Orlando Caputo & Roberto Pizarro
Dependencia e inversión extranjera en Chile
Pensamiento Crítico, La Habana, abril 1971, número 51, páginas 148-179.
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1. Introducción
Los teóricos del desarrollismo modernizante consideran el capital extranjero elemento consustancial al proceso de industrialización sustitutivo. La posición de estos analistas se fundamenta en la posibilidad de impulsar un desarrollo nacional autosustentado que, rompiendo con la tradicional estructura exportadora de América Latina, permita dar aliento a una economía enteramente asfixiada por su comercio exterior. Dentro de estas perspectivas, cabe al estado asumir un papel sumamente vital en cuanto promotor de políticas que signifiquen impulsar la industrialización. De tal suerte, surge un estado intervencionista que define una política de capitalización fundamentada esencialmente en el capital extranjero, a lo vez que, en cuanto inversor, orienta su propia actividad hacia los sectores infraestructurales básicos. Por tanto, dentro del respeto a la iniciativo privada y con el reconocimiento de una incapacidad de ahorro en el seno de las economías latinoamericanas, se trata de recurrir al «aporte externo» en forma transitoria para llegar a la constitución de la «sociedad nocional independiente» en que las decisiones económicas fundamentales se tomen en el interior de nuestros países.
Toda esta argumentación tan propia de la década del cincuenta y que, sin embargo, aún subsiste, entra en crisis ante una abrumadora realidad. La verdad es que no se produjo el desarrollo, sino el más agudo estancamiento de toda la década del sesenta, mientras que el nudo gordiano del proceso de desarrollo, es decir, la industrialización, se va comprometiendo coda vez más fuertemente con el capital extranjero, generándose así una descapitalización y desnacionalización que rompan con los fundamentos que servían de base al estímulo gubernamental para el capital externo.
De esta manera, el subdesarrollo que vive América Latina hoy día trasunta una crisis más global que es precisamente la crisis del capitalismo dependiente y que, en el plano teórico, se expresa en la crisis del desarrollismo. Esta crisis traduce el carácter de la participación latinoamericana en la estructura del sistema capitalista mundial, en el cual nuestros países son dominados y explotados con una intensidad sin precedentes a consecuencia de la nueva forma que adquieren las relaciones económicas internacionales en la estructura del sistema capitalista.