φñZeferino GonzálezHistoria de la Filosofía (1886)

tomo segundo:2021222324252627282930Imprima esta página

§ 27. La filosofía escolástica

Razas salvajes y pueblos sin historia, cual impetuosa avalancha desprendida de las regiones desconocidas de la Europa y del Asia, habían caído en siglos anteriores sobre el carcomido imperio romano, para ejercer las venganzas del cielo sobre su corrupción y sus injusticias, y para señalar nuevo rumbo a la historia. Por espacio de más de cuatro siglos, la Iglesia había luchado y seguía luchando para traer al Cristianismo, dulcificar las costumbres y amansar los instintos de aquellos pueblos, que sólo pensaban en amontonar ruinas y más ruinas en su rededor. Bajo la influencia tan poderosa como benéfica y moralizadora del Pontificado; a la voz de aquellos misioneros que recorrían los pueblos y naciones evangelizando la paz y los bienes; a la sombra y bajo la civilizadora protección de aquellos monasterios-escuelas, que conservaban [116] oculto, pero vivo, aunque cubierto de ceniza, el fuego sagrado de la ciencia, la luz comenzó a penetrar en aquel caos social, religioso, intelectual y científico y la filosofía, que casi había desaparecido sepultada entre ruinas, pero cuya semilla habían conservado y transmitido a las siguientes generaciones los Claudianos, Boecios, Casiodoros, Isidoros, Bedas y Alcuinos, y cuyas relaciones con la Filosofía griega y con el neoplatonismo nunca se habían cortado totalmente, gracias a la comunicación entre la Iglesia oriental y la occidental por medio de los Concilios y de las controversias doctrinales o dogmáticas, renació con nuevo vigor y lozanía desde el momento que las condiciones externas y sociales permitieron el desarrollo y expansión del principio cristiano que en su fondo anidaba. Este renacimiento filosófico, incubado, fecundizado e informado por el principio cristiano, es lo que constituye la Filosofía escolástica, movimiento que, como todos los de su género, se presenta imperfecto, interrumpido, vacilante en sus primeros pasos; vigoroso, expansivo y enérgico en su desarrollo; decadente y enfermizo en su decrepitud.

Y de aquí la división y clasificación general de la Filosofía escolástica. Sin discutir ni rechazar las divisiones señaladas por otros autores, nos atendremos a la que en nuestra Philosophia Elementaria adoptamos, dividiendo el período de la Filosofía escolástica en cuatro partes o edades, que son:

a) La Filosofía escolástica incipiente, o sea la edad que comprende sus primeros pasos, la cual comienza con Carlomagno, o mejor con Erígena, y termina a mediados del siglo XI. [117]

b) Edad de incremento y desarrollo, la cual abraza desde mediados del siglo XI, en que la cuestión de los universales adquiere una importancia excepcional ensimisma y en sus aplicaciones, hasta principios del siglo XIII, o sea hasta Alberto Magno.

c) Edad o período de perfección, la cual abraza el siglo XIII y parte del XIV hasta Ockham.

d) Edad de decadencia, que se extiende desde Ockham hasta la caída de Constantinopla a mediados del siglo XV.