Blas Zambrano 1874-1938 Artículos, relatos y otros escritos

Divulgaciones pedagógicas
III

El Defensor de Vélez-Málaga, 7 julio 1912

Faltan I y II que me ha sido imposible encontrar. (N. del E.)

 

Dicen que la educación debe ser armónica, que no debe desatenderse el cuerpo por atender al alma con exceso; y yo acepto esto; pero aun aceptándolo, siempre resultará que, como el hombre es un ser racional, esto es, un ser moral, la convergencia de todas las acciones educadoras han de caer precisamente en el hombre moral.

Supongamos un hombre tan perfecto, tan perfectamente educado como es teóricamente posible. Es, pues, un hombre sano y fuerte de cuerpo y de alma: con aquella educación cívica que le haga digno ciudadano y aquella general cultura que le permita conocer y aplicar en la esfera de su actividad los tesoros de la ciencia y del arte; con aquella benevolencia para los demás, y aquella austeridad para sí propio que es patrimonio de los hombres de superior cultura moral; con aquella comprensión y amplitud de criterio necesarias para ejercitar natural, esto es, perfectamente, la perfecta valiosísima virtud de la tolerancia; con aquella sensibilidad moral que conduce a la convivencia con la humanidad en el pasado, el presente y el porvenir, de donde brotan, como raudales de limpias y fecundantes aguas, la compasión, el entusiasmo y el ideal. Y bien, ¿qué motivo, digámoslo así, acompañará a la sublime sinfonía de esa vida, y que será lo más interesante, lo más fecundo, lo más duradero de la vida? Indudablemente, será el motivo moral; el bien, que irá diluido, como esencia de rico aroma, en todos los actos, en todas las palabras y en todos los pensares y sentires de ese hombre ideal.

Y qué señores, las cuestiones que más preocupan a los hombres que piensan, cuestiones que llevan envuelto el porvenir de pueblos y de razas, el bienestar de millones de seres, la suerte de la civilización, ¿no son cuestiones de orden moral, aunque se pretenda resolverlas con datos de una economía amoral?

En fin, si el aspecto activo del hombre es el aspecto final de su existencia, si hasta el pensamiento es activo y hay, por consiguiente una moral del pensamiento, si, de otra parte, la higiene dice relación a los deberes que cada uno tiene consigo mismo y que la sociedad tiene para cada uno de sus miembros, y la educación ha de ser una preparación para la vida, la educación tiene, como vértice en donde se fundan todos sus fines parciales, una finalidad moral. Ahora bien, ¿cabe, en virtud de lo dicho, una educación perfectamente neutra, una educación apartada de todo proselitismo?

Aludo a toda la magna generalidad del problema: no me refiero solamente al aspecto religioso o cívico, de los cuales he voluntariamente de apartarme, por lo mismo que hoy son objeto de disputas apasionadas; envueltos van ellos, y sin que yo los aluda, en el total problema de si la educación puede limitarse solamente a favorecer el desarrollo espontáneo del hombre.

He dicho puede, deliberadamente; porque yo creo que esa es si no la cuestión, la primera cuestión del problema, y solamente a esta cuestión he de referirme.

<<< >>>

La phi simboliza la filosofía de tradición helénica, la ñ la lengua española Proyecto filosofía en español
© 2001 filosofia.org
  Edición de José Luis Mora
Badajoz 1998, páginas 187-188