Juan Antonio Estrada Díaz 1945 SJ
Sacerdote católico español, soldado de la Compañía de Jesús, nacido en Madrid el 8 de diciembre de 1945. En 1970 culmina la licenciatura de filosofía en la Universidad Pontificia de Comillas en Madrid (gestionada desde 1892 por los jesuitas). Fue enviado a continuar sus estudios a la Facultad de Teología Católica de la Universidad de Innsbruck (también controlada por la Compañía de Jesús: concordato entre la Santa Sede y la República de Austria de 1933), obteniendo allí la maestría como teólogo en 1973. En 1977 fue reconocido como doctor en teología por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma (fundada en 1551 por San Ignacio de Loyola).
Fue destinado a Granada, como profesor de la Facultad de Teología, continuadora desde 1939 (pocos meses después de terminada la Guerra Civil en España) del Noviciado jesuita inaugurado en 1894 en el edificio neomudéjar construido para tal fin por la Compañía de Jesús en su finca Cercado Alto de Cartuja de esa ciudad. Tras el Concilio Vaticano II (1962-1965) la Facultad de Teología de Granada se convierte en receptor de todos los seminaristas mayores de esa Provincia Eclesiástica, y desde 1973 queda abierta a todo tipo de alumnos, incluso mujeres. Durante el tardofranquismo los jesuitas lograron vender al Estado en 1971 la mayor parte de su Huerta y Cercado Alto de Cartuja, edificando allí el Ministerio de Educación y Ciencia el nuevo campus de la Universidad de Granada, quedando así de hecho incrustada una Facultad de Teología católica en el entorno de la universidad pública granadina (el sistema universitario público de España no contempla formalmente facultades de Teología).
En 1978 se licencia en Filosofía y Letras por la Universidad de Granada, tras la defensa de la tesina de licenciatura La formación de la teoría crítica en los primeros escritos de Max Horkheimer (1930-41) (124 páginas), dirigida por Pedro Cerezo Galán. Doctor en Filosofía en 1980 por la Universidad de Granada, tras la defensa de la tesis doctoral La teoría crítica de Max Horkheimer (255 h.), dirigida por Pedro Cerezo Galán, ante un tribunal constituido además por José Luis García Rúa, Emilio Lledó Iñigo, Nicolás López Calera y Tomás Calvo Martínez. Resumen: «El autor, utilizando un método descriptivista y ocasionalmente crítico, dibuja todo el área de evolución del pensamiento de Max Horkheimer para sentar la tesis de que al final de ese trayecto evolutivo el fundador de la Escuela de Frankfurt vuelve al punto de partida. Los hitos de esta evolución estarían marcados por las etapas: del 30 al 41 o etapa de formación caracterizada por la adopción matizada de materiales marxistas y su discusión. Con ellos, así como por la polémica contra el positivismo; la segunda etapa iría del 41 al 50 y daría acogida al enorme impacto que la sociedad americana causa en la Weltanschauungen horkheimeriana. En esta etapa se da toda una discusión con la razón ilustrada que se interpreta como razón técnica y como causa de toda la situación consumista moderna. En la tercera etapa, del 51 al 73, Horkheimer se impregnaría de catastrofismo y fatalismo histórico, volviendo a Kant y Schopenhauer.» (Teseo).
«Actos religiosos. A las diez de la mañana de hoy día 1 de mayo, en el Centro de Estudios Teológicos Palacio de San Telmo, conferencia de Juan Antonio Estrada Díaz: «La Iglesia apostólica», dentro de las Jornadas de Estudios para sacerdotes.» (ABC, Sevilla, miércoles 1 de mayo de 1985, pág. 28.)
«Hans Küng: «Están volviendo a la Iglesia la intolerancia y la represión». El Congreso de Teología acogió con entusiasmo al profesor suizo. El VI Congreso de Teología vivió ayer su jornada más importante con la presencia del profesor suizo Hans Küng. El discutido teólogo de Tubinga expuso su opinión sobre el futuro de la Iglesia y criticó la situación actual, que calificó de «intolerante y represora». Por la tarde participó en una mesa redonda en la que también intervinieron el ministro nicaragüense Fernando Cardenal y los teólogos Martín Patino y Julio de Santana. Ayer se inició la actividad del VI Congreso de Teología con una ponencia a cargo del profesor de eclesiología de la Universidad de Granada, Juan Antonio Estrada. Destacó la coincidencia general existente hoy entre los teólogos en describir a la Iglesia como «Pueblo de Dios», en lugar de hacerlo como «Sociedad perfecta». A continuación le tocó el turno a Hans Küng.» (Santiago Martín, ABC, Madrid, domingo 14 de septiembre de 1986, pág. 50.)
En los años sesenta, en el contexto de la guerra fría y del diálogo entre católicos y marxistas, la teología de la liberación cristiana fue potenciada, desde las más altas jerarquías de la Iglesia de Roma y sus instituciones más eficientes, como instrumento que pudiese neutralizar el guevarismo y el foquismo marxista leninista, así como los componentes materialistas y ateos de la izquierda revolucionaria de quinta generación (el sacerdote colombiano Camilo Torres Restrepo fue uno de sus pioneros y prototipo del cura guerrillero). Con gran prudencia, y para mantener la eutaxia de la propia Compañía, los jesuitas supieron incorporar soldados suyos tanto entre los grupos activistas más revolucionarios como entre los más estacionarios. Veinte años después, en la antesala del final mismo de la Unión Soviética, el papa polaco Juan Pablo II y quien había de sucederle en el papado, el entonces cardenal alemán Joseph Ratzinger, tuvieron que desactivar, como es natural, elementos tácticos que ya resultaban inconvenientes en la nueva realidad que habían colaborado a construir, encontrándose en algunos casos con la incomprensión de algunos activistas, incapaces de advertir la estrategia global de la que habían sido brillantes agentes más o menos ingenuos. Y se vieron obligados también a imponer cierto orden sobre imprudentes posiciones doctrinales que, entre tantas confusiones y urgencias, habían florecido en terrenos cristológicos, eclesiológico jerárquicos y morales conductuales.
En mayo de 1988 le fue retirada a Juan Antonio Estrada Díaz la venia docendi y dejó por tanto de ser profesor de la Facultad de Teología de Granada, junto a otro soldado jesuita progresista, José María Castillo Sánchez (quien, nacido en 1929, ha decidido en 2007 apartarse y abandonar la Compañía de Jesús). Tiene cierta curiosidad recordar el confuso maniqueísmo simplista que atravesaba entonces la prensa más cercana a la socialdemocracia y a sus ideólogos en la decidida toma de partido, en estas disputas entre clérigos católicos, por los denominados «teólogos progresistas», oxímoron vacuo e indefinido:
«La jerarquía eclesiástica destituye a dos profesores progresistas de la facultad de Teología de Granada. Los profesores de Teología dogmática de la facultad de Granada, José María Castillo y Juan Antonio Estrada –jesuitas conocidos por su talante progresista– han sido destituidos de su actividad docente de manera indefinida. La medida –que les ha sido notificada por la congregación– ha levantado protestas en el seno de la Compañía de Jesús. El cese se considera un paso más en la ofensiva restauracionista que se desarrolla en el seno de la Iglesia española. Dos destinos le han sido ofrecidos a Castillo: Paraguay o Roma. En el caso de Estrada se especulaba ayer con que su actividad docente en Granada quedara reducida a licenciaturas o doctorados, pero fuera de los cursos ordinarios. La medida podría revisarse tras las protestas habidas en la propia Compañía de Jesús, cuyo general, el holandés Peter Hans Kolvenbach, se reunió hace unas semanas en Roma con el presidente de la Conferencia Episcopal española, cardenal Ángel Suquía. El arzobispo de Madrid había mostrado en diversas ocasiones su preocupación por la orientación de algunos teólogos. El pasado mes de marzo y en el curso de un almuerzo, el cardenal Suquía manifestó que "entre los obispos hay preocupación por la unidad doctrinal". "Lo exige", agregó, "la naturaleza misma de la Iglesia; lo exige el pueblo cristiano, que tiene derecho a que no se le desconcierte y a que todos los enviados a enseñar enseñen fundamentalmente lo mismo". Hace dos semanas y en sesión reservada, la asamblea plenaria del episcopado abordó este asunto. En la reunión sólo estuvieron presentes los obispos, con la salvedad de Antonio Cañizares, secretario de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe. Esta comisión ya hizo público en noviembre de 1986 un documento en el que consideraba amenazantes los cuadernos de Teología Popular –uno de cuyos inspiradores es José María Castillo– por considerar, entre otras cosas, que en las mencionadas obras se daba "una visión muy crítica y demoledora de las manifestaciones, prácticas, instituciones, usos y personas que tienen que ver con la religión". Castillo, cuya obra Alternativa cristiana ha alcanzado las nueve ediciones, había sido apartado hace unos años de los cursos ordinarios y su actividad quedó reducida al ámbito de los cursos de licenciatura y doctorado. El caso de Estrada ha sorprendido más, puesto que sus obras sobre eclesiología son menos conflictivas, desde el punto de vista jerárquico. Pero el hecho de que la Cartuja de Granada se haya convertido en un foco de irradiación quizá haya pesado en la suspensión. Otros rumores sobre llamadas al orden se relacionan con el dogmático Ricardo Franco y el moralista Eduardo López Azpitarte, ambos profesores en Granada. El primero de ellos declaró ayer a este diario que no había recibido ninguna amonestación ni oficial ni oficiosa hasta el momento.» (Francesc Valls, El País, Madrid, 10 de mayo de 1988.)
«Estrada critica la forma en que se ha producido su cese. Madrid. S. R. El profesor de Teología de la Universidad Pontificia de Granada, el jesuita Juan Antonio Estrada, ha enviado a ABC una carta en la que hace un balance sobre su reciente destitución como profesor en la mencionada Universidad. Para Estrada, hay tres caminos habituales para cesar a un docente en un centro de la Iglesia. El primero es recibir una notificación de la Congregación Vaticana para la Doctrina de la Fe. El segundo tiene lugar en el seno de la propia Universidad y, por último, el profesor es destituido por sus superiores, sin que medie acusación alguna y sin que él se pueda defender. Estrada afirma que él no ha recibido ninguna notificación de Roma, ni de la correspondiente Comisión Episcopal española, ni siquiera de sus compañeros o superiores de la Universidad. En su caso se ha recurrido a pedirle que se someta al voto de obediencia, lo cual parece haber molestado al jesuita.» (ABC, Madrid, viernes 13 de mayo de 1988, pág. 72.)
«Sacerdotes y laicos califican de escándalo las destituciones de teólogos progresistas. Las destituciones de los teólogos jesuitas José María Castillo y Juan Antonio Estrada y del claretiano Benjamín Forcano, director de la revista Misión Abierta, han causado conmoción en círculos católicos. Estas sanciones, que se atribuyen a una ofensiva conservadora de la jerarquía eclesial española, encabezada por el cardenal Suquía, son calificadas de "escándalo" por cristianos como el ex Defensor del Pueblo o el presidente de la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo. En un manifiesto público hacen una llamada a los obispos para que no sigan dividiendo al pueblo. Sacerdotes, sexólogos y laicos católicos han reaccionado con "profunda tristeza" y preocupación ante las destituciones de teólogos progresistas con responsabilidades en el mundo de la docencia y los medios de comunicación españoles. José María Castillo y Juan Antonio Estrada han sido apartados de la docencia teológica en Granada, y Forcano, destituido como director de la revista Misión Abierta.» (El País, Madrid, 14 de mayo de 1988.)
«La Asociación Juan XXIII achaca al "miedo a la libertad" las destituciones de teólogos. La junta directiva de la Asociación de Teólogos Juan XXIII afirma en un comunicado que en las recientes destituciones de profesores de teología por el Vaticano da la impresión de que existe "miedo a la libertad, a la crítica y, en definitiva, a la búsqueda honrada de la verdad" en el seno de la Iglesia. La nota se refiere a Juan Antonio Estrada y José María Castillo –jesuitas ambos de Granada–, así como del claretiano y director de la revista Misión Abierta, Benjamín Forcano. Castillo y Forcano pertenecen a esa asociación, de carácter civil y marcadamente progresista. Los congresos que esta asociación, que agrupa a teólogos de toda España, realiza anualmente han resultado conflictivos en los últimos años, a juicio de la jerarquía eclesiástica. En el de 1986 fue ponente el teólogo suizo Hans Küng, a quien se le ha retirado la venia docente en la universidad de Tubinga, y asistió el sacerdote y entonces ministro de Educación nicaragüense, Fernando Cardenal. Últimamente los congresos hubieron de celebrarse en locales no eclesiásticos, en 1987 en la sede de CCOO de Madrid. El comunicado considera que se hace necesario levantar una voz "de alarma en pro de la teología". El teólogo hace un servicio crítico, que "sólo puede hacerse en libertad y diálogo con la cultura plural contemporánea y los problemas reales de la humanidad de hoy". La junta considera que en los casos de los jesuitas Castillo y Estrada, se han utilizado "vagas acusaciones de defectos pedagógicos, que no justifican la medida; dejan más bien la impresión de miedo a la libertad, a la crítica y, en definitiva, a la búsqueda honrada de la verdad." La nota de la junta directiva señala que ello es un indicio de retorno a formas autoritarias "en detrimento de los derechos de las personas, derechos que la Iglesia defiende en los ámbitos de la sociedad donde los encuentra vulnerados".» (Francesc Valls, El País, Madrid, 7 de junio de 1988.)
«José María Castillo y Juan Antonio Estrada. Dos teólogos a la espera de su nuevo destino en investigación. Los teólogos de la facultad de Granada José María Castillo y Juan Antonio Estrada han sido de los primeros afectados por los nuevos aires involucionistas de la Iglesia española. Ambos profesores aguardan con aparente serenidad el mes de octubre para incorporarse por fuerza a sus nuevos destinos en otros países europeos. Estrada, de 43 años, nacido en Madrid, representa al teólogo intelectual de formación germánica. Castillo, granadino, de 59 años, ejerció el sacerdocio, y su docencia ha ido pareja a un compromiso social con los grupos cristianos de base y asociaciones en barrios marginales. Los dos jesuitas fueron obligados, el mes pasado, por la Conferencia Episcopal Española a abandonar sus cátedras en Granada y dedicarse a partir de ahora al campo de la investigación. Castillo ingresó en la Compañía de Jesús al terminar el bachillerato en Granada y permaneció en ella año y medio. Al cabo de este tiempo la abandonó por "agotamiento psíquico". Castillo recuerda el seminario como "algo muy cerrado, tanto que para jugar al fútbol había que hacerlo con sotana", y a la Iglesia "en total hermandad con el régimen político franquista". Tras ordenarse sacerdote fue nombrado párroco de un pueblo de Granada y se hizo de nuevo jesuita. Las cosas siguieron igual hasta que Juan XXIII anunció la celebración del Concilio Vaticano II. "Tras el concilio empezó a variar la situación. De 1965 a 1975 hubo una efervescencia de cambios, sobre todo en la juventud: los sacerdotes se secularizaban, los seminarios se quedaban vacíos... Fueron años de gran creatividad, de intensa búsqueda. La Iglesia pasó a ser un pueblo de Dios abierto". En 1964 Castillo fue director espiritual de los estudiantes jesuitas de Córdoba, entre los que se encontraba Estrada. "Ellos influyeron en mí y me provocaron un gran cambio ideológico de sentido progresista". Desde 1967 es profesor de la facultad de Teología de Granada. Castillo opina que en los movimientos cristianos de base "está el futuro". Sin embargo, reconoce que hace diez años "las cosas empezaron a cambiar". En 1980 fue relegado a los cursos de licenciatura y se le prohibió que impartiese las clases ordinarias. Juan Antonio Estrada es un intelectual de talante cosmopolita. Nació en Madrid y con un año de edad se trasladó con su familia a Sevilla, en donde comenzó estudios, que no acabó, en la antigua escuela de peritos industriales. En Sevilla decidió ingresar en los jesuitas; luego se licenció en Filosofía en la facultad de Comillas y en Teología en Austria. Reconoce que "me ha marcado la formación alemana. Allí conviví con el teólogo Rahner, del que recibí gran influencia". Posteriormente viajó por Latinoamérica y ha sido profesor invitado en universidades de Perú y Paraguay. Ha publicado seis libros (el último, Del misterio de la Iglesia al pueblo de Dios) y califica de "gratificante" su experiencia docente: "Tengo vocación de profesor, y, de hecho las relaciones con alumnos y compañeros de facultad han sido positivas. Con los obispos no había tenido problemas hasta ahora, aunque siempre he defendido una teología abierta al estilo de Rahner y Congar".» (Alejandro V. García, desde Granada; El País, Madrid, 17 de junio de 1988.)
«Las comunidades de base acusan de desviación a los obispos españoles. Curiosa coincidencia con Lefebvre en los términos empleados. Madrid. Santiago Martín. Ayer se celebró en Madrid una rueda de Prensa organizada por la Coordinadora de las Comunidades Populares. En ella se presentó un comunicado en el que se hacía una dura crítica al Episcopado español y a Roma por la destitución de los teólogos Castillo, Estrada y Forcano. En el acto, al que asistimos tres periodistas y la Televisión, además de un pequeño grupo de simpatizantes, participaron Diez Alegría y el filósofo Sádaba. Comunidades de base e integristas de Lefebvre presentan, cada vez más, unas curiosas coincidencias que van desde el uso de un lenguaje acusatorio, intolerable por el desprecio que implica hacia el contrario, hasta la asunción de posturas marcadamente mesiánicas en las que cada grupo se presenta como el único poseedor de la verdadera fe cristiana. Efectivamente, ambos grupos extremistas –uno de izquierdas y otro de derechas– coinciden en afirmar que la Iglesia católica se encuentra camino de la herejía, si no ha caído ya en ella. Ésta es la conclusión a que se llega después de leer el comunicado presentado ayer en una rueda de Prensa por la Coordinadora de las Comunidades Populares. Tras criticar las declaraciones de los obispos Suquía, García-Gasco y Fernando Sebastián, y acusarles de «generar confusión, escándalo y división en el pueblo de Dios», afirman: «Mucho nos tememos que, con estas declaraciones, nuestros obispos están desviándose de la fe y de la vida del pueblo de Dios», con lo cual quedaba ya lanzada la acusación de herejía. Más adelante se referían a las sanciones impuestas a Castillo, Estrada y Forcano, calificando al Episcopado poco menos que de terroristas y delincuentes: «Las sanciones impuestas a los tres teólogos suponen un secuestro del Espíritu de verdad, lesionan gravemente la libertad de pensamiento, de expresión y de investigación, que es inherente al teólogo, y son un atentado contra el ejercicio de los derechos humanos dentro de la Iglesia, que no conocen otro límite que la fidelidad al Evangelio desde la opción por los pobres y oprimidos. Tales medidas ponen al descubierto las contradicciones de una Iglesia que proclama, de puertas afuera, la defensa de los derechos humanos en la sociedad, mientras de puertas adentro demuestra un desprecio absoluto por ellos.» Diez Alegría –citando nada menos que a Pío XII– justificó las duras acusaciones diciendo que eran necesarias para el mantenimiento de una verdadera opinión pública dentro de la Iglesia. El filósofo Sádaba intervino con unas afirmaciones surrealistas y paradójicas diciendo, en primer lugar, que él no era creyente y que «la Iglesia, en este momento, está negando los aspectos más íntimos de la religión y se está aliando con una de las peores formas de laicismo para destruir la verdadera religión». El documento está avalado por la firma de un numeroso repertorio de minúsculos grupos de toda España que, numéricamente, son poco significativos y que posiblemente, asociándose genéricamente a la protesta, desconocen el texto firmado, absolutamente inaceptable para una conciencia cristiana respetuosa y eclesial.» (ABC, Madrid, jueves 23 de junio de 1988.)
Pero como los designios de Dios son inescrutables, no dejó de adoctrinar el teólogo Juan Antonio Estrada, que ni siquiera tuvo que cambiar de campus, simplemente cruzar la acera desde la Facultad de Teología católica de Granada a la Facultad de Filosofía de la Universidad de Granada, y pasar a cobrar directamente del Estado, pues fue contratado como profesor de Teodicea (en la licenciatura de Filosofía):
«El teólogo Estrada obtiene plaza en la universidad pública de Granada. Juan Antonio Estrada, teólogo progresista que fue destituido de su puesto docente en la Cartuja de Granada, ha obtenido una plaza de profesor asociado de Teodicea en la universidad pública de Granada. Estrada, a quien le fue anunciado su cese de la facultad de Teología de la citada capital andaluza el pasado mes de mayo, comenzó su actividad docente en la universidad pública hace tres semanas y tiene el proyecto de prepararse para obtener la plaza de profesor titular dentro de unos años. La destitución de Estrada se produjo juntamente con la de José María Castillo, también profesor de la Cartuja de Granada, y ambas tienen un carácter indefinido. La decisión de cesar a los dos profesores de sus cargos docentes eclesiásticos fue tomada por el general de la Compañía de Jesús, Peter Hans Kolvenbach, quien mantuvo una reunión con un grupo de obispos españoles a principios de año. La destitución se ha basado en el voto de obediencia, sin entrar en la ortodoxia de la doctrina enseñada, según los teólogos afectados. Sin embargo, para la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe han existido también razones pedagógicas.» (Francesc Valls, El País, Madrid 9 de noviembre de 1988.)
Juan Antonio Estrada Díaz, tras el concurso correspondiente (convocado el 6 de septiembre de 1991, BOE 1 octubre 1991), por resolución de la Universidad de Granada de 24 de junio de 1992 (BOE 15 julio 1992), fue nombrado Profesor titular de Universidad, adscrito al Área de conocimiento de «Filosofía». Justo cien años antes, en octubre de 1892, el Tercer Congreso Católico Nacional Español, reunido en Sevilla, había aconsejado el entrismo católico en el «profesorado oficial» (del Estado):
«Los católicos, así clérigos como seglares, que habilitados con los títulos necesarios al efecto, acometiesen esta empresa tomando parte en los ejercicios de oposición a cátedras y escuelas vacantes, prestarían un señalado servicio a la enseñanza y a la Iglesia. Incalculables serían también los bienes que se seguirían de designar todos los años entre los sacerdotes jóvenes, que más se hayan distinguido al estudiar filosofía y Teología en sus respectivos Seminarios, uno que por sus especiales condiciones parezca más apto para emprender, valiéndose de la actual libertad de enseñanza, una carrera civil, y alcanzar en ella profundos y vastos conocimientos que, una vez obtenido el título correspondiente, le habiliten para disputar con ventaja las cátedras o escuelas vacantes en pública oposición. No es difícil por este medio reunir en breve tiempo un número considerable de personas adornadas de ciencia y de virtud que puedan entrar a formar parte del profesorado oficial.» (Sección I, Punto I, 7ª.)
Ejerció como secretario de la comisión gestora del Congreso nacional ¿Para qué Filosofía? (Granada, 11-15 de septiembre de 1995), convocado por el Departamento de Filosofía de esa Universidad.
Del 11 al 15 de junio de 2001 participa, junto con José María Castillo, en un encuentro internacional celebrado en el Seminario Católico de Aquisgrán, organizado por el Instituto de Misionología Missio, sobre la Reforma de los curricula académicos de Filosofía y Teología (Estrada formaba entre el grupo de filósofos, Castillo entre el grupo de teólogos).
Juan Antonio Estrada Díaz, tras el concurso correspondiente (convocado el 3 de diciembre de 2001, BOE 15 diciembre 2001), por resolución de la Universidad de Granada de 11 de junio de 2003 (BOE 15 julio 2003), fue nombrado Catedrático de Universidad, adscrito al Área de conocimiento de «Filosofía». (El BOE de 21 octubre de 2003, página 37547, hizo público su Número de Registro de Personal como funcionario del Estado: 2836313646 A0500.)
En los últimos años ha impartido las siguientes asignaturas en la Universidad de Granada: Corrientes actuales de filosofía, Los marxismos del siglo XX, Teísmo filosófico. Miembro del "grupo de investigación" Antropología y Filosofía (SEJ 126), ha participado en el "proyecto de investigación" La tarea del pensar ante el reto del nihilismo (2005-2008, Ministerio de Educación y Ciencia, HUM 2005-03610/FISO) y en el "proyecto de excelencia" ¿Conflicto o alianza de civilizaciones? La nueva sociedad del conocimiento ante la crisis de valores, la globalización y la multiculturalidad (2007-2010, Junta de Andalucía, P06-HUM 1388).
★ Tesis doctorales dirigidas por Juan Antonio Estrada Díaz
- José Luis Moreno Pestaña, Entre Heidegger y Lyssenko. Una aproximación al proceso de formación del pensamiento de Foucault en la década de los 50, Universidad de Granada, 14 de junio de 1999. Director: Francisco Vázquez García. Codirector: Juan Antonio Estrada Díaz. Tribunal: Antonio Campillo Meseguer, Luis Sáez Rueda, Pío Tudela Garmendia, Rosaría García del Pozo, José Antonio Pérez Tapias.
- Enrique Antonio Conesa García, La continuidad dialógico-filosófica y su expresión en las lecturas interpretativas de textos de autor, Universidad de Granada, 25 de noviembre de 2011. Director: Juan Antonio Estrada Díaz. Tribunal: Álvaro Vallejo Campos, Remedios Ávila Crespo, Pedro José Chamizo Domínguez, Ramón Román Alcalá, Tomás Calvo Martínez.
★ Bibliografía de Juan Antonio Estrada Díaz
1977 El elemento institucional de la Iglesia en la teología de Karl Barth. Discurso leído en la solemne apertura del curso académico 1977-78, en la Facultad de Teología de Granada, Granada 1975, 63 págs.
1990 La teoría crítica de Max Horkheimer. Del socialismo ético a la resignación, Universidad de Granada 1990, 232 págs.
1992 La espiritualidad de los laicos, en una eclesiología de comunión, Ediciones Paulinas, Madrid 1992, 333 págs.
1994 Dios en las tradiciones filosóficas, Trotta, Madrid 1994-1996, 2 vols.
1995 Eclesiología del Vaticano II, Fundación Santa María, Madrid 1995, 43 págs.
1995 Teología de los laicos, Fundación Santa María, Madrid 1995, 39 págs.
1997 La imposible teodicea. La crisis de la fe en Dios, Trotta, Madrid 1997, 412 págs.
1998 Identidad y reconocimiento del otro en una sociedad mestiza, Universidad Iberoamericana, México 1998, 62 págs.
1999 Para comprender cómo surgió la Iglesia, Verbo Divino, Estella 1999, 303 págs.
2001 Razones y sinrazones de la creencia religiosa, Trotta, Madrid 2001, 224 págs.
2002 Por una ética sin teología: Habermas como filósofo de la religión, Trotta, Madrid 2002, 235 págs.
2003 Imágenes de Dios. La filosofía ante el lenguaje religioso, Trotta, Madrid 2003, 309 págs.
2005 La pregunta por Dios. Entre la metafísica, el nihilismo y la religión, Desclée de Brouwer, Bilbao 2005, 427 págs.
2006 El cristianismo en una sociedad laica. Cuarenta años después del Vaticano II, Desclée de Brouwer, Bilbao 2006, 403 págs.
2008 Religiosos en una sociedad secularizada, Trotta, Madrid 2008, 304 págs.
2010 El sentido y el sinsentido de la vida. Preguntas a la filosofía y a la religión, Trotta, Madrid 2010, 238 págs.