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Pensamiento Crítico

Pensamiento Crítico 11

Explicación de saludo

Pensamiento Crítico, La Habana, diciembre de 1967, número 11, cubierta + páginas 1-2.

Una ideología política exige, a través de un sistema de mediaciones muy específico y complejo con lo real, un grado determinado de coherencia interna. Independientemente de las contradicciones, aparentes y reales, que una apreciación carente de la necesaria distancia, histórica y teórica, pueda observar: este grado de coherencia necesaria se impone al conjunto. Así, por ejemplo, a una posición reformista en el plano político corresponde, y la contradicción es sólo aparente, una concepción estrecha y limitante, dogmática, del desarrollo cultural. Así también una política de principios, como la de la Revolución cubana, supone la apreciación de todos los planos bajo este prisma, de ahí la concepción que nuestra Revolución va cada vez más perfilando sobre el desarrollo de la cultura.

La tesis propuesta por el compañero Fidel en el discurso de Guane sobre los problemas de la propiedad intelectual resulta del desarrollo, en el plano de la cultura, de la política revolucionaria de la revolución cubana. Responde a una necesidad y a una ética. Necesidad de apropiarnos de los logros técnicos, científicos, literarios y artísticos creados por la humanidad a lo largo de siglos, como escalón imprescindible para continuar el desarrollo acelerado de nuestra economía, única forma de superar el subdesarrollo. Moral del que sabe que este subdesarrollo que padece, y sus secuelas de atraso técnico y científico, fueron históricamente condición del desarrollo de otros, moral del que sabe que esa técnica y esa ciencia y ese arte fueron también creados por él, por el subdesarrollo, y que en rigor le pertenecen.

Esta política tiene consecuencias, internas y externas, de gran trascendencia en el plano ideológico, que van a resultar confirmación y desarrollo de otras tesis de la Revolución en otros planos, abonando así la idea de la coherencia necesaria a toda ideología política, y definiendo cada vez más la especificidad de la de nuestra Revolución y nuestro mundo. En el plano interno supone la crisis de las concepciones existentes sobre la propiedad intelectual y los derechos de autor, en correspondencia directa con las decisiones tomadas, esto es, poner a disposición de todo el mundo, sin condición alguna, nuestros logros en la ciencia, la técnica y el arte. Ahora bien, y he aquí otra vez la coherencia necesaria, la abolición de los derechos de autor, la reformulación consecuente de las ideas sobre la propiedad intelectual, y el establecimiento de nuevas relaciones entre el estado revolucionario y los intelectuales resulta, por otro lado, una confirmación y un desarrollo de la política económica general de la Revolución. La renuncia por parte de nuestro país a construir la nueva sociedad con las armas melladas que nos legó el capitalismo: el estímulo material y el interés individual como palancas fundamentales; la supresión de las relaciones mercantiles interestatales y otras medidas, concuerdan de modo exacto con la negativa a considerar los productos de la creación intelectual como mercancías, con la negativa a considerar el logro de mayores derechos de autor como estímulo al proceso de creación, y con su consecuencia directa, la valoración del resultado de la creación por el valor de la obra «en sí» y por el aporte al proceso de desarrollo, material y espiritual, del país y de la humanidad.

En el plano internacional supone, como tantas otras medidas de la Revolución. el valor del ejemplo y el precedente para todo un mundo que como nuestro país lucha por alcanzar niveles humanos de existencia. Es así como la decisión de poner a disposición de todo el mundo, sin condición alguna, nuestros logros en la ciencia, la técnica y el arte concuerda con la práctica de principios desarrollada por la Revolución cubana de poner a disposición de todo el mundo, sin condición alguna, nuestras experiencias y nuestras fuerzas en el plano de la educación y de la salud publica, pero sobre todo, nuestras experiencias en el plano de la lucha insurreccional, en el plano de la defensa del país, en el plano de la construcción económica, y nuestras fuerzas, de todo tipo, en la tarea vital de nuestra época: la lucha contra el imperialismo en todas sus formas.

Reuniones como la Conferencia Tricontinental y sobre toda la de O.L.A.S., posibilitaron, en el plano político, la confrontación e internacionalización de experiencias y puntos de vista alrededor de esta tarea.

Pensamiento Crítico saluda el desarrollo del Congreso Cultural de La Habana como una jornada, un esfuerzo de los intelectuales de todo el mundo para discutir, cambiar, desarrollar, fijar, su posición y sus responsabilidades con relación a Asia, África y América Latina; la parte del mundo donde germina, de modo cada vez más visible, esa posibilidad mejor de vida que acostumbramos a llamar futuro.

Índice del número 11

Osvaldo Dorticós, Discurso en el Seminario sobre el Congreso Cultural de la Habana, 3-21

Ángel Hernández & Jorge Gómez, El problema 'teoría económica-período de transición', 22-39

Paul Baran & M. Sweezy, Economía de dos mundos, 40-61

Maurice Godelier, Sistema, estructura y contradicción en 'El Capital' de Marx, 62-98

Z. Nkosi, Imperialismo surafricano, 99-116

Armando Entralgo, Ben Barka por la revolución, 117-128

Rosa Luxemburgo, Programa para la revolución, 129-157

José Martí, [ Antología de textos ], 158-181

Sebastián Elizondo, Capitalismo y subdesarrollo [sobre André G. Frank], 182-185

Libros publicados + Los autores [nº 11] + Índice año 67, 186-192 + Fe de erratas

Facsímil del original impreso de esta parte en formato pdf