Bob Fitch & Mary Oppenheimer
Ghana: la coexistencia pacífica en un país
Pensamiento Crítico, La Habana, septiembre de 1968, número 20, páginas 100-126.
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En febrero de 1966 el mundo se sorprendió con la caída de Kwame Nkrumab. En menos de 24 horas se llevó a cabo un golpe militar prácticamente incruento –la única resistencia la ofreció la guardia de Nkrumah que se rindió a las 10 de la mañana–. El pueblo ghanés recibió con júbilo la noticia. Se organizaron manifestaciones callejeras y hasta miembros de la comitiva de Khrumah –que se hallaba en el extranjero en una misión de paz– desertaron a la primera oportunidad para unirse al nuevo régimen.
¿Cómo fue posible esto?
¿Dónde residía la explicación de este derrumbe sin pena ni gloria, para quien hasta el día anterior aparecía como firme vocero antimperialista y como un político radical que gozaba de autoridad tanto nacional como internacionalmente?
¿No había sido considerado Nkrumah, como Sukarno, un representante de los regímenes de Democracia nacional?: «Es decir. Estados que defienden consecuentemente su independencia política y económica y luchan contra el imperialismo y sus bloques bélicos, contra las bases militares en sus territorios; que combaten las nuevas formas del colonialismo y la penetración del capital imperialista, rechazan los métodos dictatoriales y despóticos de gobierno y aseguran a sus pueblos amplios derechos y libertades democráticas.»