Pedro Fedoséiev · Dialéctica de la época contemporánea · traducción de Augusto Vidal Roget
Parte segunda. El progreso de la sociedad y del individuo
Socialismo y patriotismo
Socialismo y patriotismo
Durante la Segunda Guerra Mundial, el patriotismo de las masas del pueblo desempeñó un enorme papel en la lucha liberadora contra la tiranía de los fascistas alemanes y de los militaristas japoneses. El patriotismo fue el manantial vivificante de las hazañas sin par –en el trabajo y en los campos de batalla–de la gente soviética, que cubrió de gloria inmortal a nuestra Patria socialista.
Terminada la guerra, cuando los imperialistas americanos redoblaron sus presiones para alcanzar el dominio del mundo y comenzaron a prepararse para desencadenar una nueva guerra mundial, el patriotismo de las masas se convirtió en una gran fuerza moral y política contra la agresión imperialista. Los sentimientos patrióticos y las tradiciones nacionales de los pueblos constituyen una firme barrera en el camino de los actuales pretendientes al dominio del mundo.
El proceso revolucionario de lucha contra el imperialismo y el poderoso movimiento –que se extiende en todo el mundo– de millones de personas por una paz sólida se fusionan, en las condiciones presentes, con la defensa de la soberanía nacional, de la libertad y de la independencia de los pueblos. La ofensiva del capital monopolista contra la soberanía nacional de los pueblos forma parte de la política de preparación de una nueva guerra, de la lucha de los imperialistas por el dominio mundial.
La lucha por la independencia de las naciones así como la defensa de la paz contra la agresión de los imperialistas es una causa importantísima y vital de los pueblos. Las fuerzas crecientes del movimiento pro paz se apoyan en el patriotismo de las amplias masas, pues combatir para evitar la guerra significa combatir a la vez contra la política imperialista de opresión de los pueblos, contra la amenaza de quedar sometidos al extranjero. Las filas de los luchadores por la paz, la libertad y la independencia de sus países cada día son más nutridas, y hoy forman un ejército de fuerza colosal. Así como en las guerras de liberación, justas, el patriotismo lleva a las masas a realizar heroicos hechos de armas, en las actuales circunstancias en que los pueblos luchan contra el imperialismo y el colonialismo, contra la política imperialista tendiente a desencadenar una nueva guerra de conquista y rapiña, el patriotismo hace que surjan héroes del movimiento por el progreso social, por la paz entre los pueblos y la independencia nacional.
Desde que apareció el marxismo, los ideólogos de la burguesía afirmaron, y siguen afirmando machaconamente, que los comunistas se muestran indiferentes a los destinos de sus patrias. Los adalides del imperialismo no se cansan de difundir mendaces fantasías de toda especie afirmando que el socialismo es incompatible con el patriotismo, que los comunistas, al defender los [236] intereses del movimiento obrero internacional y al solidarizarse con la política del campo democrático, socialista, dejan de ser patriotas.
En realidad, sin embargo, ha sido precisamente la burguesía imperialista la que ha pisoteado la bandera de la soberanía nacional, la bandera del patriotismo. La bandera de la lucha por la libertad y la independencia de los pueblos, la bandera del patriotismo la han enarbolado y la han mantenido en alto los comunistas y otras fuerzas revolucionarias. A su alrededor cierran filas las amplias masas trabajadoras de todos los países.
Los partidos comunistas, el campo mundial del socialismo, son fieles amigos de los pueblos, luchan por la liberación nacional.
En los países que han emprendido el camino del renacimiento nacional, los comunistas son quienes luchan de manera más consecuente para llevar hasta el fin la revolución antiimperialista.
Aunque, actualmente, la burguesía nacional de los jóvenes estados en desarrollo no ha agotado todavía su papel progresivo en la lucha contra las formas imperialistas de la opresión nacional, a medida que el movimiento liberador gana terreno, que se acentúan las contradicciones internas y que cobra mayor intensidad la lucha de clases, el ala derecha de esa burguesía se inclina cada vez más hacia los compromisos con la reacción interior y exterior.
Los comunistas, firmes defensores de los principios del internacionalismo, de los intereses socialistas y del movimiento democrático de los pueblos, elevan el patriotismo, lo cultivan como gran fuerza en la lucha por la victoria de la causa de la paz, de la democracia y del progreso social.
La combinación del factor nacional y del internacional en la ideología comunista y en el movimiento práctico representa un instructivo ejemplo de la dialéctica de la época contemporánea.