φñZeferino GonzálezHistoria de la Filosofía (1886)

tomo tercero:12345678910Imprima esta página

§ 4. Marsilio Ficino

El discípulo más notable de Gemisto Plethon, y a la vez el representante principal del platonismo italiano del Renacimiento, fue Marsilio Ficino, que nació en Florencia por los años de 1433, y murió en 1499. Médico afamado y literato eminente, fue puesto por Cosme de Médicis al frente de la Academia platónica que fundó en Florencia hacia el año de 1460. Llevado de sus aficiones platónicas con tendencias alejandrinas, puede decirse que dedicó gran parte de su vida a popularizar entre los hombres de letras la doctrina y las obras no sólo de Platón, sino de Plotino, Jámblico, Porfirio y algunos otros neoplatónicos. El médico [13] florentino completó y afirmó estos trabajos de propaganda, por medio de un tratado notable que lleva por título: Theologia platonica de immortalitate animorum.

El platonismo de Marsilio Ficino no es exclusivista, ni tampoco anticristiano, como el de algunos de sus contemporáneos. El filósofo de Florencia admitía y combinaba con el elemento platónico, no sólo bastantes elementos alejandrinos, sino algunas ideas y concepciones aristotélicas, rebatiendo a la vez y rechazando las interpretaciones averroísticas de algunos acerca de la naturaleza del entendimiento humano según Aristóteles.

Lejos de seguir la tendencia anticristiana de su maestro Plethon y de algunos otros, Ficino encamina sus esfuerzos a demostrar y poner de manifiesto la conformidad y armonía de la Filosofía platónica con la doctrina cristiana.

Su Theologia platonica de immortalitate animorum, no es un simple tratado de psicología, como pudiera hacer sospechar su título, sino que es también un tratado más o menos completo de teodicea cristiana, en que se discuten muchos problemas teológicos y metafísicos. En armonía con su espíritu amplio y conciliador, Ficino propende a la doctrina de Aristóteles sobre algunos puntos importantes, y, a pesar de sus aficiones platónicas, enseña con Aristóteles que el alma racional es forma substancial del hombre: Mens igitur forma illa est, per quam quisque nostrum in humana specie collocatur.

Entre las muchas razones que aduce para demostrar la inmortalidad del alma, hay algunas excelentes, y otras que presentan cierto aspecto de originalidad. [14]

Sin embargo de lo dicho, descúbrese con bastante frecuencia en sus obras al discípulo de Platón y de los neoplatónicos alejandrinos, con los cuales enseña, entre otras cosas, no ya sólo que las esferas celestes están animadas, sino que la tierra, el agua, el aire y el fuego tienen cada cual su alma propia:Globo terreno una anima sufficit.... Animam suam habeat aër, suam ignis, eadem ratione qua terra suam, et aqua. Similiter octo coelorum globi animas octo.

El filósofo florentino atribuye al alma de la tierra el origen de los animales que se decían producidos ex putrescente materia,{1} negando, por consiguiente, lo que hoy se llama generación espontánea.

Marsilio Ficino y el cardenal Besarión pueden y deben ser considerados como los representantes más genuinos y racionales de la escuela platónica del Renacimiento. Al mismo tiempo que vulgarizaban las obras del filósofo ateniense, y llamaban la atención sobre la excelencia de su Filosofía, hacíanlo con la mesura propia de los hombres superiores, sin desconocer ni negar en absoluto la importancia filosófica de Aristóteles y de los escolásticos, y, sobre todo, demostrando con su pluma y con su ejemplo que la restauración de la Filosofía, de las ciencias y de las artes antiguas, como elemento parcial del progreso, podía y debía llevarse a cabo sin renegar de la Iglesia católica, ni atacar sus instituciones.

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{1} «Quapropter herbae animantesque, quae sola putrefactione nasci videntur in terra, non minus a propriis causis oriri debent quam quae propagatione nascuntur. Sed ubinam sunt hae propriae causae? Procul dubio in terrena vita, sunt terrenarum vitarum causae propriae.... Erunt igitur illae causae in anima terrae.» Theol.plat., de immort. anim., lib. IV, cap. 1.