Filosofía en español 
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Punto segundo · Del Sacrificio de la Misa, su esencia y valor

P. ¿Qué es el sacrificio de la Misa? R. Est oblatio selemnis in qua Christus Dominus ofertur Deo Patri sub speciebus panis, et vini consecratis in honorem supremae excelentiæ super aram Altaris a Sacerdote ex legitima Christi institutione. Este Sacrosanto Sacrificio se diferencia de los que tenía la antigua ley en muchas cosas, y la principal diferencia entre aquellos y este consiste, en que los antiguos eran muchos y todos sombra y figura del nuestro, y el de la Misa es uno solo y que perfectísimamente contiene todos los que lo figuraban, como parecerá a cualquiera que lo considere. Infiérese de la definición dicha, que el Sacrificio de la Misa solamente se puede ofrecer a Dios, por ser acto de latría ofrecido en protestación de su divina excelencia, y supremo dominio. Véase el Trident. Sess. 22. cap. 13.

P. ¿En qué se diferencia el Sacrificio de la Misa del Sacrificio de la Cruz? R. Que se diferencia, lo primero, en que el Sacrificio de la Misa es incruento, esto es; sin dolor ni efusión de sangre; y el de la Cruz fue cruento con uno y otro. Se diferencia lo segundo, en que aunque en ambos sea uno mismo el principal oferente, y el ofrecido, en la Cruz fue visible, y en la Misa es invisible, aunque el oferente menos principal que es el Sacerdote sea visible. En la substancia es uno mismo el Sacrificio de la Misa, que el de la Cruz; porque la diferencia dicha solo versa en cuanto al modo.

P. ¿En qué se diferencia la Eucaristía como Sacramento de de sí misma como Sacrificio? R. Que se diferencia, lo primero, en que como Sacramento es primo y per se causativa de una gracia cibativa; y como Sacrificio es primo, y per se oferible en honor divinæ excellentiæ. Se diferencia, lo segundo, en que la Eucaristía como Sacramento se salva en una sola especie, mas para Sacrificio se requieren esencialmente ambas; porque para que este se verifique, es necesario haya separación positiva entre el cuerpo y la sangre, la cual se verifica cuando ex vi verborum se pone en el pan el cuerpo, y en el vino la sangre. La materia y la forma es una misma para la Eucaristía como Sacramento, y como Sacrificio; y las palabras mismas que son la forma del Sacramento Eucarístico, son también la del Sacrificio, en cuanto obran prácticamente la separación incruenta del cuerpo y sangre de Cristo, para ofrecerlo a Dios Padre.

P. ¿En qué acción consiste esencialmente el Sacrificio de la Misa? R. Que acerca de esta dificultad se dan dos sentencias gravísimas, una y otra muy probable, así por razón, como por autoridad. La primera afirma, que el Sacrificio de la Misa consiste esencialmente en la consagración, y sunción de ambas especies. La segunda defiende que consiste esencialmente en la consagración de ambas especies con orden a la sunción, y que esta es solamente una parte integral. Esta es la sentencia, a que nos parece subscribir; por dos razones. La primera; porque el Sacrificio de la Misa debe consistir esencialmente en aquella acción, que creemos ciertamente practicó Cristo como esencial en la noche de la Cena; y esta acción solo es la consagración; porque aunque sea probable que el Señor recibió la Eucaristía, no es del todo cierto; y la distribución de ella a los Discípulos ninguno dice sea de su esencia. Mas como la sunción sea de derecho divino, y parte integrante del Sacrificio; por eso la consagración dice orden a ella. La segunda razón es; porque el Sacrificio debe consistir en aquella acción que se obra en persona de Cristo, y con la que se inmola la víctima, y esta acción es la consagración solamente; pues lo demás se profiere por el Sacerdote en su propio nombre; y del mismo modo sume la Eucaristía. Pudieran en alguna manera conciliarse las dos opiniones dichas, diciendo que la sunción era esencia de esta acción en cuanto holocausto, y solo parte integral en cuanto Sacrificio.

P. ¿Quiénes son oferentes en este Sacrificio? R. Que el principal es Jesucristo, que juntamente es el ofrecido, el Sacerdote, y la víctima. El oferente menos principal, y propio ministro es el Sacerdote. ¿Los que asisten a él pueden también decirse oferentes denominative, en cuanto lo ofrecen en alguna manera juntamente con el Sacerdote; y en especial el que lo hace celebrar, y después de este el que sirve en él. Y así deben advertir los que ayudan a Misa, que ejercen una obra de mucha utilidad para sus almas; por participar más copiosamente de los frutos de tan divino Sacrificio, que otros, que por flojedad y desidia se privan de ellos, rehusando ejercer un ministerio de Ángeles.

P. ¿Vale más la Misa ofrecida por un Sacerdote bueno, que la ofrecida por un malo? R. Que ex opere operato es de igual valor una que otra; porque este valor depende del principal oferente que es Cristo; y así nada le daña la malignidad del Sacerdote. Con todo ex opere operantis aprovechará más la Misa celebrada por un Sacerdote justo, que si se celebrase por otro malo; porque más logra de Dios un justo, que un pecador. Véase S. Tom. q. 82. art. 6.

P. ¿Es de infinito valor el Sacrificio de la Misa? R. Que lo es; así como lo fue el de la Cruz, del que no se distingue formalmente, y en cuanto a la substancia. Mas aunque sea de infinito valor en cuanto a la suficiencia, en cuanto a la eficacia, su efecto es de finito o limitado valor; porque su aplicación depende ya de la disposición del sujeto, ya de la voluntad de Cristo, que dispone se aplique su valor y fruto según el mérito, y disposición del sujeto. Por esta causa se multiplican los sacrificios, y por la misma debe el Sacerdote aplicarle su fruto, al que contribuye con la limosna; aunque después de haber hecho por él la aplicación, puede también hacerla por lo que quisiere, en cuanto pueda; siendo como hemos dicho de infinito valor. Véase S. Tom. in 4, dist. 45, art. 4, q. 3, ad 2.

[ Compendio moral salmaticense · Pamplona 1805, tomo 2, páginas 61-63 ]