ¿Y habrá quien censure ni aun deje de aplaudir las especiales aficiones de jóvenes dados a alguno de los deportes a que nos referimos?» (David Ferrer Mitayna, “Concepto general sobre el ‘Deporte’”, Los Deportes, Barcelona, 1 de diciembre de 1897, nº 3, págs. 34-35.)

1936 «Berlín… El equipo francés causó gran emoción al público, en su mayoría alemán, en el momento de enfilar el palco oficial, pues saludaron a las autoridades al estilo nazi.» (“120.000 personas asistieron a la inauguración de los Juegos Olímpicos”, La Prensa, Tenerife, 2 de agosto de 1936.)

1938 Se considera al Comité Olímpico Español como Consejo Nacional de Deportes

1941 Se establece la Delegación Nacional de Deportes de F.E.T. y de las J.O.N.S.

1944 El “deporte”, disfraz laico (Pío XII, Discurso 23 febrero 1944, Santificación de las fiestas.)

1951 «En el aspecto del ejercicio corporal por medio del deporte, tan discutido, la Iglesia estima que, al igual que el alma, también el cuerpo ha sido creado por Dios, y, especialmente el cuerpo del cristiano santificado por los sacramentos, constituye un templo del Espíritu Santo; un cuerpo sano, perfectamente cuidado, no solamente es compatible con la doctrina del cristianismo, sino absolutamente deseable. Sin embargo, por encima del cuerpo se halla el alma, y lo que se llama cultura física no podrá constituirse en propia cultura del cuerpo, porque de esta forma llegaría a dañarse la cultura del alma. El Concilio de Braga, celebrado el 651, desechó ya la afirmación maniquea y prisciliana de que el cuerpo humano fuera obra del diablo; por lo tanto, como el cuerpo es también creación de Dios, el objeto de toda cultura física ha de ser la glorificación divina.» (“Cultura física”, Enciclopedia de la Religión Católica, Barcelona 1951, 2:1368-1370.)

1956 Se cambia la denominación de la Delegación Nacional de Deportes…

1959 Citius Altius Fortius. Estudios deportivos · Comité Olímpico Español

1994 Sobre teoría y deporte · Manuel Alvar

→ rótulo: “Filosofía del deporte
→ rótulo: “Olimpismo es una filosofía de vida
Sobre «Filosofía del deporte» · Gustavo Bueno · Tesela 120, mayo 2014
Fútbol cine y televisión · Gustavo Bueno · 7 junio 2014
Filosofía del deporte. El deporte en las sociedades del tercer milenio · Curso de Filosofía · 2014
→ Gustavo Bueno, Ensayo de una definición filosófica de la Idea de Deporte, Pentalfa, Oviedo 2014
Gustavo Bueno sobre el Deporte, Teatro Crítico, 23 octubre 2014

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