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  El Basilisco (Oviedo), nº 21, 1996, páginas 18-19
  Actas de las II Jornadas de Hispanismo Filosófico (1995)


Sobre Miguel de Molinos

Mercedes Alvarez González
Gijón
 

Miguel de Molinos nace en la localidad de Muniesa, perteneciente a Teruel, cerca de la provincia de Zaragoza. Fue bautizado el 29 de junio de 1628. A los dieciocho años se traslada a Valencia, gozando de un beneficio de la iglesia de San Andrés que correspondía a los jóvenes munisianos emparentados con su fundador, D. Bernardo de Murcia, y continua sus estudios en el colegio de San Pablo, dirigido por los jesuitas.

En 1649 recibe la orden del subdiaconado, en 1651 es diácono y al año siguiente presbítero. Oposita entre 1655 y 1660 en dos ocasiones a la penitenciaría del colegio del Corpus Christi fundado por San Juan de Ribera, fracasando en ambas. Aunque era tratado como doctor, no esta claro donde consiguió el mencionado título. En 1662 lo encontramos inscrito en la escuela de Cristo{1}, y al año siguiente recibe el encargo de ir a Roma con un doble motivo, por una parte hacer de postulador de la causa de beatificación de Jerónimo Simón de Rojos, y por otra sustituir al Arzobispo de Valencia en la visita Ad Limina. Los años transcurridos desde su llegada a Roma hasta la publicación de su obra más conocida, la Guía Espiritual, son más bien sombríos y poco conocidos, si bien Miguel de Molinos es cada vez más escuchado en la sociedad italiana (en 1671 ingresa en la Escuela de Cristo en Roma, donde llego a ser superior).

En 1675 se publica la que se convertirá en su obra más famosa, la Guía Espiritual que desembaraza el alma y la conduce por el interior camino para alcanzar la perfecta contemplación y el rico tesoro de la interior paz, precedida de una carta de un amigo, San Juan de Santa María, titulada «El que lo saca a la luz». La Guía aparece primero en español y poco más tarde en italiano, con un sin fin de aprobaciones por parte de teólogos, clérigos e incluso clasificadores de la Inquisición{2}.

La Guía tuvo una gran acogida en toda Europa, siendo traducida rápidamente a otras lenguas. En Italia se reedita muy pronto en Roma, Venecia y Palermo. En 1680 sale a la luz otra obra de Molinos, la Defensa de la contemplación, donde existen frecuentes referencias a San Juan de la Cruz (místico ortodoxo); por esa misma época acaba también su «Scioglimento» o Resolución, donde sale al paso de las criticas hechas a la Guía.

El Cardenal Albizzi, dos años antes de ser detenido Molinos, entrega un informe al Santo Oficio, sobre el movimiento quietista en Italia, en el mismo ya aparece el nombre de Miguel de Molinos. El 18 de Julio de 1685, a los diez años de haberse publicado la Guía, Molinos es apresado por corchetes del Santo Oficio. La noticia conmociona a la sociedad italiana, y en gran medida a la europea, teniendo un especial eco en el seno del pietismo alemán. Tras dos años de investigaciones se concluye una sentencia: Molinos es condenado a cárcel perpetua y prohibido su libro, la Guía Espiritual, que pasa a engrosar el índice. En la Iglesia de Santa María Sopra Minerva se hace pública la sentencia, Molinos pide perdón y lee su abjuración. Poco después el Papa Inocencio XI publica la bula Caelestis Pastor, en la que se condenan sesenta y ocho proposiciones de Molinos, quien muere sin llegar a salir de su celda de Roma, pronto se cumplirán los trescientos años, el 28 de diciembre de 1696.

A partir de la condena molinosismo y quietismo tienden a ser utilizados como sinónimos, incluso en las actas de la inquisición (según recoge Henry C. Lea). Pero no es sencillo entender la virulencia de la persecución a Molinos. Al condenarle no sólo se arremetía contra el quietismo, sino contra la mística en general. Nos encontramos además con entremezclados intereses políticos que planeaban sobre la Roma del momento: por una parte su amigo el prologuista de la Guía, Fray Juan de Santa María, defendía las pretensiones austriacas a la corona española; por otra, el denunciante ante el Santo Oficio, Cardenal d'Estrées, era representante personal de Luis XVI. En suma: intereses políticos, alejamiento de una ortodoxia que parecía poner en peligro una estructura eclesial que se sentía amenazada, al no dejar papel alguno entre el orador y el objeto de la experiencia mística, rivalidades de jesuitas y domínicos contra carmelitas, &c., están detrás de la condena de Molinos.

Los doscientos años siguientes a la primera edición de la Guía ésta fue reeditada, sobre todo en ambientes no católicos, como modelo a seguir desde variadas actitudes confesionales. Mientras, la ortodoxia católica aplicaba a Molinos la ley del silencio, o se limitaba a recordarle como peligroso hereje y heterodoxo («uno de los libros menos conocidos y menos leídos del mundo, aunque de los más citados», decía don Marcelino de la Guía). No deja de ser interesante advertir que la mayor parte de las reediciones españolas durante este siglo lo han sido para vindicar precisamente al perseguido y al olvidado, que era recuperado «desde fuera»: la edición de Urbano en la biblioteca orientalista, la de Ovejero en la biblioteca de filósofos españoles, las «progresistas» reediciones efectuadas en el tardofranquismo por Juan Cueto y José Angel Valente, &c. «Desde dentro», sobre todo tras los años del Concilio Vaticano II, es curioso advertir un cambio de actitud hacia la figura de Molinos por parte de quienes se mantienen fieles a la ortodoxia de Roma, abriéndose camino una tendencia que procura «rebautizar» a Molinos, aceptar al místico heterodoxo, restar importancia a la tesis de la contemplación no adquirida que se defendía en la Guía, y punto de fricción importante con la mística ortodoxa representada por San Juan de la Cruz (en esta línea toda la labor de José Ignacio Tellechea o Eulogio Pacho).

Nuestra tesis doctoral, en curso de realización, parte de la constatación de la renovada actualidad con que se desarrollan en el presente corrientes de muy diverso tipo que suelen encontrar en Molinos el símbolo y referente. Pero no pretendemos, para poder entender la insistente presencia del interés por Molinos, ni hacer un ajuste de cuentas con el quietismo desde la mística, la teología o la iglesia católica (ni por supuesto desde ninguna otra variación más o menos protestante), en una suerte de «pelillos a la mar»; ni reducirlo al sociologismo, a la psicología (las sociedades actuales son tan despersonalizadas que el sujeto busca el refugio interior) o a la antropología llamada existencial, la que nos habla de la incertidumbre del miedo a la nada, de la angustia..., desde la que algunos han querido ver en Molinos incluso el guía espiritual adecuado (según María Zambrano) para explicar tanta perplejidad.

Tendremos presentes, sin duda, los análisis y las consideraciones que en torno al quietismo se ofrecen desde muy diversos campos categoriales. Pero, conscientes de que estos saberes particulares no agotan la capacidad de análisis sobre una tradición tan rica, atravesada constantemente por ideas que los entrecruzan, procuraremos aplicar otro tipo de racionalidad, la filosófica, a la hora de reconstruir el significado histórico y la actualidad de Miguel de Molinos y del quietismo.

Ediciones en español de la Guía Espiritual

1675 Miguel de Molinos, Guía Espiritual que desembaraza al alma y la conduce por el interior camino para alcanzar la perfecta contemplación y el rico tesoro de la paz interior, impresa en Roma por Miguel Hércules en 1675.

1676 Miguel de Molinos, Guía Espiritual que desembaraza al alma y la conduce por el interior camino para alcanzar la perfecta contemplación y el rico tesoro de la paz interior, impresa en Madrid por Sanz en 1676.

1677 Miguel de Molinos, Guía Espiritual que desembaraza al alma y la conduce por el interior camino para alcanzar la perfecta contemplación y el rico tesoro de la paz interior, impresa en Zaragoza por Lanaja en 1677.

1685 Miguel de Molinos, Guía Espiritual que desembaraza al alma y la conduce por el interior camino para alcanzar la perfecta contemplación y el rico tesoro de la paz interior, impresa en Sevilla por López en 1685.

1911 Miguel de Molinos, Guía Espiritual, por Rafael Urbano, Biblioteca Orientalista, Imprenta Juan Torrents y Coral, Barcelona 1911, 200 págs. Prólogo 1-23 págs; Proemio 35-44 págs; texto 45-196; índice 197-200.

1935 Miguel de Molinos, Guía espiritual, por Eduardo Ovejero y Mauri, Biblioteca de Filósofos Españoles, Imprenta Galo Sáez, Madrid 1935, 194 págs. Prólogo 1-31 págs, texto 32-190 págs, índice 191-194.

1974 Miguel de Molinos, Guía Espiritual, precedida de treinta y tres proposiciones heréticas sobre Miguel de Molinos por Claudio Lendínez, Biblioteca Júcar, Madrid (mayo) 1974, 221 págs. (Treinta y tres proposiciones heréticas, págs. 7-56; Notas, 57-60; Introducción: El que lo saca a la luz al lector sincero, por Fray Luis de Santa María, pág. 61; Guía espiritual al que leyere, págs. 62-69; Proemio, págs. 73-220; índice, pág. 221).

1974 Miguel de Molinos, Guía Espiritual. Notas y ensayos de José Angel Valente, Rescate textual, Barral editores, Barcelona (marzo) 1974, 331 págs. (Nota preliminar, págs. 7-8; Ensayo sobre Molinos, págs. 11-54; Texto, págs. 55-252; Indices, págs. 325-331).

1976 Miguel de Molinos, Guía Espiritual, Edición crítica, introducción y notas de José Ignacio Tellechea Idígoras, Universidad Pontificia de Salamanca, Fundación Universitaria Española (Colección «Espirituales Españoles», Serie A, tomo 23), Madrid 1976, 447 págs. (Introducción, págs. 15-85; texto págs. 87-375; Notas, apéndices, índices págs. 377-447).

1977 Miguel de Molinos, Guía Espiritual. Introducción de Santiago González Noriega, Editora Nacional (Biblioteca de la Literatura y del Pensamiento hispánicos), Madrid 1977, 254 págs. Introducción, págs. 7-38; Cuadro cronológico, págs. 39-40; Obras de Miguel de Molinos, págs. 40-41; Bibliografía, págs. 42-44; Texto, págs. 47-254; índice, pág. 257).

1989 Miguel de Molinos, Guía Espiritual y Fragmentos de la Defensa de la Contemplación, Alianza Editorial (Libro de Bolsillo), Sección Clásicos, Madrid 1989, 240 págs. (Anotaciones preliminares, págs. 7-24; Texto, págs. 25-174; Defensa de la contemplación, fragmentos, págs. 179-240; índice, págs. 243-249).


{1} Hermandad fundada por San Juan Bautista Feruzo en 1653 en Madrid, que se multiplicó rápidamente por España y América. Admitían sacerdotes y seglares.

{2} Entre las firmas ilustres que encontramos en la publicación de la Guía están el arzobispo Fr. Martín Ibañez, trinitario calzado, calificador de la Inquisición española y doctor por Alcalá, Fr. Francisco de Bolonia, calificador del Santo Oficio, Fr. Domingo de la Santísima Trinidad, calificador de la Inquisición Romana, Fr. Francisco de Jerez predicador real, P. Martín de Esparza jesuita y catedrático de teología en Salamanca, calificador de la inquisición de Valladolid, Fr. Diego de Jesús trinitario descalzo, procurador general de la provincia de España, y por último cono colofón, el maestro del Sacro Palacio Fr. Raimundo Capirucchi, domínico en aquel entonces, y con el tiempo Cardenal.

 

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