La Filosofía de Locke se halla contenida en su famoso Ensayo sobre el entendimiento humano, dividido en cuatro libros, de los cuales el primero traía de las nociones innatas; el segundo de las ideas, o sea de su origen; el tercero de las palabras, y el cuarto trata del conocimiento.
El objeto que se propone el autor no es otro sino examinar las diferentes facultades de conocer que existen en el hombre (examiner les differentes facultés de connaître), reconocer y fijar el origen y constitución de nuestras ideas, señalando a la vez los límites de la certeza del conocimiento (par quels moyens notre entendement vient à se former les idées qu'il a des choses, et marquer les bornes de la certitude de nos connaissances), y los fundamentos de las opiniones tan diversas que vemos reinar entre los hombres.
El método que para conseguir estos objetos se propone seguir el autor del Ensayo, es:
a) Examinar el origen de toda clase de ideas.
b) Determinar la condición, la certeza y la extensión del conocimiento que podemos adquirir por medio de aquellas ideas. [348]
c) Investigar la naturaleza y los fundamentos de lo que se llama opinión,{1} y el grado de asenso que debe darse a las diferentes proposiciones.
He aquí ahora un resumen de las principales aserciones y teorías que, siguiendo este método y persiguiendo aquel objeto, establece y enseña Locke:
Todas las verdades y todas las ideas que posee el hombre, son adquiridas, sin que haya una siquiera que pueda apellidarse innata, sin excluir la idea de Dios, y sin excluir tampoco los primeros principios, tanto del orden especulativo como del orden práctico.
En realidad, la fuente única de todas nuestras ideas y conocimientos es la experiencia (D'oí¹ puise-t-elle tous ces materiaux qui sont comme le fonds de tous les raisonnements et de toutes ses connaissances? à cela je repons en un mot: de l'experience), si bien ésta abraza la sensación externa y la interna, no debiendo entenderse por esta última más que «la percepción de las operaciones de nuestra alma sobre las ideas recibidas por los sentidos », la misma que puede llamarse reflexión, para distinguirla de la sensación externa. [349]
Todas las ideas que se refiere a a los cuerpos entran en nuestro espíritu por los sentidos. Entre las cualidades corpóreas que percibimos por medio de estas ideas, hay algunas que existen en el cuerpo externo de la misma manera con que nosotros las percibimos y representamos: son estas la extensión, la solidez, la figura y el movimiento.{2} Hay otras cualidades que existen sólo en nosotros y no en los cuerpos, en los cuales sólo reside la potencia o facultad de producir en nosotros determinadas sensaciones o modificaciones: a este género pertenecen los colores, los sonidos, el sabor, etc., las cuales pueden denominarse cualidades segundas, para distinguirlas de las cuatro anteriores, que deben apellidarse cualidades primeras. Las ideas que formamos de estas primeras cualidades resultan de ciertos corpúsculos procedentes del cuerpo (certains petits corps imperceptibles doivent venir de l'objet) que vemos a distancia.
Cualquiera que sea la naturaleza íntima y real de las cosas en sí, para nosotros el mundo externo no es más que una colección de ideas o cualidades sensibles, la cual está muy lejos de encerrar el verdadero conocimiento de la realidad en sí; porque la verdad es que las esencias reales de las cosas nos son desconocidas [350] (leurs essences réelles, parce que ces essences nous sont inconnues), y hasta nos es imposible descubrirlas ni conocerlas: C'est donc en vain que nous prétendons reduire les choses à certains espèces et les ranger en diverses classes sous certains noms en vertu de leurs essences réelles, que nous sommes si éloignés de pouvoir decouvrir ou comprendre.
En conformidad con esta doctrina crítico-escéptica, Locke, haciendo profesión de nominalista, niega la realidad objetiva del universal; reduce la especie a una esencia particular, que recibe este o aquel nombre general (a tel ou tel nom général); afirma que la distinción entre las diferentes especies de substancias se refiere a su esencia nominal y no a la esencia real (consiste dans des essences nominales établies par l'esprit, et nullement dans les essences réelles) de las cosas,{3} siendo imposible conocer ni señalar diferencias específicas en las substancias o esencias reales que se suponen distintas en especie. La distinción real de las especies tampoco existe para nosotros en las plantas y los animales, pues la generación por medio de macho y hembra semejantes es insuficiente para fijar la distinción de las especies (ne nous servirait à fixer la distinction des espèces)., toda vez que por la historia y la experiencia sabemos que puede haber generación entre individuos que se suponen pertenecer a diferentes especies. De aquí se infiere que la distinción [351] específica fundada en la generación no se refiere a la esencia real de la cosa, sino a su esencia nominal,{4} y se infiere, finalmente, que la distinción de las substancias en especies no se refiere a su esencia real ni se halla fundada en la misma: De tout cela il s'ensuit evidemment que les distinctions que nous faisons des substances en espèces ne sont nullement fondées sur leurs essences réelles, et en consequence de leurs différences essentielles et interieures.
La idea de substancia no es más que una colección de las ideas simples que se refieren a ciertas cualidades que observamos siempre juntas. La esencia, pues, de la substancia, considerada en sí misma u objetivamente, no tiene realidad propia, puesto que cada substancia no es más que la colección de determinados accidentes o cualidades sensibles: il est évident que c'est des collections que les hommes font euxs-mémes des qualités sensibles, qu'ils compossent les essences des différentes sortes des substances dont ils ont des idées.
Por lo que hace a la inmortalidad interna y a la espiritualidad del alma humana, Locke confiesa y reconoce que la moral y la religión militan en su favor; pero afirma a la vez que la razón humana no puede conocer con certeza demostrativa (nos facultés ne peuvent parvenir à une certitude demonstrative sur cet article) la inmaterialidad del alma humana, y, lo que es más aún, hasta supone igual fuerza por parte de las razones en pro y en contra (Kant, escepticismo) de la materialidad [352] del alma: N'y pourra guère trouver des raisons capables de la déterminer entièrement pour ou contre la materialité de l'í¢me.
Ni se opone a lo dicho la existencia del pensamiento en nuestra alma, ya porque no podemos saber si un ser puramente material piensa o no (ne serons nous jamais capables de connaître si un être purement materiel pense ou non), ya principalmente porque es posible que Dios haya comunicado el pensamiento a algún conjunto de materia convenientemente dispuesta: Que Dieu donne, s'il veut, quelques degrès de pensée à certains amas de matière qu'il joint ensemble comme il le trouve à propos.
Locke opina que el espacio es actualmente infinito (l'espace est en lui-même actuellement infini) y que constituye, en este concepto, lo que llamamos inmensidad. La idea de esta inmensidad o espacio infinito, lo mismo que la idea de eternidad, se forman por adición, o sea en virtud de la facultad que tenemos de añadir continuamente partes de espacio y partes de duración, doctrina impropia en verdad de un filósofo serio, porque en ella se confunde la imaginación con la realidad, y la noción de lo indefinido con la idea de lo infinito.
Uno de los puntos en que Locke sigue la tradición baconiana, es el menosprecio con que mira el silogismo, al cual concede importancia muy escasa, por no decir nula, en la constitución y desarrollo de los conocimientos filosóficos, presentándole con insistencia como un instrumento inútil de la razón, al paso que ensalza la inducción y el método experimental, bien que en la práctica los aplica con poco acierto y escasos resultados. [353]
En este punto Locke procede con mejor lógica que en otros, porque el silogismo es un raciocinio esencialmente deductivo, entraña un procedimiento de lo universal a lo particular, y, por consiguiente, es inútil, carece de valor científico y hasta de sentido, desde el momento que se niega la existencia o realidad del universal como objeto de la razón y de la ciencia, desde el momento que se niega la virtualidad innata de la inteligencia para entrar en posesión de los primeros principios, para conocer verdades necesarias y universales. Y ya sabemos que Locke niega todo esto más o menos explícitamente, toda vez que para el filósofo inglés todos nuestros pensamientos se refieren a cosas singulares, y que la observación externa y la interna representan y contienen los elementos únicos y efectivos de todos nuestros pensamientos, o sea de los actos que representan y constituyen lo que se llama ciencia o conocimiento de las cosas en su realidad objetiva: L'observation appliquée soit aux objets exterieurs, soit aux opératíons internes de notre esprit... voilà ce qui fournit à notre entendement tous les materiaux de ses pensées.
Ni en el Ensayo sobre el entendimiento humano, ni en los demás escritos de Locke, se encuentra una concepción sistemática y completa acerca de la moral. A juzgar, sin embargo, por las indicaciones e ideas contenidas y diseminadas en sus obras, y principalmente en su Cristianismo razonable, la teoría ética del filósofo inglés estaba en perfecta relación con su concepción sensualista.
Para Locke, en efecto, no existe un orden moral necesario, inmutable y obligatorio por su misma [354] esencia, porque el bien y el mal, la virtud y el vicio son ideas y palabras convencionales que varían al compás de las leyes y circunstancias, y que dependen en su mayor parte de la opinión pública. En general, lo que llamamos bien y mal, se identifica con el placer y el dolor, y estos últimos son los móviles verdaderos y únicos de nuestra voluntad en sus determinaciones, deseos y aspiraciones. En resumen: toda la ley moral, con sus derivados y aplicaciones, se resuelven inmediatamente en la prosecución de la utilidad personal, y de una manera mediata en evitar el dolor y conseguir el placer. La aprobación y censura que acompañan y siguen a ciertas acciones libres en los diferentes pueblos y países, representan y constituyen la medida de la virtud y del vicio, los cuales dependen, por consiguiente, en sentido inmediato y directo, de la opinión de los hombres, y en sentido remoto u originariamente, de las costumbres, clima, leyes, educación y demás circunstancias o condiciones de cada nación.
En el orden político y religioso, Locke
a) Refiere el origen y constitución de las sociedades o Estados a un contrato de asociación entre sus miembros, del cual emanan todos los poderes públicos, que comprenden el legislativo, el ejecutivo y el federativo.
b) De aquí deduce que la soberanía o autoridad suprema reside en el pueblo, al cual pertenece en todo caso resolver y Juzgar en definitiva acerca de todo, incluso la autoridad legislativa o sus representantes, pudiendo despedirlos o cambiarlos cuando lo crea necesario: Le peuple conserve toujours un pouvoir suprême de changer ou de renvoyer l'autorité legislative. [355]
c) La monarquía templada o restringida en que se hallen divididos y convenientemente equilibrados los tres poderes fundamentales, es preferible a las demás formas de gobierno.
d) Proclama la separación absoluta entre la Iglesia y el Estado, aconsejando a éste que gobierne y legisle sin tener en cuenta las leyes, los derechos y el fin de la Iglesia, y que establezca la tolerancia o libertad de todo culto religioso.
En medio y a pesar de su deísmo, o, digamos mejor, de su cristianismo racionalista y naturalista, y no obstante los alardes de tolerancia que hace en sus disertaciones y opúsculos, Locke se declara partidario de la intolerancia con respecto a los ateos. «Los que niegan la existencia de Dios, escribe, no deben ser tolerados, porque las promesas, los contratos, los juramentos y la buena fe, que constituyen los lazos de la sociedad civil, no podrían obligar a un ateo, y también porque si desaparece la creencia en Dios, no se podrán establecer sino desórdenes y confusión general.»
En este punto, como en muchos otros, Locke fue el inspirador de Rousseau, el cual, en su Contrato social, renueva y acentúa esta doctrina del filósofo inglés, afirmando que debe ser castigado con pena de muerte el que, después de haber reconocido la existencia de Dios, la vida futura y otros dogmas análogos, se conduce como si no los creyera: se conduit comme ne les croyant pas, qu'il soit puni de mort.
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{1} «Voici la méthode que j'ai resolu de suivre dans cet ouvrage. J'éxaminerai premiérement, quelle est l'origine des idées, notions ou comme il vous plaira de les appeller, que l'homme apperçoit dans son í¢me... et par quels moyens l'entendement vient à recevoir toutes ces idées.
»En second lieu, je tacherai de montrer quelle est la connaissance que l'entendement acquiert par le moyen de ces idées, et quelle est la certitude, l'évidence, et l'étendue de cette connaissance.
»Je rechercherai en troisième lieu, la nature et les fondements de ce qu'on nomme foi ou opinion... et de là je prendrai occasion d'examiner les raisons et les dégrés de l'assentiment qu'on donne à différentes propositions.» Essai sur l'entend. hum., Avant-propos, § 3
{2} «Nos facultés ne nous conduisent point, pour la connaissance et la distinction des substances, au delà d'une colection des idées sensibles que nous y observons actuellement, laquelle collection, quoique faite avec la plus grande exactitude dont nous soyons capables, est pourtant plus éloignée de la veritable constitution interieur d'oú ces qualités decoulent, que l'idée qu'un paysan a de l'horloge de Strasburg, n'est éloignée d'être conforme à l'artifice interieur de cette admirable machine, dont le paysan ne voit que la figure et les mouvements exterieurs.» Essai cit., lib. III, cap. VI.
{3} «Si la recherche roule sur l'essence supposée réelle, ou que l'on demande si la constitution interieure de ces différentes créatures est specifiquement différente, il nous est absolument imposible de repondre, puisque nulle partie de cette constitution interieure n'entre dans notre idée specifique.» Essai, etc., lib. III, cap. VI.
{4} «Et qu'on ne dise pas que les espèces supposées réelles sont conservées distinctes et dans leur entier dans les animaux par l'accouplement du mí¢le et de la femelle, et dans les plantes par le moyen des sémences.» Essai, lib. III, cap. VI.