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Modulaciones impersonales de la Idea de Verdad
En las verdades impersonales [684] el sujeto operatorio, que establece la identidad sobre la que se constituye la verdad correspondiente, se mantiene “segregado” de la verdad constituida. Esto puede ocurrir de dos maneras: (A) segregación parcial o (B) segregación total.
(A) Segregación parcial del sujeto operatorio. No elimina enteramente al sujeto operatorio de las relaciones entre los términos “impersonales” que constituyen la estructura de la identidad, sino que los segrega, manteniéndolos como sujetos que han de estar presentes a la identidad (como si ésta se manifestase como tal únicamente ante el sujeto, o por mediación formal del sujeto):
- Verdad de apercepción. La cosa percibida ha de mantenerse en presencia del sujeto que la percibe, si bien este sujeto no tiene por qué figurar como involucrado en la cosa misma percibida, puesto que precisamente figura como “exento” respecto de ella. Aquí, la verdad se opone a la mera apariencia, a la confusión o indistinción (próximas a la ilusión, alucinación o pseudopercepción) de una cosa. Es la verdad que, en el derecho procesal, se supone patrimonio de los “testigos de vista”. La verdad de apercepción (“verdad, porque lo estoy percibiendo, que esta ardilla está trepando por el árbol”) no es una verdad meramente empírica o sensorial, como si fuera la verdad de una situación concreta que se hace presente, sin más, ante mis ojos al abrirlos. La verdad de mi apercepción, sin perjuicio de su condición de verdad en primera persona, pero inserta en un círculo de verdades en segunda y aun en tercera persona, aunque se refiere a una situación muy concreta, presupone largos procesos de identificación de formas (árbol, ardilla) y de composición lógica de las mismas. “No es el ojo el que ve, sino el Logos a través del ojo”. Es imposible ver un solo contenido aislado y simple; todo lo que vemos ha de ser siempre complejo, extenso, por ello es imposible ver sin conceptuar. “Ver” y “conceptuar” [679] son términos conjugados [53].
- Verdad de producción (verum est factum). En esta modulación el objeto producido (un “ingenio”, por ejemplo) mantiene su identidad sin la presencia del sujeto operatorio, pero, éste queda involucrado de algún modo en el producto y ha de ser tenido en cuenta en el momento de explicar determinados aspectos (“teleológicos”) del mismo: es imposible “dar razón” de los nexos entre la vara y la punta metálica acoplada que la constituye como flecha sin tener en cuenta al sujeto que llevó a cabo el acoplamiento.
- Verdad de acción (verum est actum). Se refiere a los resultados de la praxis [236], de lo agible, más que a los productos de la poiesis, de lo factible. La “verdad de acción” (por ejemplo, de la proposición: “mañana iré al Odeón”) se muestra, sobre todo, en las prólepsis ejecutivas (en primera persona, individual o grupal), es decir, en aquellas situaciones en las cuales la verdad, genuinamente dialéctica, de mi plan o programa en vías de ejecución, depende de mis (o de nuestros) propios actos, a su vez determinados, por circunstancias variables. La verdad de mi proyecto (“mañana iré al Odeón”), como proyecto que entraña su realización objetiva, se refiere al hoy, pero solo retrospectivamente; solo podré considerarlo verdadero cuando mañana efectivamente haya ido al Odeón. En cambio, la verdad del proyecto realizado ya no tendrá lugar mañana, si suponemos que entonces el proyecto ya ha sido realizado, porque entonces el proyecto ya ha dejado de serlo. Mañana será un ergon, no una energeia. Estamos ante una situación dialéctica análoga a la planteada por la distinción gnoseológica de H. Reichenbach entre “contextos de descubrimiento” y “contextos de justificación” (solo es posible hablar de “descubrimientos” retrospectivamente, cuando estos hayan sido ya justificados). Las “verdades de producción” (referentes a “productos verdaderos”, auténticos, consistentes, etc.) y las “verdades de acción” (eutáxicas, por ejemplo), se oponen a las apariencias del género de los simulacros [680], de los sucedáneos, utopías [787] o absurdos (como pudiera serlo una máquina de movimiento perpetuo).
- Verdades de resolución concreta. La línea fronteriza entre las “verdades de producción” y las “verdades de acción” no siempre son nítidas en las “verdades de resolución concreta”. La verdad pragmática de las operaciones del médico que atiende urgentemente a la recuperación de un accidentado, reside en el buen resultado de su intervención; esta comporta, acaso, tanto la “producción” de un trasplante, como la “acción operatoria” de un masaje, o de un consejo. La verdad de un tratamiento médico (denominado tratamiento “correcto”, “acertado”) se opone a tratamiento erróneo “o equivocado”.
(B) Segregación total del sujeto operatorio. Elimina enteramente al sujeto operatorio de las relaciones entre los términos “impersonales” que intervienen en la estructura de la identidad.
- Verdad lógico-material. Sus variedades más importantes se encuentran en las verdades científicas, cuando estas se interpretan directamente como identidades positivas establecidas en “tercera persona”, a partir de la demostración de un teorema [217]. Las verdades lógico-materiales de la Geometría (o las de la Lógica de Clases, o las de la Lógica de Proposiciones) son abstractas e intemporales, nomotéticas, aunque deban ir referidas a apariencias concretas [86] (por ejemplo, a una figura triangular). Las verdades lógico-materiales se oponen a las apariencias (“conjeturas” a veces) empíricas o fenoménicas de unas relaciones de identidad aún no demostradas (acaso proposiciones indemostrables), pero tampoco han de confundirse con las verdades negativas o nulas (como es el caso de la “conjetura de Fermat”). Sin embargo, no todas las verdades lógico-materiales son nomotéticas. Cabe hablar también de verdades factuales, concretas, pero demostrables con el mayor rigor objetivo posible. “En la cabaña k, en el intervalo de tiempo t, hubo (o hay) una rata”: si realmente la rata habitó la cabaña en t, tendremos que hablar de la verdad de esta identificación entre el espacio envuelto por la cabaña y espacio envuelto por la rata; identidad que, en la medida en que pueda ser demostrada, no podrá considerarse como verdad simplemente empírica. Lo que demuestra que la distinción tradicional entre “verdades de razón” y “verdades de hecho”, que Leibniz propuso, es superficial o metafísica (si se quiere, teológica: como precedente suyo podría considerarse la distinción entre la “ciencia de simple inteligencia” y la “ciencia de visión” [145] que los escolásticos como Bañez o Molina atribuían a Dios).
- Las verdades de predicción también son variantes de la modulación lógico-material de la verdad. Las verdades predictivas (la predicción de un eclipse de Luna o la predicción de la derrota electoral de un partido político) son casos de verdades concretas, idiográficas, pero “impersonales”, incluso cuando su materia sean los resultados de votaciones electorales (la composición estadística de miles de “actos personales” de elección política deja de ser algo personal, y se convierte en un resultado impersonal). Sin embargo, las predicciones, hasta tanto se confirmen, incluyen la primera persona de quien las formula.
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