Filosofía en español 
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La cuestión del cinematógrafo y la de la moral de la calle

Juan Domínguez Berrueta

Contestación al cuestionario sobre la moral del Cinematógrafo

A. I. Cuando en la evolución de los espectáculos públicos le ha tocado el turno de vivir a uno de ellos, como el cinematógrafo, no sirve oponerse a su éxito, más o menos efímero. Puesto que el cinematógrafo ha llegado a ser, por un abuso censurable, algo pernicioso para la educación de la voluntad y del sentimiento, debe, decididamente, ser sometido a un control especial.

II. Desde luego debe alejarse a los niños de ese espectáculo actual.

III. Puede ser sustituido el cinematógrafo inmoral por el cinematógrafo moral. Unas películas que pasasen por una “previa censura”, discreta, inteligente, de personas de gusto, de cultura, de rectitud de conciencia, de alteza de miras, constituirían el cinematógrafo bueno, contra el malo.

B. IV. Jurisdicción al maestro, yo se la concedería omnímoda, pero la creo impracticable como creación de una autoridad más, dentro del círculo de las ya “constituidas”.

V. Intervención en la moralización de la vía pública “circundante” a la Escuela la creo necesaria, y perfectamente practicable, dentro de las leyes de “protección a la infancia”, por medio de las juntas municipales (de alcalde de barrio, maestro, padres de familia, párroco, &c).

Juan Domínguez Berrueta

Salamanca, noviembre 1911.