Filosofía en español 
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“Hispanismo político”

1919 «Libro primero. El “criterio geográfico” en política. […] Capítulo III. La política hispanoamericana. […] IV. Porvenir del hispanismo político, págs. 86-98.» (Carlos Badía Malagrida [1890-1937], El factor geográfico en la política sudamericana, Madrid 1919, 587 páginas.)

1931 «El amigo Marinetti me envía su último libro con una dedicatoria amable: «España veloz y el toro futurista» (Spagna veloce e toro futurista). Publicación extremadamente de actualidad en estos días de hispanismo político y de intensos comentarios al margen de los acontecimientos españoles, en los periódicos de la Península.» (Stefano Molle, “La simultaneidad en la literatura y en la vida”, El Día Gráfico, Barcelona, viernes 15 de mayo de 1931, pág. 1.)

«El criollismo es nuestro más valioso aporte a la literatura de América. Y el criollismo es costumbrismo mestizo y burocrático. Él viene de lejos. Tiene su origen en los versos de Caviedes. Se acentúa en la sátira y en las comedias de Pardo, en las de Segura, y culmina en la “tradición” de Palma. Esta literatura criolla, por ser esencialmente limeña, no deja de ser nacionalista. Estamos seguros de que los estudios de Porras Barrenechea sobre Pardo y Aliaga destruirán el prejuicio de extranjerismo o hispanismo resentido que atribuye Mariátegui al gran satírico peruano. La literatura criolla no es feudal ni civilista ni cosa que se le parezca. Es, sobre todo en Segura, en Palma, Juan de Arona y en Manuel, A. Fuentes, literatura mesocrática. Igualmente injustificado sería tratar con ese criterio a los poetas románticos, a Salaverry y a Luis Benjamín Cisneros. Su hispanismo no es un hispanismo político, sino un culto de lejanía, romántica y de amor al idioma.» (Víctor Andrés Belaunde [Arequipa, Perú 1883-Nueva York 1966], La realidad nacional, Editorial ‘Le Livre Libre’, París 1931, pág. 152.)

En 1941, seis meses antes de Pearl Harbor, un yanqui, el reverendo presbítero católico Edwin Ryan (1883-1960), profesor entonces en Washington –“Catholic University of America; Professor of South American Church History; Secretary, Institute of Ibero-American Studies”–, emprende una campaña contra el nefasto political Hispanism, que su sensibilidad percibía en el no menos católico mexicano Alfonso Junco:

«Communications. U.S. AND HISPANIDAD. Washington, D. C., To the Editors: In the issue of June 6 appears a reply by Alfonso Junco to my article on Hispanismo. His article is an English rendering of one he contributed to La Prensa (San Antonio) of April 8. Since my space is limited I can do no more than suggest the outlines of a rejoinder. For years I have been stating publicly, in speech and in writing, that I admire Spanish culture and deprecate the evils introduced from the United States into Latin America. But as a citizen of the United States I oppose any movement likely to injure my country and I do not admit that the fact that I am a Catholic obliges me to admire everything Spanish. Since Mr. Junco has raked up unpleasant facts and has appealed to history I shall, but with reluctance, cite a few more facts. 1. In 1846 it was suspected that Flores was trying to get Spain to help him recover his position in Ecuador. 2. Spain was slow in recognizing the Spanish American republics and that policy gave trouble to the Holy See. 3. In 1856 the Spanish minister to the United States conducted a conference in Washington with representatives of Mexico, Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Venezuela, Colombia and Peru, to effect measures for concerted action against the United States. 4. About the same time a similar conference was held in Santiago de Chile, participated in by Ecuador, Peru and Chile. 5. After the Spanish-American War a rapprochement between Spain and her former possessions in America as a means to thwart the United States was advocated by José Gómez, Beltrán y Rózpide and Vicente Gay, and articles along that line appeared in El Correo and España Moderna. 6. The purpose of the Hispanic Congress at Madrid in 1900, as set forth officially, represents a blend of racial, cultural, economic and political matters. 7. The Hispanism advocated during the World War (1914-1918) by Altamira, Rahola and González Blanco contained political elements, and the last named linked Germany to his scheme. 8. In 1918 appeared Francisco Silva’s Reparto de América Española y Pan-Hispanismo. (Silva was an Argentine but his book was published in Madrid.) In it he advocated an empire to consist of Spain, Portugal, Spanish America and Brazil, which would oppose British and North American power and would control the Falkland Islands and the Panama Canal. That not all advocates of Hispanism include politics in their program is, happily, true, but the number of those who do is sufficient to dispose of the notion that Hispanism has been always and everywhere purely cultural. I repeat that I admire Spanish culture, have long been trying to encourage friendly intercourse between the Catholics of the United States and those of Latin America, and feel that Spanish Americans are right in seeking to strengthen the cultural bonds between themselves and Spain. Those are the reasons why I oppose political Hispanism. I see in it an obstacle to friendliness between the nations of the Western Hemisphere. The history of the movement justifies us in regarding it with caution, especially in these days of plotting and intrigue, since it is easy for shrewd persons to obtain control of a movement and divert it to purposes which its sincere and unselfish adherents never desired. Edwin Ryan.» (The Commonweal, Nueva York, 27 de junio de 1941, volumen XXXIV, número 10, página 230.)

Comunicaciones. EE.UU. Y LA HISPANIDAD. Washington, D. C., A los editores: En el número del 6 de junio aparece una respuesta de Alfonso Junco a mi artículo sobre el Hispanismo. Su artículo es una versión inglesa del que publicó en La Prensa (San Antonio) el 8 de abril. Como mi espacio es limitado, no puedo hacer más que sugerir los lineamientos de una réplica. Durante años he estado declarando públicamente, en forma oral y escrita, que admiro la cultura española y desapruebo los males introducidos desde los Estados Unidos en América Latina. Pero como ciudadano de los Estados Unidos me opongo a cualquier movimiento que pueda perjudicar a mi país y no admito que el hecho de ser católico me obligue a admirar todo lo español. Dado que el señor Junco ha sacado a la luz hechos desagradables y ha apelado a la historia, citaré, aunque con renuencia, algunos hechos más. 1. En 1846 se sospechó que Flores estaba tratando de conseguir que España lo ayudara a recuperar su posición en Ecuador. 2. España tardó en reconocer a las repúblicas hispanoamericanas y esa política causó problemas a la Santa Sede. 3. En 1856, el ministro español en los Estados Unidos llevó a cabo una conferencia en Washington con representantes de México, Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Venezuela, Colombia y Perú, para adoptar medidas de acción concertada contra los Estados Unidos. 4. Casi al mismo tiempo se celebró una conferencia similar en Santiago de Chile, en la que participaron Ecuador, Perú y Chile. 5. Después de la guerra hispanoamericana, José Gómez, Beltrán y Rózpide y Vicente Gay propugnaron un acercamiento entre España y sus antiguas posesiones en América como medio para frustrar a los Estados Unidos, y aparecieron artículos en esa línea en El Correo y España Moderna. 6. El propósito del Congreso Hispánico de Madrid de 1900, tal como se expuso oficialmente, representa una mezcla de cuestiones raciales, culturales, económicas y políticas. 7. El hispanismo propugnado durante la Guerra Mundial (1914-1918) por Altamira, Rahola y González Blanco contenía elementos políticos, y el último mencionado vinculó a Alemania con su plan. 8. En 1918 apareció el Reparto de América Española y Pan-Hispanismo de Francisco Silva (Silva era argentino, pero su libro se publicó en Madrid). En él propugnaba un imperio formado por España, Portugal, Hispanoamérica y Brasil, que se opondría al poder británico y norteamericano y controlaría las Islas Malvinas y el Canal de Panamá. Que no todos los defensores del hispanismo incluyen la política en su programa es, felizmente, cierto, pero el número de los que lo hacen es suficiente para desechar la idea de que el hispanismo ha sido siempre y en todas partes puramente cultural. Repito que admiro la cultura española, que desde hace mucho tiempo trato de fomentar las relaciones amistosas entre los católicos de los Estados Unidos y los de América Latina, y que creo que los hispanoamericanos tienen razón al tratar de fortalecer los lazos culturales entre ellos y España. Esas son las razones por las que me opongo al Hispanismo político. Veo en él un obstáculo a la amistad entre las naciones del hemisferio occidental. La historia del movimiento justifica que lo miremos con cautela, especialmente en estos días de conspiraciones e intrigas, ya que es fácil para las personas astutas obtener el control de un movimiento y desviarlo hacia propósitos que sus partidarios sinceros y desinteresados ​​nunca desearon. Edwin Ryan.

 

«En the commonweal (27 de Junio, 1941, página 229) he presentado un breve resumen del Hispanismo político que se remonta en el pasado, más allá de la reunión en la legación española en Washington en 1858. Hasta ahora, que yo sepa, nadie ha intentado refutar lo que yo dije allí “apoyándolo en hechos y fechas”. Al contrario, el mexicano Alfonso Junco, y otros, continúan hablando de la guerra mexicana, de las películas yanquis y de la venta de hojas de afeitar en el valle del Cauca!» (Ultra. Mensuario de Cultura Contemporánea. Revista de revistas, Director: Fernando Ortiz, Órgano de la Institución Hispanocubana de Cultura, La Habana, volumen 10, número 64, diciembre de 1941, página 513.)

1945 Pedro Basaldúa Ibarmia [Baracaldo 1906-Buenos Aires 1985], “Significado y contenido del hispanismo político. Sea esta una segunda voz de alarma a los católicos americanos”, Orden cristiano, revista demócrata de inspiración católica, Buenos Aires, 15 abril 1945, nº 87, págs. 957-961.

1962 «Por eso Elías de Tejada ha cumplido la siempre agradable labor de recoger el pensamiento de estos hombres, los más fieles en general a la tradición, porque su visión constante del mundo de las ideas les ha salvado de caer en el materialismo mecanicista por que echó sus pasos la naciente Europa. Así se recuerda el hispanismo político de la poesía marinista, aquella línea inaugurada por Giambattista Marino, católico y napolitano, y continuada en sus cantos de desazón frente al Piamonte y Francia y de honor a las Españas de Tommaso Stigliani, Marcello della Madre di Dio, Francesco della Valle, Gianfrancesco María Materdona y Antonio Bruni. El hispanismo político del primer clasicismo en lengua napolitana: Vincenzo Braca, Giambattista Brasile, Giulio Cesare Cortese, Bartolomeo Zito y Filippo Sgruttendio de Scafato. El hispanismo de la tercera corriente poética, continuadora de los temas del XVI: Gio. Battista Gregiorace, Daniele Geofilo Piccigallo, Bonaventura Rosa, Bonaventura Morone, Giambattista Manso, marqués de Villa, &c.» (Francisco Puy Muñoz [1936-2024], “Noticia del libro de Francisco Elías de Tejada, Nápoles histórico, Ediciones Montejurra, Sevilla 1961”, Anales de la Cátedra Francisco Suárez, Granada 1962, volumen 2, nº 1, pág. 121.)

2014 «Por estos años se aprecia también un renacimiento del hispanismo, que se ha ido forjando por distintas causas y en distintos momentos: en primer lugar, la guerra con los Estados Unidos y la llorada pérdida de Cuba, si bien en la base parece que estaba más el temor a la hegemonía yanqui que un verdadero sentimiento hispánico; la guerra civil española, en segundo término, acabó por dividir a los bandos católicos igual que en España: democráticos y fascistas, de modo genérico, por cierto, pero despertó –ahora sí– una verdadera convicción hispanista; finalmente la diplomacia española, en la dictadura de Primo de Rivera, que envió de embajador en Buenos Aires a Ramiro de Maeztu, y en el primer franquismo (por lo menos hasta los años cincuenta), que contribuyó (entre promiscuidades e incoherencias varias) a la difusión de las ideas del hispanismo político tradicional.» (Miguel Ayuso Torres [1961, Universidad Pontificia Comillas], “El problema político de los católicos hispanoamericanos. Hispanidad y Res publica christiana”, Verbo, revista bimestral de formación cívica y de acción cultural según el derecho natural y cristiano, Madrid 2014, nº 527-528, pág. 675.)

2015 «De ahí que problemáticas como el hispanismo y el caudillismo pudieran vincular el presente de los fenómenos nacionalistas latinoamericanos con el panorama europeo de ascenso de los fascismos. De ello podía dar cuenta otro intelectual extranjero, el español Pedro de Basaldúa, representante del gobierno republicano en el exilio, notorio militante antifranquista y uno de los principales nombres del grupo de Orden Cristiano, quien también abordaba el tema del hispanismo en Significado y contenido del hispanismo político. Sea esta una segunda voz de alarma a los católicos americanos, señalaba, para dejar en claro que: “…con el antifaz peligroso de Cruzada religiosa y con el apoyo armado de regímenes enemigos de la Iglesia, y por ella condenados, logró imponerse en España y permanecer hasta hoy vivificado por un público y reconocido totalitarismo” (Orden Cristiano, nº 97, 1945:957-961). Al igual que Garretón Walker, y en la línea interpretativa propia de la revista, destacaba: Hoy está a punto de repetirse la maniobra concretada particularmente al catolicismo americano, donde la religión era un plano clave del avance nacionalista, por lo cual indicaba que [s]in embargo, la religión, a través del moderno hispanismo, primer paso de la expansión imperialista de Falange Española, sigue agitándose sin descanso. Para dejar en claro el peligro, retomaba el caso español y citaba, a modo de aleccionador testimonio dado por un nacionalista, al ministro de Relaciones Exteriores del franquismo, José Félix de Lequerica: Nosotros realizamos esta magna empresa en América con propósito esencialmente religioso. De Basaldúa, como señalamos, había sido un actor clave en la constitución de Orden Cristiano: parte del grupo de militantes vascos exiliados en la Argentina, sus posiciones sobre la problemática española, por lo tanto, eran centrales no ya para el núcleo de los intelectuales y militantes hispanos llegados al país sino para los posicionamientos de Orden Cristiano dentro del complejo mundo católico argentino, el cual en amplios sectores se identificaba con la causa franquista.» (Martín Vicente [Universidad Nacional de General Sarmiento], “Orden Cristiano ante la Segunda Guerra Mundial”, Revista de Historia Americana y Argentina, Mendoza 2015, vol. 50, nº 1, págs. 239-240.)

2021 «El hispanismo político de la ultraderecha española no ha tenido empacho alguno en recuperar la figura de Francisco Franco y su época.» (Juan José Paz y Miño Cepeda [Pontificia Universidad Católica del Ecuador], “Quito: entre Madre Patria y ‘leyenda negra’”, Historia y Presente <historiaypresente.com>, Ecuador, lunes 6 diciembre 2021.)

A finales de 2024 un discreto y desconocido «Colectivo “Hispanidad 2075”» difunde un documento anónimo (que sólo ofrece como contacto un buzón de correo electrónico cifrado Proton Mail: servicio activado en Ginebra en 2013, teóricamente fuera de la jurisdicción de los Estados Unidos de Washington y de la Unión Europea bruselense) donde se acuña la abreviatura de resonancias soviéticas “HisPo” y se postula un voluntarista horizonte 2075 en el que «la Unión Hispana (UH) se ha convertido en uno de los actores clave en un mundo multipolar»:

2024 «Este documento tiene como objetivo ayudar al lector a pensar sobre el futuro del Hispanismo Político (“HisPo”), y en particular los pasos posibles para avanzar en la reunificación de la Hispanidad.» (¿“Quo Vadis” el Hispanismo Político?, 9 páginas.)

[ “Hispo”, en español, es primera persona del singular del presente de indicativo del verbo hispir: yo hispo («Hispir. Esponjar, ahuecar alguna cosa; como: los colchones de lana cuando se mullen, el chocolate, o leche cuando hierve y la tortilla de huevos cuando están bien batidos, &c.» DRAE 1803:464). Hispo es también un género de arácnidos araneomorfos de la familia Salticidae, del que los aracnólogos se van con el tiempo encontrando, distinguiendo, describiendo y bautizando distintas especies a proteger: Hispo continentalis, Hispo cingulata, Hispo frenata, Hispo pullata, Hispo sulcata, Hispo tenuis, &c.]

 

gbs