Juan X
Papa (…, III, 914-…, V, 928). Su verdadero nombre era igualmente el de Juan, y por haber nacido en la aldea de Tossignano (diócesis de Imola), se le designaba, sobre todo en la Romaña, por Juan Tossignano.
Anteriormente fue diácono y obispo de Bolonia, y desde el 905 al 914 ocupó la sede archiepiscopal de Ravena. Su elevación al solio pontificio debióse a Teodora la Mayor, con la cual, al parecer, le unían relaciones de parentesco, pero no adulterinas como afirmó erróneamente Liutprando de Cremona (M. G. Script., III, 297). Este Papa coronó emperador a Berengario de Friul en el 915 (V. Berengario o Berenguer I), y después, con su propio esfuerzo y con la ayuda del emperador bizantino llevó a efecto una Liga contra los sarracenos, los cuales fueron derrotados de forma aniquiladora en Garellano (año 916), batalla a que asistió personalmente el Sumo Pontífice. Juan X envió un legado al importante Sínodo de Hohenaltheim, y tampoco desvió su atención de las Iglesias griega, eslava e hispana, como tampoco de la conversión de los normandos. Pero, contra todas las leyes eclesiásticas, llegó a nombrar arzobispo de Reims a Hugo de Vermandois, a la sazón de cinco años de edad. La política independiente y a veces violenta de este Papa, especialmente la alianza que concertó con Hugo de Borgoña, a quien había destinado la corona imperial, exacerbó a Marozia, hija de Teodora, la cual ordenó la prisión del Papa, en la cual finalmente murió de forma violenta, según algunos historiadores.