Frente social: A los enlaces sindicales
(Ministerio de Trabajo, 7 de mayo de 1945.)
Camaradas: Siempre, pero más en este instante del mundo, es nuestro deber saber despertar la inquietud de la Patria, la solidaridad nacional verdadera en todos los hermanos nuestros de España. La labor social, en lo que tiene de incorporación de las muchedumbres trabajadoras a nuestra fe falangista, para lograr la sólida unidad española, requiere una ofensiva de propaganda montada sobre cada realidad conseguida. Pero si es interesante la propaganda de tipo oficial (prensa, radio, &c.), la máxima eficacia reside en el elemento hombre, en la agitación directa, en la persuasión personal, a la que han tenido que acudir cuantos fueron capaces de cambiar la ideología de los pueblos. La posibilidad de utilizar en esta misión cuadros de camaradas voluntarios que viertan su fe y su idealismo en una labor útil, en vez de perder el tiempo de sus horas francas de servicio en el comadreo inactivo que engendra las rebeldías y las amarguras estériles es tentadora, más que nunca, en esta ocasión de la Patria. Con ello, al par que se obtienen rendimientos magníficos, se despierta en el espíritu de nuestros camaradas la inquietud de lo social, con frecuencia dormida en la ilusión de falsos objetivos. La organización de estas escuadras, que representan un elemento esencial utilizado por todos los técnicos revolucionarios del mundo en la conquista de las masas, nos permite poseer una información exacta de los ambientes obreros, contrarrestar maniobras, calumnias, bulos o rumores enemigos, conocer la acogida de las nuevas leyes, captar el ansia de reivindicaciones determinadas, crear ambientes favorables a orientaciones futuras y acompasar a las necesidades obreras más apremiantes, recogidas directamente, la marcha y dirección de nuestros avances. La eficacia de las Inspecciones de Trabajo se refuerza con una red útil para localizar desconocidas transgresiones de la ley social y desde otro punto de vista en los recovecos del mundo del trabajo, en íntimos ambientes obreros donde el enemigo puede actuar clandestinamente, donde lo oficial no tiene posibilidades de llegar, nuestras escuadras, utilizando su misma táctica silenciosa, son capaces para ganarle batallas decisivas y vigilar sus movimientos, ayudando en su servicio voluntario a nuestros organismos de información. Con esta concepción, este sentido y esta finalidad se organiza dentro del frente social que le toca cubrir al Ministerio de Trabajo la Sección E, integrada por escuadras de información social, de ofensiva proselitista y grupo especial.
Esquema de organización
La escuadra estará constituida por diez hombres y un jefe. Los escuadristas se elegirán entre camaradas voluntarios, preferentemente obreros, introducidos en fábricas, talleres y lugares de reunión de trabajadores. El jefe de la escuadra responderá de cada uno de sus hombres. Las escuadras estarán divididas en tres grupos con servicios diferentes: 1.º Información social. 2.º Ofensiva proselitista. 3.º Especial. Es misión del primero: el control de las reacciones que cada nueva medida social produce en los trabajadores. Captación de comentarios, impresiones, dificultades que presenta en la realidad la teoría de la ley. Maniobras para desvirtuar los efectos protectores. Conocimiento de la argumentación esgrimida por la propaganda enemiga. Inquietudes sociales concretas y modificaciones propugnadas por los trabajadores en cada sector de trabajo. Estudio de las consecuencias que la situación internacional determina en relación con nuestro Movimiento social entre los trabajadores. Ambiente político y sus oscilaciones. Fijar en cada sector el enemigo, cabecillas rojos o amarillos, anotando su nombre y domicilio. Cuidar muy especialmente de descubrir los jefes naturales (individualidades influyentes por sus dotes personales) en cada unidad de trabajo (esto es muy importante). Es misión del escuadrista de ofensiva proselitista: actuar como agente activo de propaganda social falangista en la central de trabajo en que se desenvuelva. Para ello, como preparación y adiestramiento, los jefes de escuadra de O. P. celebrarán una vez por semana reuniones con sus hombres, exponiéndoles a grandes rasgos nuestra teoría y realidad, utilizando unos resúmenes de orientación social que les serán facilitados. Cada hombre debe actuar sin mostrar un fanatismo falangista, que sería contraproducente, y siempre que sea posible debe aparecer como indiferente o como enemigo. Su misión concreta es la acción como agente de propaganda encubierto, que subraye las ventajas concedidas al trabajador por el Nuevo Estado, procurando en conversaciones, reuniones, &c., dejar caer las consignas que por escrito irán recibiendo quincenalmente. Verterá en todas las ocasiones propicias las consideraciones, rumores, versiones, noticias, &c., que se le ordenen sin modificar en absoluto por su cuenta cada consigna. Muy importante: transmitir sin quitar ni añadir nada a la orden escrita, que será corta, clara y sencilla en cada caso.
Es misión del grupo especial: la franca captación falangista individual de los jefes naturales de unidades de trabajo fijados por las escuadras de información (extremo muy importante). La vigilancia de las actividades de los demás grupos. Cubrir sus bajas temporales de servicio. Confrontación de informes. La actuación exclusiva o de ayuda en casos especiales de información y proselitismo. El efectuar los enlaces que se estimen necesarios. El cumplimiento de cualquier servicio que por su menor movilidad las escuadras de los otros dos grupos no tengan facilidad de llevar a cabo. El grupo especial estará formado por los camaradas mejor preparados, más expertos, seguros y activos, y aunque dividido en escuadras, actuará frecuentemente por elemento y por individualidades. Su principal característica será la flexibilidad que permita el mando de la Sección E, la posesión de una reserva útil contra dificultades imprevistas, la posibilidad de efectuar ensayos de nuevas tácticas en la misión general y la actuación en sectores aún desguarnecidos por las escuadras de ofensiva y proselitismo.
En todos los grupos el servicio se desempeñará en dos formas: individual y colectiva.
A) Individual.– Cada escuadrista anotará diariamente las impresiones recogidas o las actividades llevadas a cabo, transmitiéndolas cada tres días al jefe de la escuadra, que las resumirá en un parte. Las novedades importantes serán comunicadas inmediatamente. Cada hombre actuará individualmente en el sector en que sus actividades de vida tengan lugar, con sujeción a las instrucciones recibidas por conducto de su jefe de escuadra, entendiendo este servicio individual como permanente.
B) La escuadra, a las órdenes de su jefe, prestará periódicamente servicio en los días y horas que se le fijen por el mando de la Sección. Se le adscribirá en un sector determinado la misma labor de agitación proselitista, información, o especial en la calle, bares, tabernas y centros de reunión obreros (con la desconexión externa necesaria que la discreción aconseje). En casos excepcionales se actuará por elementos de tres hombres o por parejas con conocimiento del mando de la Sección, quien en este servicio recorrerá personalmente los sectores para recibir de cada jefe la novedad. En cada servicio colectivo, el jefe dará, además, parte escrito dentro de las doce horas. Cada escuadrista tiene la misión de buscar hombres aptos para formar nuevas escuadras. La actuación violenta, salvo excepciones extremas justificadas, queda terminantemente prohibida. En caso de peligro, el jefe de escuadra pedirá ayuda a un teléfono de guardia permanente, que le será prestada en pocos minutos. Se guardará el secreto del servicio, salvo con las Jerarquías superiores del Movimiento. Queda prohibida toda manifestación exclusivamente política o de matiz personalista dentro de la Falange y toda clase de conversaciones sobre jerarquías del Movimiento entre escuadristas en servicio. El servicio de cada hombre en la Sección E estará supeditado al que desempeñe oficialmente dentro de la Falange, teniendo la obligación de avisar a su jefe con antelación de las incompatibilidades que pudieran existir entre los dos. Las escuadras actuarán como unidades separadas, sin conocimiento ni relación entre sí, salvo casos especiales en que el Mando lo ordene. Cada hombre tendrá como signo un número de su escuadra, seguido del que a él mismo le corresponde dentro de ella.
La disciplina no será rogada, sino impuesta.