φñZeferino GonzálezHistoria de la Filosofía (1886)

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§ 5. Continuación de la escuela platónica

El famoso Juan Pico de la Mirándula, que nació en 1463 y falleció en 1494, cuando contaba poco más de treinta años, fue discípulo de Marsilio Ficino, cuya dirección neoplatónica siguió, pero mezclada y modificada con ideas místicas y cabalísticas. Fue hombre de vastos y universales conocimientos, muy superiores a sus pocos años; cultivó especialmente la Filosofía, la Teología, el hebreo y algunos otros dialectos semíticos, el griego, la astronomía, o, mejor dicho, la astrología, y en 1486 se presentó en Roma, invitando a todos los sabios de Europa, cuyos gastos de viaje se ofrecía a satisfacer, para que acudieran a discutir novecientas conclusiones que publicó y se comprometía a defender, tomadas de toda clase de ciencias y materias. La discusión no se llevó a cabo, porque se suscitaron dudas y dificultades acerca de la ortodoxia{1} de algunas de aquellas proposiciones. En los últimos años de su vida, Pico se entregó al estudio casi exclusivo de las Sagradas Letras, distribuyó a los pobres gran parte de su rico patrimonio, muriendo en la práctica de las virtudes cristianas.

Aunque los historiadores de la Filosofía suelen colocar a Pico de la Mirándola entre los representantes [16] de la escuela platónico-itálica, la verdad es que este filósofo, o, digamos mejor, este escritor filosófico tiene más de ecléctico y cabalista que de platónico. Cierto es que manifiesta alguna predilección y atribuye cierta superioridad a la doctrina de Platón y de sus discípulos (quorum doctrina.... inter omnes philosophias, habita est sanctissima), gloriándose de haberla popularizado por primera vez en Italia (et a me nunc primum, quod sciam...., est in publicum allata) en algunas de sus partes; pero no es menos cierto que también se gloria de conocer, comparar y discutir las opiniones de las diferentes escuelas (non unius modo, sed omnigenae doctrinae placita in medium afferre volui), para llegar a la verdad por medio de la comparación y discusión de los sistemas y escuelas de Filosofía: ut hac complurium sectarum collatione ac multifariae discussione philosophiae, ille veritatis fulgor.... illucesceret.

En armonía con esta tendencia ecléctica, Pico se propuso conciliar los textos y sentencias que aparecen discordes en los principales filósofos, buscando concordia entre Platón y Aristóteles (Platoni Aristotelisque concordiam), entre Scoto y Santo Tomás, y hasta entre Averroes y Avicena: in quibus Scoti et Thomae, plures in quibus Averroes et Avicennae sententiae, quae discordes existimantur, concordes esse nos asseveramus.{2} [17]

Como la mayor parte de los platónicos, Pico admite y supone que los cielos son cuerpos animados;{3} pero lo que principalmente caracteriza y desvirtúa la doctrina del discípulo de Ficino, es la importancia y el valor científico que concede a la astrología, la magia, y, sobre todo a la cábala.{4} [18]

Francisco Pico de la Mirándula, sobrino del anterior, cuya biografía escribió, fue también hombre de letras, y siguió la dirección y tendencias de su tío, especialmente en la parte místico-cabalística.

Análoga dirección siguieron dos escritores alemanes, que tuvieron más de literatos que de filósofos en el sentido propio de la palabra. El primero, llamado Juan Reuchlin, que nació en 1455 y falleció en 1522, se distingue por las doctrinas, o, mejor dicho, tendencias neoplatónico-cabalistas que ofrecen sus dos obras principales, que son De arte cabbalistica la una, y De verbo mirifico la otra. Esta última está escrita en forma de conferencia entre un gentil, un judío y un cristiano. Sus ataques contra las í“rdenes religiosas y contra Roma, junto con los de su contemporáneo Ulrico de Hutten, prepararon el advenimiento del protestantismo.

El segundo representante de la dirección indicada fue Enrique Cornelio Agrippa, que nació en Colonia en 1480, y murió en Grenoble año de 1535. Los escritos de Agrippa, además de sus tendencias [19] pitagórico-platónicas, conceden mucha importancia a la magia, que divide en natural, celeste y religiosa. Sus obras más importantes como escritor filosófico, son la que trata De occulta philosophia, y la que lleva por título: De incertitudine et vanitate scientiarum, en las cuales, y principalmente en la última, abundan las ideas escépticas y se descubren también reminiscencias lulianas.

Agrippa fue como el precursor de los Paracelsos, Cardanos y otros médicos aventureros, que llamaron la atención de las gentes con sus teorías y prácticas cabalísticas y con sus excursiones desordenadas por el campo de la Filosofía y de las ciencias.

Reuchlin, humanista acaso el más notable del siglo XV, representa la reacción exagerada de las letras humanas contra los defectos y vicios de la escolástica en este concepto, defectos y vicios que a la sazón habían llegado a su apogeo con el dominio de la escuela nominalista, representada por entonces en la Alemania por Gabriel Biel, compatriota y amigo de Reuchlin. En honor de éste, es justo recordar que se mantuvo firme y murió en la fe católica, a pesar de las solicitaciones reiteradas y vivas de Lutero para atraerle a su partido, y a pesar de haber visto a su sobrino Melanchton apostatar del Catolicismo para convertirse en auxiliar y defensor de la falsa Reforma.

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{1} Mirándola escribió una apología de las tesis tachadas o acusadas de heterodoxia, y en 1493 Alejandro VI publicó un rescripto o breve favorable a la ortodoxia, al menos personal, del autor de las tesis citadas.

{2} A pesar de estas ideas sincréticas, y en medio de sus tendencias conciliadoras, el discípulo de Ficino conserva y descubre sus preferencias platónicas, según se desprende, entre otros, del siguiente curioso pasaje, en el cual Pico expone concisamente su juicio acerca de los principales filósofos, así gentiles como cristianos. Después de hablar con encomio de Trimegisto, Pitágoras, Platón y Aristóteles, añade: «Atque ut a nostris, ad quos prostremo philosophia pervenit, nunc exordiar: est in Joanne Scoto, vegetum quiddam atque discussum: in Thoma, solidum et aequabile: in Egidio, tersum et exactum: in Francisco, acre et acutum: in Alberto, priscum, amplum et grande: in Henrico, ut mihi visum est, semper sublime et venerandum. Est apud Arabes, in Averroe firmum et inconcussum: in Avempace et Alpharabio, grave et meditatum: in Avincenna, divinum atque platonicum. Et apud Graecos, in universum quidem, nitida, in primis et casta philosophia. Apud Themistium, elegans et compendiaria. Apud Alexandrum, constans et docta. Apud Theophrastum, graviter elaborata. Apud Ammonium, enodis et gratiosa. Et si ad platonicos te converteris, ut paucos percenseam: in Porphyrio, rerum copia, et multijuga religione delectaberis: in Jamblico, secretiorem philosophiam et barbarorum mysteria veneraberis: in Plotino, primum quidquam non est quod admireris, qui se undique praebet admirandum, quem de divinis divine, de humanis longe supra hominem docta sermonis obliquitate loquentem, sudantes platonici vix intelligunt.» Op. Omnia., t. 1, pág. 325.

Aun cuando se prescindiera de las palabras referentes a Plotino y demás neoplatónicos alejandrinos, las preferencias platónicas de Pico se revelan suficientemente en los calificativos y epítetos con que distingue a Enrique de Gante y Alberto Magno, que son los que más se acercan a Platón entre los escolásticos que cita.

{3} «Qui negat coelum esse animatum, ita ut motor ejus non sit forma ejus, non solum Aristoteli repugnat, sed totius philosophiae fundamenta destruit.»

{4} He aquí algunas proposiciones relacionadas con este punto, y que forman parte de las novecientas conclusiones a que antes hemos aludido: Nulla est scientia quae nos magis certificat de divinitate Christi, quam Magia et Cabala.– Quaelibet vox virtutem habet in Magia, in quantam Dei voce formatur.– Sicut hymni David operi Cabalae mirabiliter deserviaut, ita hymni Orphei operi vere licitae et naturalis Magiae.– Nihil habebit firmum in opere qui Vestam non ataxerit.– Qui conjunxerit Astrologiam Cabalae, videbit quod sabbatinare et quiescere, convenientius fit post Christum die dominico quum die sabbati.– Per mysterium duarum litterarum Vau et Jod, scitur quomodo ipse Messias ut Deus, fuit principium suipsius ut homo.– Ego animam nostram sic decem Sephirot adapto , ut per unitatem sit cum prima, per intellectum cum secunda, per rationem cum tertia, etc.– Qui sciverit quid sit denarius in Arithmetica formali, et cognoverit naturam primi numeri sphaerici, sciet illud quod ego adhuc apud aliquem Cabalistam non legi, et est quod sit fandamentum secreti magni Jobelei in Cabala. Estas y otras proposiciones no menos extravagantes, junto con algunas más peligrosas, teológicamente consideradas, prueban que no anduvieron descaminados los que las impugnaron y se opusieron a su defensa pública.