
Guillermo Rodríguez Rivera
El último paso de la hostilidad
Pensamiento Crítico, La Habana, agosto de 1970, nº 43, páginas 188-204.
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I
La significación de la vanguardia en el devenir de la literatura contemporánea no precisa una nuevo elucidación. Simplemente (incluso sus más tenaces denostadores lo admiten) sin ella las cosas no serían como son.
Pero si la contribución vanguardista a la historia inmanente de la literatura es indiscutible, hay otras (la contribución socio-política en primer lugar) que permanecen en la indefinición teórica. Y no se trata de ambigüedad, que al fin y al cabo hay cosas ambiguas, sino de confusión.
La concepción más aceptada concede a la vanguardia una doble naturaleza, la vincula a la crisis del capitalismo e insiste en el espíritu revolucionario que la anima, ambas cosas a la vez, actuando sobre un mismo plano y contradiciéndose.
Hay que aceptar (con reservas, y a condición de someterla a múltiples aclaraciones) esta proposición. Pero hay que aceptarla, porque la ambivalencia vanguardista está a la vista del observador menos perspicaz.