Jean-Paul Dolle
Del izquierdismo al “humanismo socialista”
Pensamiento Crítico, La Habana, junio de 1967, número 5, páginas 49-76.
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Hoy, para los marxistas, es un lugar común decir que el «estalinismo» en gran parte ha, si no impedido, al menos hecho extremadamente difícil una vida democrática en el movimiento comunista y por tanto una investigación teórica marxista, a falta de la cual una política revolucionaria se degrada en un pragmatismo oportunista. Este rechazo de semejante perversión de la práctica política y organizativa, solemnemente proclamado en el XX Congreso del PGUS, me basta. El antiestalinismo es la descripción de lo que denuncia, pero no constituye su conocimiento. A este respecto, el movimiento comunista confronta el problema crucial del marxismo; ¿cómo concebir el tipo de relación que debe existir entre el materialismo histórico, teoría general de las leyes que rigen toda formación social, y la práctica revolucionaria, que, valiéndose del conocimiento de esas leyes, se propone como fin el derrocamiento de las relaciones de producción capitalistas y feudales? Para responder a esta pregunta disponemos, entre otras cosas, de tres series de documentos cuya naturaleza, alcance y valor son enteramente heterogéneos: ante todo, de la obra de los fundadores del marxismo; luego, de la tradición teórica representada por Korsch, Luckacs, Rosa Luxemburgo y la corriente italiana: finalmente, de diversas tentativas dispares reunidas bajo el vocablo vago de «humanismo socialista». En este artículo intentaremos examinar el grado de rigor de los dos últimos elementos de respuesta respecto a la obra de Marx y de Engels.