Filosofía en español 
Filosofía en español

Contestación del Director de la Institución Hamiltoniana
a un profesor de la competencia



Diario de Madrid
Madrid, jueves 8 de diciembre de 1836
número 619
páginas 2-3


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La abundancia de anuncios no nos ha permitido insertar, aunque obra en nuestro poder desde muchos días, la siguiente

CONTESTACIÓN.

Uno de los discípulos de la Institución Hamiltoniana, establecida en la calle de Preciados, núm. 1, dio ayer al director de ella noticia de un anuncio titulado francés e inglés inserto en el Diario del 27 del mes próximo pasado, y en el que se ataca abiertamente la enseñanza simultánea de dos idiomas, al paso que se alude con malignidad a uno de los anuncios de la referida institución hamiltoniana, publicado en los Diarios del 10 y del 28 del mismo mes. El director de esta institución no habría tenido la poca generosidad de valerse de sus ventajas, para atacar o perjudicar en el más mínimo modo a cualquiera de los señores catedráticos de lenguas extranjeras de esta corte, en quienes hubiera deseado encontrar compañeros, amigos y no rivales; pero ya que se le ataca va a contestar; ya que se le echa el guante, le alza.

Se ve en el anuncio atacador que una suscripción continúa sin preámbulos ni vaticinios bajo un método consabido, que es el del profesor Millán. Se añade que three by one, and trente par deux, y que una convicción garante de resultados fijos ha demostrado entre profesores de buena fe que la adquisición de dos idiomas a la fois es una confusión simultánea que destruyendo la razón confunde las ideas y se opone al concepto particular en cualquiera de ellos.

Se ve finalmente en dicho anuncio que su autor se ofrece bajo un supuesto, y pronto a demostrar las ventajas de un instituto a voluntad de interesados en número regular; las cuales ventajas demuestra por medio de premios y certificaciones, como es de suponer; se ofrece en obsequio de los que le favorezcan, sacrificando su salud en comprobación de la certeza de su deber, confiado más en el encono contra sus carteles que en la simple combinación de sus tareas.

¿Quién entiende una subscripción que continúa sin preámbulos y bajo un método? ¿Quién entiende la mezcla galo inglesa three by one, and trente par deux? ¿Quién entiende una convicción (sin duda la del maestro) que es garante de un rebultado fijo? ¿Quién entiende una convicción que demuestra? ¿Quién entiende una convicción que demuestra que una adquisición es una confusión que confunde? ¿Quién entiende una demostración de ventajas de un instituto bajo un supuesto y a voluntad de unos interesados? ¿Quién entiende una demostración hecha por medio de premios y certificaciones, y quién entiende que sea de suponer que una demostración se haga por tales medios? ¿Quién entiende a uno que se ofrece en obsequio de unos? ¿Y a qué o a quien se ofrece? ¿Se ofrece a sí mismo? ¿Quién entiende la comprobación de una certeza? ¿Necesita una certeza comprobarse, siendo certeza? ¿Y quién entiende la certeza de un deber? ¿Quién entiende una confianza en un encono; y quien entiende un encono contra carteles? ¿Quién demonio ha de tener encono contra los carteles del buen señor? Y finalmente, ¿quién entiende una confianza en una combinación simple de unas tareas propias?

Dice el anuncio atacador que la suscripción continúa abierta bajo el método consabido del profesor Millán. El que contesta ignora el nombre del profesor que ha adoptado el método consabido del profesor Millán: este método puede ser el mejor de los métodos, pero consabido es (siendo que lo sea) en un estrechísimo recinto, mientras el método hamiltoniano está adoptado en todos los países civilizados de cinco partes de las siete del mundo.

El director de la institución hamiltoniana, que el autor del anuncio del 27 de noviembre no cree ser de buena fe, según parece cree que dicho autor es de muy buena fe, y que en su anuncio dice de buena fe también todo lo que sabe; pero la cuestión es de saber si cuanto sabe es cuanto hay que saber. El buen señor sabrá acaso lo que fue; pero lo que fue no es lo que es. Una anecdotita vendrá al caso como de perlas.

El director de la institución hamiltoniana venía algunos años ha de París a Madrid, se hallaba entre Vitoria y Burgos, cuando habiéndose parado un rato su silla de postas encontró a un joven arriero que seguía la misma carretera que él, y conducía 14 machos cargados cada uno con un costal de trigo. Se trabó entre ellos el diálogo siguiente: –Con dios, caballero. –Con dios, amigo. –V. va muy de priesa. –Y V. muy despacio. –Verdad es, pero hay 8 arrobitas encimita de cada uno de mis machos, y ya se ve, los animalitos que me ganan el pan, no los hé de cansar y menos de matar. –Pero, hombre, en lugar de tener 14 mulas ¿por qué no compra vd. un carro? con él, vd. podría llevar en lugar de 28 quintales, hasta 70 o 80; en lugar de tener que mantener 14 mulas le bastarían 4, y con el caudal que tiene vd. empleado en estas 10 mulas, vd. podría hacer alguna otra especulación lucrativa, de modo que vd. ganaría 20 veces más. –Caballero, puede que fuese así, pero mi bisabuelo tenía 8 machos y con ellos vivió bien: los dejó a mi abuelo, que les añadió otros 6, y con ellos vivió muy bien: mi abuelo los dejó a mi padre, que con ellos vivió muy bien: y mi padre me los ha dejado a mi, y con ellos no me va peor, y nunca han pensado en carros, y, ya se ve, como ellos hago, y como ellos quiero hacer, y Dios me bendiga. –Bien hecho, amigo, ¡Dios le bendiga! En diciendo esto, el último interlocutor partió volando y dejó atrás (muy atrás) al buen arriero y a sus machos.

Pues ha de saber el que no quiere la adquisición a la fois de dos idiomas, que hay varias familias de lenguas, así como varias familias de plantas, y varias razas de hombres: que así como poniéndose los costales del arriero en un mismo carro, se hubieran distinguido por el número, la marca o la etiqueta del saco, así las lenguas de una misma familia pueden ir en un mismo estudio, y se distinguen por sus varias desinencias, sus varios giros, sus varias locuciones, su vario genio y carácter. En la institución hamiltoniana, los idiomas de una misma familia se ponen todos en un mismo carro, que anda rápidamente, y los que, como el profesor de la plazuela de las Platerías, no hacen así de buena fe, se quedan atrás, muy atrás con el arriero de buena fe y los machos.

Parece que los preámbulos de los anuncios de la institución hamiltoniana no han gustado al autor del anuncio del 27 de noviembre. Sépase, que estos preámbulos, son los títulos académicos que en España, en Francia y en Inglaterra han merecido al director de la institución hamiltoniana, las obras por él publicadas. Iguales títulos no tendrá acaso el autor del anuncio consabido; si los tuviera ¿no los pondría? el buen señor, reanuncia por último sus precios, que son poco más o menos una mitad de los de la institución hamiltoniana, y parece que se precia de su baratura. Bien hecho, es preciso que haya maestros, así como pan para todos: de estos y de aquellos según la calidad el precio.




Diario de Madrid
Madrid, domingo 27 noviembre 1836
número 608
página 2


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FRANCÉS E INGLÉS

Sin preámbulos ni vaticinios continua la suscripción en el cuarto principal del núm. 2, manz. 171, plazuela de las Platerías, portal contiguo a la confitería, bajo el método consabido del profesor Millán.

Three by one, and trente par deux.

La práctica y la convicción personal, garantes de fijos resultados, han demostrado siempre entre profesores de buena fe que la adquisición de dos idiomas a la fois es una confusión simultánea que, destruyendo la razón, confunde las ideas y se opone al concepto particular en cualquier de ellos.

Bajo este supuesto, y pronto siempre a demostrar las ventajas de su instituto, a voluntad de los interesados en número regular, por medio de exámenes, premios y certificaciones como es de suponer, se ofrece de nuevo en obsequio de los que gusten favorecerle, sacrificando su poca salud en comprobación de la certeza de su deber, confiado más el encono contra sus carteles que en la simple combinación de sus propias tareas.

Las horas y estipendio adelantado al mes son las siguientes:

A las ocho para el inglés 60 rs.; a las once para la primera clase de francés 40, y al anochecer para la segunda 50.