Filosofía en español 
Filosofía en español


Punto cuarto · De lo que se debe creer con necesidad de precepto

P. ¿Qué misterios estamos obligados a creer con necesidad de precepto? R. Que todos los fieles están obligados a saber y creer de este modo explícitamente todos los misterios que se contienen en el Símbolo de los Apóstoles, y son catorce, según diremos en el Tratado de la Doctrina Cristiana. Deben asimismo saber y creer los siete Sacramentos, especialmente el Bautismo, Penitencia, y Eucaristía, con las disposiciones necesarias para su debida recepción. Y aunque no estén gravemente obligados a saber los otros cuatro, a no tener necesidad de recibirlos, o quererlos recibir, su ignorancia no carece de culpa leve.

Es también necesaria la noticia y fe explícita de los preceptos del Decálogo, y de nuestra Santa Madre la Iglesia, de la Oración Dominical, y Salutación Angélica. Asimismo se deben creer explícitamente los cuatro novísimos; la existencia del Purgatorio; la utilidad de los sufragios; el culto de las sagradas Imágenes y reliquias. También deben saber signarse con la señal de la Cruz, y cada uno las principales obligaciones que pertenecen a su oficio y estado.

Todo lo dicho deben saber [175] y creer, por lo menos en cuanto a la substancia; de manera que preguntados, cada uno pueda responder, según su capacidad. Los Eclesiásticos, Sacerdotes, Confesores y Curas deben tener más plena noticia de todo lo dicho, como maestros que son del pueblo cristiano, y ministros de los misterios de Dios. Los Confesores deberán preguntar la doctrina cristiana a sus penitentes; bien que no tienen esta obligación respecto de todos, sino respecto de aquellos de quienes temen prudentemente la ignoren, sin que en esta parte pueda asignarse regla cierta, y así queda al juicio prudente.

Si el Confesor encuentra en el artículo de la muerte a algún penitente con ignorancia de los misterios de la fe, procurará explicárselos del modo más fácil e inteligible que pudiere o supiere, empezando por lo que está obligado a saber con necesidad de medio, y que lo crea explícitamente, y todo lo demás implicite, y que se duela de su pasada ignorancia, con propósito firme de instruirse con más cuidado en lo que debe, cuanto antes pueda, si Dios le concede vida y salud para ello.

[ Compendio moral salmaticense · Pamplona 1805, tomo 1, páginas 174-175 ]