Armand Mattelart
El medio de comunicación de masas en la lucha de clases
Pensamiento Crítico, La Habana, junio 1971, número 53, páginas 4-44.
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Descifrar la ideología de los medios de comunicación de masas en poder de la burguesía constituyó la primera etapa de un quehacer que proyectaba incorporar dichos instrumentos a la dinámica de la acción revolucionaria{1}. Hoy aquella fase debe ser superada o por lo menos aprehendida sólo como un peldaño en la tarea de creación de un medio de comunicación identificado con el contexto revolucionario. «Los filósofos hasta el momento explicaron la realidad, se trata ahora de trasformarla.» La trasposición en el caso que nos interesa de la frase tan manoseada de Marx ilumina de inmediato el sentido de nuestro propósito.
Para no caer en un acercamiento de tipo profético y a fin de sacar provecho de las lecciones históricas, citaremos dos textos de Lenin que a la vez nos permiten situar el papel de los órganos de información en un proceso de cambios estructurales. En Pravda del 20 de septiembre de 1918, Lenin escribía:
En nuestros periódicos se dedica demasiado espacio a la agitación política sobre viejos temas, al estrépito político. Se reserva un espacio mínimo a la edificación de la nueva vida: a la reproducción de multitud de hechos que dan testimonio de ella... La prensa burguesa de los «buenos tiempos viejos de la burguesía» no tocaba el «sancta sanctorum»: la situación interior de las fábricas y empresas privadas. Esta costumbre respondía a los intereses de la burguesía. Nosotros tenemos que desembarazarnos radicalmente de ella. Aún no lo hemos hecho. El tipo de nuestros periódicos no cambia todavía tanto como debería en una sociedad que está pasando del capitalismo al socialismo... No sabemos valernos de los periódicos para sostener la lucha de clases, como lo hacía la burguesía... No hacemos una guerra seria, despiadada, verdaderamente revolucionaria contra los portadores concretos del mal. Hacemos poca educación de masas con ejemplos y modelos vivos y concretos, tomados de todos los dominios de la vida, y sin embargo ésta es la tarea principal de la prensa durante la transición del capitalismo al comunismo. Prestamos poca atención a la vida cotidiana de las fábricas, del [6] campo, de los regimientos, donde lo nuevo crece en número, donde hace falta concentrar la mayor atención, desarrollar la publicidad, criticar a la luz del día, estigmatizar los defectos y llamar a asimilarse los buenos ejemplos. Menos estrépito político. Menos razonamientos intelectualoides. Mantenerse más cerca de la vida. Prestar más atención a cómo la masa obrera y campesina construye de hecho lo nuevo en su diario esfuerzo. Comprobar más hasta qué punto, esto nuevo es de carácter comunista.{2}