Zeferino González (1831-1894) |
Historia de la Filosofía Primer periodo de la filosofía griega |
El más célebre, y acaso el más filosófico de los sofistas, fue Protágoras, nacido en Abdera, y contemporáneo de Sócrates. Después de recorrer varias ciudades de Italia y Grecia, se fijó en Atenas, probablemente por los años 450 antes de Jesucristo. A la vuelta de algunos años pereció en un naufragio, huyendo de Atenas, donde había sido condenado a muerte a causa de sus opiniones semiateístas.
La doctrina de Protágoras se halla suficientemente expuesta, o al menos indicada, en el siguiente pasaje de Sexto Empírico: «El hombre es la medida de todas las cosas. Protágoras hace del hombre el criterium, que aprecia la realidad de los seres, en tanto que existen, y de la nada, en tanto que no existe. Protágoras no admite más que lo que se manifiesta a los ojos de cada cual. Tal es, en su teoría, el principio general del conocimiento... La materia, según Protágoras, está en continuo flujo o cambio; mientras ella experimenta adiciones y pérdidas, los sentidos cambian también en relación con la edad y las demás modificaciones del [179] cuerpo. El fundamento de todo lo que aparece a los sentidos reside en la materia; de manera que ésta, considerada en sí misma, puede ser todo lo que a cada cual parece. Por otra parte, los hombres, en diferentes tiempos, tienen percepciones diferentes, en relación con las transformaciones que experimentan las cosas percibidas. El que se encuentra en un estado natural, percibe en la materia las cosas según pueden aparecer a los que se encuentren en semejante estado; los que se encuentran en un estado contrario a la naturaleza, perciben las cosas que pueden aparecer en esta otra condición. El mismo fenómeno tiene lugar en las diferentes edades, en el sueño, en las vigilias y en las demás disposiciones. Por lo tanto, el hombre es, según este filósofo, el criterium de lo que es, y todo lo que aparece tal al hombre, existe: lo que no aparece o se presenta a los hombres, no existe {56}: Est ergo, secundum ipsum, homo criterium rerum quae sunt; omnia enim quae apparent hominibus, etiam sunt, quae autem nulli hominum apparent, nec sunt quidem.
De este pasaje y de lo que acerca de Protágoras dejaron escrito Platón, Aristóteles y algunos otros, despréndese con bastante claridad que el sistema de este sofista era una especie de subjetivismo sensualista, que se resuelve en las afirmaciones siguientes: 1ª, no existe la verdad absoluta, sino la verdad relativa; 2ª, la percepción sensible es para el hombre la medida y hasta la razón o causa de la realidad objetiva de las cosas: lo que el hombre percibe por medio de los sentidos, todo es verdadero. [180]
Por lo que hace a la existencia de Dios, es natural que Protágoras la negara o la pusiera en duda, toda vez que no es objeto de los sentidos. Así es que solía decir que la obscuridad del asunto y la brevedad de la vida, no le permitían afirmar si existen o no los Dioses, y cuál sea su naturaleza, caso que existan. No es extraño, en vista de esto, que algunos autores de hayan contado entre los partidarios del ateísmo y que los atenienses le persiguieran {57} y acusaran por esta causa.
A pesar de las apariencias en contra, el sistema de Protágoras se resuelve en puro escepticismo: afirmar que todas las percepciones de los sentidos son verdaderas, reconociendo a la vez que son con frecuencia opuestas y contradictorias, no sólo en diversos sujetos, sino en el mismo, en relación con la diversidad, o cambios de edad, de influencias externas y disposición del cuerpo, equivale a decir realmente que son todas igualmente falsas, toda vez que no cabe verdad en la contradicción; equivale a reconocer que no podemos discernir entre la verdad y el error, entre la apariencia y la realidad. Hay, pues, en el fondo de este sistema un escepticismo real, que pudiéramos apellidar escepticismo per excessum. Si las percepciones varias y contradictorias de los hombres son la medida de la realidad y verdad de las cosas, la realidad y la verdad son palabras vanas y representan una cosa inasequible para el hombre. [181]
El sistema o teoría de Protágoras ofrece cierta analogía con la teoría de Fichte. Así como para éste el pensamiento es la medida y causa de la realidad objetiva o del no-yo, el cual en tanto existe en cuanto es pensado y puesto por el yo, así para aquél la percepción de los sentidos, el yo sensitivo, pone, determina y regula la realidad. Al subjetivismo intelectualista e idealista del filósofo alemán, corresponde el subjetivismo sensualista del sofista griego.
{56} Hypot. Pyrrhon., cap. XXXII.
{57} «Protagoras autem dissertis verbis scripsit: de Diis autem, nec an sint, neque quales sint, possum dicere; multa enim sunt quae me prohibent. Quam ob causam, cum eum capitis damnassent Athenienses, fugiens in mari periit naufragio». Sextus Empir., Adversus Mathemat., lib. VIII.
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Historia de la Filosofía (2ª ed.) 1886, tomo 1, páginas 178-181 |