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Comentarios críticos al Diccionario soviético de filosofía

Ciencias naturales

Ciencias naturales en el Diccionario soviético de filosofía


 

Ciencias naturales · David Alvargonzález · 10 de noviembre de 2017

La entrada “Ciencias naturales” en las diferentes versiones del Diccionario soviético de filosofía plantea una serie de problemas que voy a dividir en dos grupos: primero, los problemas que tienen que ver con la idea general de ciencia y, en segundo lugar, los problemas que tienen que ver con la idea de Naturaleza y con la propia clasificación de las ciencias que se hace desde el materialismo histórico y dialéctico. La primera parte de este comentario se puede completar consultando la entrada “Ciencia”, y la segunda parte se puede completar en la entrada que trata de la “Clasificación de las ciencias” ya que, en última instancia, la idea de ciencias naturales hay que considerarla en el contexto de la clasificación de las ciencias que hace el materialismo dialéctico.

Por lo que se refiere al concepto de ciencia, el problema de la idea de ciencia del Diccionario es que es confusa y que es internamente contradictoria. La idea es confusa porque parte del supuesto de que las ciencias se dedican a describir la realidad. Esto es lo que llamamos el descripcionismo gnoseológico: el supuesto de que la ciencia es una especie de reflejo de la realidad, de reflejo de lo existente, que la ciencia es el reflejo ideal de una realidad material. Esta teoría tiene muchas limitaciones sobre todo cuando se aplica a ciencias en las que aquello que se describe no está tan claro que se pueda describir así de una manera inmediata, como se puede describir un paisaje: por ejemplo, cuando estamos refiriéndonos a estructuras subatómicas que no se pueden ver, a procesos biológicos como los procesos evolutivos que tampoco se pueden ver ni experimentar directamente en un laboratorio, a radiaciones que están fuera del espectro de lo que captan nuestros exteroceptores, etcétera. En estos contextos empieza a ser problemático decir que la ciencia describe las cosas sin más, de una manera neutra, dejándolas intactas. La idea de ciencia del materialismo histórico y dialéctico, además, es contradictoria por la siguiente razón: por un lado, se dice que la ciencia, lo mismo que las ideas políticas, jurídicas, etc., son parte de la superestructura y, por tanto, están determinadas y se modifican de acuerdo con los contenidos de la base económica, se pretende que la ciencia es una forma más de conciencia social al lado de otras como las artes o los sistemas jurídicos. Pero, al mismo tiempo, ese materialismo dialéctico afirma que el conocimiento científico es universal, es necesario y es objetivo, y esta tesis entra en contradicción con la anterior acerca del carácter superestructural de la ciencia: si la ciencia es una superestructura que depende de la base pues entonces habrá una ciencia burguesa, una ciencia de la sociedad esclavista, una de la sociedad estamental medieval, y habrá una ciencia comunista y cada una de esas ciencias será “partidista”. En la entrada del Diccionario titulada “Partidismo de la ciencia y de la filosofía” se puede apreciar esta contradicción ya que, si la ciencia es partidista, como se pretende en esa entrada, y como sugiere la distinción entre base y superestructura aplicada a las ciencias, entonces no se ve muy bien cómo puede ser objetiva, universal y necesaria ya que lo universal es todo lo contrario a lo partidista.

Cuando hablamos de las ciencias naturales, el problema todavía se complica más por el lado de la idea de Naturaleza y de la propia clasificación de las ciencias. En la tabla siguiente se puede ver un resumen de la clasificación de las ciencias del materialismo dialéctico tal como aparece expuesta en un famoso tratado de 1961 de Bonifaty Kedrov titulado La clasificación de las ciencias.

En muchas partes del Diccionario soviético y aquí también en esta entrada que comentamos, aparece la idea de que esa realidad, que la ciencia describe y de la que la ciencia es un reflejo superestructural, tiene tres partes: la Naturaleza, la sociedad y el pensamiento, y a cada una de esas partes le corresponde un determinado tipo de ciencias, las ciencias naturales (mecánica, física, biología, etc.), las ciencias sociales (la historia, la sociología, etc.) y las ciencias filosóficas que tratan del pensar (los tres grandes grupos son los que aparecen con mayúsculas en el cuadro). Como se puede apreciar, aquí está funcionando una distinción ontológica. Esta clasificación está basada en el supuesto ontológico de que la realidad básica material sobre la que tratan las ciencias está dividida en tres regiones: la Naturaleza, la sociedad (en realidad, la sociedad humana, porque da la impresión de que no hubiera animales no humanos sociales), y el “pensar” que es el terreno que estudiarían las ciencias filosóficas. La distinción entre Naturaleza y sociedad, no digamos ahora ya el “pensar”, o la distinción entre Naturaleza y cultura, es una distinción que viene del idealismo alemán: es la idea de Naturaleza con mayúsculas, una idea que desde el materialismo buenista consideramos enteramente mitológica, tan mitológica como pueda ser la idea de cultura o como la idea de gracia u otras parecidas. Aquí se podría preguntar de dónde sale esta distinción entre Naturaleza, sociedad y “pensar”. ¿Qué sentido tiene decir que las ciencias de la naturaleza no tienen nada que ver con la sociedad y con el pensar cuando están totalmente preñadas de matemáticas, de lógica, y de contenidos culturales que están dados en los laboratorios, en los instrumentos, en los aparatos, en todos los mecanismos que son necesarios para hacer ciencia? La concepción descripcionista de las ciencias remite el problema de la clasificación de las ciencias a un problema ontológico que sencillamente se postula, pero no se argumenta ni se sabe qué fundamento tiene: es esta trinidad ontológica de la Naturaleza, la sociedad (como si no hubiera sociedades naturales por ejemplo de insectos), y el pensar (como si las ciencias naturales no incluyeran matemáticas y lógica y cosas por el estilo). El resultado es que esta idea de ciencias naturales es un concepto muy confuso tanto por lo que se refiere a la idea de ciencia como por lo que hace a la idea de Naturaleza que es una idea, simplemente, postulada pero que no se sabe muy bien de dónde sale.

Hemos puesto dos enlaces a trabajos de Gustavo Bueno: el primero es un trabajo de 2012, “El mito de la naturaleza”, que es una tesela de las grabadas en video por Bueno; el segundo enlace conduce a un trabajo que es fundamental para cualquiera que pretenda entender el significado de la ciencia del presente, un trabajo que desgraciadamente se conoce poco y que se titula La función actual de la ciencia. En este trabajo Bueno argumenta que la función actual de la ciencia no es una función de descripción o de reflejo de la realidad, sino que es una función conformadora de la realidad, de modo que la ciencia está constituyendo partes importantes del mundo del presente, y ésta sería la manera alternativa de entender estas ideas desde el momento presente.

David Alvargonzález

 
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Las cuatro versiones soviéticas del Diccionario filosófico de Rosental e Iudin
Diccionario filosófico marxista · Rosental & Iudin · Montevideo 1946
Diccionario de filosofía y sociología marxista · Iudin & Rosental · Buenos Aires 1959
Diccionario filosófico abreviado · Rosental & Iudin · Montevideo 1959
Diccionario filosófico · Rosental & Iudin · Montevideo 1965
Diccionario marxista de filosofía · Blauberg · México 1971
Diccionario de comunismo científico · Rumiántsev · Moscú 1981
Diccionario de filosofía · Frolov · Moscú 1984