Filosofía en español 
Filosofía en español

Cerebro

no figura

Diccionario filosófico marxista · 1946

Cerebro

Parte central del sistema nervioso, órgano de la conciencia y del pensamiento. La vida psíquica del hombre es una función del cerebro que refleja el mundo objetivo. La fisiología moderna de la actividad nerviosa superior refutó definitivamente las concepciones idealistas de la independencia del espíritu, del pensamiento y de la conciencia con relación a la materia. La conciencia y el pensamiento constituyen irrefutablemente el producto de un órgano corporal y material, el cerebro. (ver Pavlov). La conciencia y el pensamiento no son otra cosa que el reflejo de la naturaleza, de la vida social en el cerebro del hombre. Por ello, no es posible separar el pensamiento de la materia sin cometer un grosero error. El pensamiento del hombre y su conciencia constituyen una propiedad de una materia altamente organizada que es el cerebro, el producto de su actividad. El pensamiento y la conciencia se han desarrollado gracias a la práctica social de la humanidad en el transcurso de su historia, gracias al trabajo humano. “Es la transformación de la naturaleza por el hombre precisamente, y no la naturaleza aislada como tal, lo que constituye el fundamento esencial y más directo del pensamiento humano; y la inteligencia del hombre ha crecido en la medida en que ha aprendido a transformar la naturaleza” (Engels, Dialéctica de la naturaleza, Ed. rusa).

En el hombre, el cerebro ha sufrido el desarrollo más elevado como consecuencia de una larga evolución histórica. En los vertebrados, se distingue la médula espinal alojada en el canal vertebral, y el encéfalo situado en la caja craneana. La médula comprende los centros motores y sensitivos primarios cuya regulación depende del encéfalo. Por sí misma, la médula espinal no es apta más que para las funciones más simples –flexión y extensión de miembros– insuficientes a la vez para asegurar la locomoción (marcha, carrera, acción de trepar, &c.) lo cual exige la coordinación del encéfalo. La estructura del cerebro es muy compleja. A la médula espinal sigue el bulbo raquídeo, donde se asientan los centros vitales más importantes, de la respiración, de la circulación, del metabolismo, &c., y los núcleos enervadores de los músculos de la lengua, la faringe y las cuerdas vocales. El puente de Varolio se halla directamente encima del bulbo y comprende los núcleos de inervación de los músculos del rostro, de los músculos oculares externos y, en común con el bulbo raquídeo, el núcleo del nervio auditivo. El cerebelo, situado encima del bulbo y del puente de Varolio, es el órgano del equilibrio del cuerpo y de la coordinación de los movimientos. Luego viene el cerebro medio que comprende los núcleos de los nervios motores oculares y centros motores muy importantes. El cerebro intermedio sigue al precedente y comprende las regiones ópticas –centro colector de todos los nervios sensitivos– y lo que se llama la región hipotalámica, centro regulador del metabolismo. Todas estas partes son los centros de los reflejos absolutos, reacciones hereditarias del organismo a los factores del medio interior y exterior. Los grandes hemisferios se hallan situados por encima de estas regiones cuya actividad coordinan y regulan.

En los mamíferos, especialmente en el hombre, los grandes hemisferios superan por su masa y por la extraordinaria complejidad de su estructura y de sus funciones, a todas las demás regiones del cerebro. Se componen de conglomerados centrales de células (lo que Pavlov llama la sub-corteza subyacente), conglomerados que son el substrato de la actividad refleja absoluta o actividad instintiva, y de la corteza, cuyo manto recubre a los grandes hemisferios. La corteza contiene una cantidad enorme de células nerviosas (hasta 16 mil millones) que poseen entre sí relaciones extremadamente complicadas e incesantemente variables. La corteza de los grandes hemisferios, órgano de la actividad nerviosa superior, es, según Pavlov, el lugar donde se forman los reflejos condicionados, vale decir, los reflejos no hereditarios, que aparecen en el curso de la vida individual y amplían al máximo las facultades de adaptación del organismo a las variaciones de los medios interior y exterior. La corteza de los grandes hemisferios representa al mismo tiempo un sistema de analizadores, cuya función, como lo muestra Pavlov, consiste en descomponer con tanta mayor fineza cuanto más altamente organizado es el animal, el conjunto de influencias incidentes que provienen del exterior y excitan el organismo.

En el hombre, las funciones de la corteza cerebral son más complejas. “En la fase humana de la evolución del mundo animal”, decía Pavlov, “se agregó un complemento considerable a los mecanismos de la actividad nerviosa. En el animal, la realidad es señalada casi exclusivamente por excitaciones y sus huellas en los grandes hemisferios, directamente conducidas en las células especiales de los receptores visuales, auditivos y otros del organismo. Es lo que en nosotros corresponde a las impresiones, a las sensaciones y a las representaciones recibidas del medio exterior, natural y social, excepción hecha del lenguaje, auditivo y visual. Es el primer sistema de señales de la realidad, sistema que nos es común con los animales. Pero el lenguaje constituye nuestro segundo sistema de señales de la realidad, especialmente nuestro, señal de las primeras señales”. El trabajo es lo que ha creado al hombre. El trabajo ha creado la conciencia humana y, con la conciencia, apareció el lenguaje. Bajo la influencia del trabajo se transformaron y se perfeccionaron los órganos de los sentidos. El ojo humano, por ejemplo, ha aprendido a observar más cosas que el ojo de pájaro más penetrante; el oído humano es capaz de percibir los matices más finos y delicados de la palabra humana.

Diccionario filosófico abreviado · 1959:64-66

Cerebro

Parte superior del sistema nervioso central. Las secciones superiores del encéfalo están directamente vinculadas a la vida psíquica de los animales y del hombre. En éste, los grandes hemisferios son los órganos del lenguaje y del pensamiento abstracto verbal. El encéfalo surgió cuando la vida de los animales llegó a un nivel en que resultaron esenciales las reacciones complementarias de adaptabilidad en busca de las condiciones de existencia necesarias en un medio complejo y variable. El sistema nervioso central y su sección superior, el cerebro, constituyen un órgano de dirección, es decir, un sistema que coordina la actividad de los distintos órganos entre sí y que regula, con ayuda del reflejo psíquico, la relación recíproca del organismo con el medio exterior. En el transcurso de toda la historia de la filosofía y de las ciencias del hombre, se ha sostenido una lucha entre las corrientes materialista e idealista en torno al problema de la naturaleza de la psique, de la conciencia humana. Sin embargo, los éxitos de la ciencia natural en el estudio de la estructura y de la actividad del sistema nervioso central, en particular del cerebro, han contribuido a que el criterio materialista haya alcanzado la victoria en esta cuestión. Ha sido especialmente valioso el papel de las ideas y trabajos de Séchenov y Pávlov, quienes pusieron de relieve la naturaleza refleja de la actividad psíquica de los animales y del hombre, es decir, el carácter determinado de dicha actividad. En el hombre, además del primer sistema señalizador de la realidad, común a los animales, se ha formado un segundo sistema de señales, verbal (Sistemas de señales), ligado al pensamiento verbal abstracto. En el cerebro, existen centros especiales para la percepción (auditiva y visual) y la emisión de la palabra. La naturaleza profundamente social del hombre se ha traducido no sólo en la formación de nuevas estructuras morfológicas –en comparación con los animales– que hacen posible la comunicación por medio del lenguaje y el pensamiento verbal. La forma específica en que existe y se asimila la experiencia pasada de la humanidad se halla asimismo relacionada con la formación de nuevos mecanismos cerebrales. Mientras que la experiencia de la especie en los animales se transmite hereditariamente en forma de instintos, en los hombres la asimilación de las formas de actividad históricamente elaboradas acontece en el decurso del desarrollo del individuo. De ahí que facultades específicamente humanas como el oído para el lenguaje y el oído musical, la facultad para el pensamiento abstracto y otras, no sean funciones de estructuras cerebrales morfológicas, sino neurodinámicas que poseen una relativa estabilidad. El progreso de la actividad psíquica de los hombres no se ha producido a cuenta de la evolución morfológica del cerebro –como se ha dado en la historia del reino animal–, sino gracias al perfeccionamiento de sus posibilidades funcionales. Dicho perfeccionamiento está ligado al desarrollo de las formas de la experiencia humana, a su conservación, transmisión y reelaboración, e incluso a la creación de dispositivos automáticos que facilitan el trabajo mental y elevan las posibilidades creadoras del ser humano. Gracias a la amplia aplicación de los principios cibernéticos, el estudio de la actividad del cerebro se ha completado añadiendo a los métodos clásicos de la fisiología de la actividad nerviosa superior y de la electrofisiología, el método de los modelos (Cibernética, Modelación). La modelación de la actividad cerebral se lleva a cabo siguiendo dos direcciones principales: 1) la modelación de partes especiales de la actividad del cerebro y 2) la modelación de la estructura formal de los productos finales de la actividad psíquica.

Diccionario filosófico · 1965:63-64

Cerebro

Sección central del sistema nervioso; incluye la médula espinal y el encéfalo. Las secciones superiores del encéfalo están vinculadas directamente con la vida psíquica de los animales y el hombre, y constituyen órganos de dirección, es decir, sistema que coordina la actividad de los distintos órganos entre sí y regula con ayuda del reflejo psíquico las interrelaciones del organismo con el medio ambiente. En el curso de toda la historia de la filosofía y de la historia de las ciencias sobre el hombre se ha desplegado la lucha entre las corrientes materialista e idealista en torno a la cuestión de la naturaleza de la psique, la conciencia del hombre. Los éxitos alcanzados por las ciencias naturales en el estudio de la estructura y la actividad del sistema nervioso central, y especialmente del encéfalo, contribuyeron al triunfo de los criterios materialistas en esta cuestión. Es particularmente grande el papel de las ideas y los trabajos de Séchenov e I. Pávlov, que demostraron la naturaleza refleja de la actividad psíquica de los animales y el hombre. Mostraron que en el hombre, además del primer sistema de señales de reflejo de la realidad, sistema común también a los animales, se formó el segundo sistema de señales, el de habla, vinculado con el pensamiento abstracto. La experiencia de la especie se transmite en los animales por herencia en forma de instintos, mientras que los hombres asimilan las formas históricas de actividad en el proceso del desarrollo individual. Por eso, las capacidades específicamente humanas, tales como el oído lingüístico y musical, la capacidad de pensamiento abstracto y otras son funciones principalmente no de las estructuras morfológicas, sino de las cerebrales neurodinámicas, que poseen relativa estabilidad. El progreso de la actividad psíquica de los hombres no está ligado con la evolución morfológica del cerebro, como en los animales, sino con el desarrollo de las formas de experiencia humana, de su conservación, transmisión y transformación hasta la creación de dispositivos automáticos que alivian el trabajo intelectual y aumentan las capacidades creadoras del hombre. Gracias al enfoque cibernético, en el estudio de la actividad del encéfalo, los métodos clásicos de la fisiología de la actividad nerviosa superior fueron complementados con el método del modelado (Cibernética).

Diccionario de filosofía · 1984:61