Monita Secreta
o Instrucciones Reservadas de la Compañía de Jesús

Biblioteca Filosofía en español, Oviedo 2000
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Capítulo XVI

De la manera de profesar el desprecio de las riquezas.

1. Para que los clérigos seculares no puedan atribuirnos pasión por las riquezas, convendrá rehusar algunas veces las limosnas de poca importancia, ofrecidas cual recompensa de servicios prestados por la Sociedad, aunque se acepten otras menores, para que no se nos acuse de avaricia si sólo recibimos las más considerables. [319]

2. A las personas oscuras se les negará sepultura en nuestras iglesias, aunque hubieran sido muy partidarias de la Sociedad, para que no se crea que buscamos las riquezas en la multitud de los muertos, y que no vean los beneficios que obtenemos.

3. Con las viudas y otras personas que hayan dado sus bienes, se procederá resueltamente, y en igualdad de circunstancias más vigorosamente que con los otros, por temor de que no parezca que por consideración de los bienes temporales, favorecemos a unos más que a otros. Con los que están dentro de la Sociedad debe procederse del mismo modo, después que nos hayan entregado sus bienes; en este caso se les expulsará de la Sociedad, con mucha discreción, a fin de que dejen en nuestras manos parte de lo que tienen, o nos lo dejen por testamento.


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Fernando Garrido
¡Pobres jesuitas!
Madrid 1881, páginas 318-319