Lorenzo Hervás Panduro
 
Doctrina y práctica de la Iglesia en orden a las opiniones dogmáticas y morales

 

Lorenzo Hervás Panduro

Tratado sobre la doctrina y práctica de la Iglesia
en orden a las opiniones dogmáticas y morales

 
§ V. Doctrina de los doctores, y teólogos de la iglesia desde el siglo XIII hasta el presente sobre el uso lícito de las opiniones probables

Continúo cronológicamente la interrumpida alegación de las autoridades doctrinales de los doctores, y teólogos de la iglesia sobre el uso de las opiniones [28] probables. Estas en todas las ciencias sagradas, y eclesiásticas crecieron, y se apuraron a proporción, que se promovió, y perfeccionó el estudio sagrado, y eclesiástico: y esta promoción, y perfección empezaron a tener su época grande desde principio del siglo décimo tercero. A últimos del siglo décimo segundo empezaban a florecer las semillas, que habían acabado de sembrar en la ciencia teológica san Anselmo, san Bernardo, y Lombardo maestro de las sentencias, y el fruto grande de ellos apareció, y se cogió en el siguiente siglo, desde el cual el estudio teológico se ha cultivado con el mayor empeño sin interrupción alguna: por lo que desmedidamente anualmente ha crecido el número de sus escritores. De estos florecieron muchos insignes antes de la invención de la imprenta (cuyos débiles principios fueron después del año 1440, y cuya pronta propagación solamente se debe poner después del 1460): mas no de todos ellos se conservan los manuscritos; se han publicado los de algunos: y se citan como inéditos los de algunos otros.

Deseando yo hallar, y poner claramente a la vista la doctrina, que los teólogos desde el siglo décimo tercero, en que el estudio teológico voló sublimemente hasta llegar casi a su perfección, han enseñado sobre el uso de las opiniones probables, con el mayor empeño, y no sin gran fatiga material he observado todas las obras, que en bibliotecas grandes de esta [28v] ciudad de Roma he logrado ver de escritores teólogos, que florecieron desde el año 1300 hasta el de 1577, y directa, e indirectamente trataron de dicho uso. Con la observación de dichas obras he formado el apéndice, que pongo a este tratado, y que es un sumario de documentos, cuya lección a cualquiera hará conocer evidentemente el sentir de los autores de las obras sobre dicho uso. Estos documentos, que forman un tratado no pequeño, son esencialmente útiles y aún necesarios para demostrar la infidelidad, y falsedad de muchísimos probabilioristas, que en favor de su doctrina citan a los autores, que defienden la contraria.

Todos los probabilioristas convienen, en que la doctrina del probabilismo no se enseñó antes del año 1577; y para fijar esta época falsísima tienen el atrevimiento, y descaro de citar como uniforme la autoridad aún de sus contrarios. Aunque la falsedad evidente de dicha época se demuestra clara, y brevísimamente, no obstante la he fijado por límite de mis observaciones, porque conviniendo todos los teólogos, y demostrándose con obras teológicas de común uso, que desde el 1577 el probabilismo fue doctrina universal de la iglesia, yo no necesito probar lo que es evidente, y todos confiesan, y solamente debo probar lo que los probabilioristas niegan afirmando, que antes del dicho año de 1577 se creyó, y enseñó por los teólogos ser ilícito el uso de cualquiera [29] opinión probable.

Para desmentir práctica, y evidentemente esta aserción de los probabilioristas, y demostrar que desde el siglo décimo tercero hasta el año de 1577 sobre el uso de las opiniones probables los teólogos de la iglesia han continuado a enseñar la misma doctrina, que sus maestros los padres de ella habían enseñado, en el apéndice traslado, y propongo literalmente los textos de dichos teólogos, para cuya mejor inteligencia se deben antes leer las advertencias preliminares, que se ponen en el apéndice. Éste pues contiene lo que en el presente discurso me he propuesto averiguar: esto es, la doctrina de los doctores, y teólogos de la iglesia desde el siglo XIII. Ésta doctrina según los preceptos prácticos, y especulativos de los dichos doctores, y teólogos enseña que es lícito el uso de cualquiera opinión, que sea verdaderamente probable. La misma enseñanza se halla en la doctrina práctica de la iglesia, como se demostrará en el siguiente discurso.

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Transcripción, realizada por Sergio Méndez Ramos, del manuscrito
conservado en la Biblioteca Complutense (BH MSS 503), folios 27v a 29.


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