Filosofía en español 
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Punto octavo · Del dominio acerca de los animales

P. ¿De qué manera se adquiere y pierde el dominio de los animales? R. Que esto unos son por su naturaleza mansos, y domésticos, como los caballos, ovejas, bueyes y gallinas. Otros silvestres y fieros; como las liebres, perdices, y los peces. Otros parte mansos y parte fieros; como los conejos, palomas y abejas. De éstos, unos se amansan, como los ciervos, abejas, y los peces que están en los estanques encerrados. Otros hay que siendo por sí mansos, en dejándolos a su libertad se hacen fieros, como los cerdos y cabras, y en la India Occidental los caballos; y toros. Esto supuesto: [486]

Decimos lo primero, que respecto de los animales mansos no pierde el dueño el dominio, aun cuando se salgan de casa y huyan lejos, y así a nadie es lícito usurparlos, y si lo hace estará obligado a la restitución. Decimos lo segundo, que los animales mansos por la industria humana están bajo el dominio del que los tiene y posee, pero si salen de su custodia sin esperanza de que vuelvan a ella, son del primero que los cogiere. Las aves de caza y los pájaros de música de mucho precio, deben volverse a su dueño, aunque huyan de la jaula o pajarera dándole al que los cogió su justo precio por la diligencia.

P. ¿Son lícitos los palomares? R. Que tienen en su favor la práctica común; porque si algunas veces se alimentan de la buena semilla, muchas limpian la tierra de la mala, impidiendo se llene de yerbas inútiles que sólo sirven a sofocar las plantas, y disminuir las cosechas. En España se debe observar lo que novísimamente dispuso Carlos III acerca de la administración de los palomares, y sobre tirar o no a las palomas fuera de él. Es ilícito traer artificiosamente las palomas de otro palomar al propio; aunque si ellas, sin este medio, se mezclan con las suyas, podrá el dueño apropiárselas.

Los animales silvestres son del primero que los prendiere. La fiera herida por uno y cogida por otro, o seguida de aquél, y cogida por éste, es del que la prende, si aún podía huir, pero si no, es del que la hirió o la sigue, y lo mismo si cayó en el lazo puesto por otro. Si por razón de la herida o lazo se hace más difícil la fuga, se ha de dividir entre ambos la utilidad.

[ Compendio moral salmaticense · Pamplona 1805, tomo 1, páginas 485-486 ]