José A. Tabares
Apuntes para la historia del Movimiento Revolucionario 26 de Julio
Pensamiento Crítico, La Habana, agosto de 1969, número 31, páginas 132-144.
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Como todo el mundo sabe, la tiranía de Fulgencio Batista fue fruto, consecuencia, expresión y acelerador de la crisis estructural de la sociedad neocolonial cubana, donde himno, bandera, escudo e instituciones democrático-representativas pretendían encubrir la sujeción económica, política y social de la nación al imperialismo norteamericano y velar púdicamente el papel anticubano que desempeñaban los generales y doctores que fungían como sus agentes, garantes y mayordomos, como los usufructuarios menores del neocolonialismo.
La república neocolonial fue cuidadosamente organizada hasta en sus menores detalles. No fue producto ni de la espontaneidad ni de la anarquía capitalista sino de la previsión del imperialismo que ajustó en todos sus pormenores los instrumentos necesarios para esquilmar al país y seleccionó, formó, educó y protegió los cuadros, nacidos en la Isla, indispensables para que sus mecanismos de expoliación funcionasen con la eficiencia requerida. La república supeditada se basaba en una estructura económica, cuyo ritmo, dirección y estrategia de crecimiento debían ser dictados por los intereses yanquis, pues solo así podía el neocolonialismo no ya expandirse sino incluso sobrevivir.