Filosofía en español 
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Reformismo

no figura

Diccionario filosófico marxista · 1946

Reformismo

Corriente política en el movimiento obrero, que sustituye la lucha de la clase obrera contra el capitalismo, mediante la dictadura del proletariado y el socialismo, por pequeñas reformas que no afectan las bases del régimen de explotación. El reformismo es una de las variedades del oportunismo. Habiendo surgido en la segunda mitad del siglo XIX, el reformismo adquirió amplia difusión en todos los países burgueses. Su base social fue la élite de la clase obrera, “la aristocracia obrera”. La Segunda Internacional se convirtió en organización internacional del reformismo. Los bolcheviques siempre lucharon con decisión contra el reformismo en todos sus aspectos, contra sus portadores concretos en todos los países: los bernsteinianos y kautskianos en Alemania, los “economistas” y mencheviques en Rusia, los “austromarxistas” en Austria y otros. En las condiciones contemporáneas, las ideas del reformismo han sido heredadas por los socialistas de derecha. A la teoría marxista-leninista de la lucha de clases, que señala al proletariado el único camino justo para la liquidación de la esclavitud capitalista, los reformistas oponen “la teoría” de la colaboración de clases, que somete al proletariado a la burguesía. A la teoría de la transformación revolucionaria de la sociedad, ellos oponen “la teoría” del “socialismo democrático”, es decir de la integración del capitalismo al socialismo.

El marxismo-leninismo desenmascara la esencia burguesa de la teoría y la práctica reformistas como un engaño a los obreros. El marxismo-leninismo no niega la necesidad de que el Partido proletario luche por reformas, por el mejoramiento de la situación económica, política y cultural de los obreros bajo el capitalismo, pero considera estas reformas como un elemento colateral de la lucha de clases, cuyo objetivo principal es la sustitución del capitalismo por el régimen socialista.

Diccionario filosófico abreviado · 1959:439

Reformismo

Corriente política en el interior del movimiento obrero; niega la necesidad de la lucha de clases, de la revolución socialista y de la dictadura del proletariado, aboga por la colaboración de las clases y confía en que por medio de reformas es posible convertir el capitalismo en una sociedad de “prosperidad general”. El reformismo surgió en el último cuarto del siglo XIX. Su base social radicaba en la capa alta, sobornada por la burguesía, de la clase obrera, o sea, en la denominada aristocracia obrera. El reformismo se halla estrechamente vinculado al revisionismo. El reformismo actual está representado por la Internacional Socialista, asociación internacional de reformistas organizada en 1951. En octubre de 1961, agrupaba a cuarenta partidos, con más de diez millones y medio de miembros. El vicio principal de todas las teorías socialreformistas estriba en intentar hacer compatible lo incompatible: la propiedad privada y la justicia social, la desigualdad social y el bienestar general. En cuanto a la concepción del mundo, el reformismo moderno no posee ningún fundamento íntegro, unívoco. La combinación ecléctica de ideas del neokantismo, del positivismo, del antropologismo abstracto y del cristianismo constituye el abigarrado cuadro que encubre la indigencia espiritual de los teóricos del reformismo (A. Philip, W. Eichler, P. Bonnel, J. Strachey y otros). Se declara que la dialéctica ha caducado, se preconiza un evolucionismo vulgar; se desecha el materialismo, se califica de mito la inevitabilidad histórico-natural, económica, del socialismo; éste le “infiere” de la esfera del espíritu, de las representaciones éticas extratemporales y extraclasistas del individuo. Se traicionan las tradiciones ateas del socialismo: la alianza con el clericalismo, la reconciliación entre la ciencia y la religión se han convertido en reivindicación programática de la socialdemocracia de derecha. Una de las características de los líderes del reformismo contemporáneo (Guy Mollet, Gaitskell, Spaak, Brandt, Saragat, Ben Gurion y otros) es el anticomunismo declarado. “El anticomunismo ha conducido al socialreformismo a un callejón sin salida, ideológico y político. Esta es una de las principales causas de la crisis de la socialdemocracia” (“Documentos del XXII Congreso del P.C.U.S.”, pág. 361). La crisis de la socialdemocracia es una consecuencia inevitable de la crisis general del capitalismo, en el resultado de toda la historia del reformismo. La adopción de nuevos programas (1958-61) ha coronado la evolución del reformismo después de la guerra, su integración en el sistema de las relaciones capitalistas. Los jefes del socialismo de derecha defienden el capitalismo monopolista de Estado, apoyan las tendencias agresivas del capitalismo. Lo único que hasta ahora los mantiene en la superficie de la vida política, es el arte –adquirido en el transcurso de decenios– del fariseísmo político, el nivel relativamente bajo de la autoconciencia de clase del proletariado y el “boom” económico que ha seguido a la guerra. Los dos últimos decenios se han distinguido por el manifiesto descenso del papel y de la influencia del reformismo. Avanza firmemente el proceso que tiende a liberar a la clase obrera del flujo reformista. Luchar contra el reformismo, superar la escisión de la clase obrera, constituye una de las tareas esencialísimas del movimiento comunista. Sin la reorganización revolucionaria de la sociedad, o sea, sin aniquilar el capitalismo, ninguna reforma puede establecer el socialismo: Los partidos comunistas, a la vez que desenmascaran el papel traidor de los jefes derechistas de la socialdemocracia, a la vez que critican la práctica oportunista de derecha y la ideología del reformismo, se manifiestan activamente en pro de la colaboración con las masas socialdemócratas en la lucha por la paz, por la democracia y el socialismo.

Diccionario filosófico · 1965:395-396

Reformismo

Corriente política en el movimiento obrero, que niega la necesidad de la lucha de clase y de la revolución socialista; predica la colaboración entre las clases y supone que sólo con ayuda de reformas se puede convertir al capitalismo en sociedad de “prosperidad general”. El reformismo surgió en el último cuarto del siglo 19. Su base social es la cúspide de la clase obrera (la denominada aristocracia obrera), así como elementos de los “sectores medios” y la burocracia sindical. El reformismo está enlazado estrechamente con el revisionismo y no tiene una base conceptual íntegra y única. La combinación ecléctica de las ideas del neokantismo, el positivismo, el antropologismo y el cristianismo: este cuadro abigarrado encubre la miseria espiritual de los teóricos del reformismo. Estos últimos proclaman anticuada la dialéctica; predican el evolucionismo vulgar; rechazan el materialismo y afirman que la necesidad histórico-natural y económica del socialismo es un mito. Traicionaron las tradiciones ateas del socialismo; la alianza con el clericalismo y la conciliación de la ciencia con la religión pasaron a ser demanda programática de la socialdemocracia de derecha. La aprobación de nuevos programas (1958-61) culminó la evolución postbélica del reformismo y su integración en el sistema de relaciones capitalistas. Muchos líderes del socialreformismo defienden abiertamente, desde las posiciones del anticomunismo, el capitalismo monopolista de Estado. El reformismo frena el desarrollo de la autoconciencia de clase del proletariado. La lucha contra el reformismo y la superación de la escisión de la clase obrera es una de las tareas más acuciantes que tiene planteadas el movimiento comunista. Sin transformación revolucionaria de la sociedad, es decir, sin destruir el capitalismo, ninguna reforma puede crear el socialismo. Al criticar la práctica del oportunismo de derecha y la ideología del reformismo, los comunistas se pronuncian enérgicamente, al mismo tiempo, por la colaboración con los partidos socialistas y socialdemócratas en la lucha por la paz, la democracia y el progreso social.

Diccionario de filosofía · 1984:366-367