Reportajes de actualidad
El viaje estratosférico del teniente coronel Herrera
Ventajas inmediatas de la conquista de la estratosfera.– De Madrid a Nueva York en cinco horas.– Costará unos 30 mil duros.– El globo que se construye es el mayor de su clase y el de menos peso
–En efecto; sin las perturbaciones que originan las corrientes de aire, navegando por encima de las nubes, eliminada considerablemente la resistencia de los atmosféricos en estas condiciones se podrá alcanzar fácilmente una velocidad de mil kilómetros por hora. Con esa velocidad verdaderamente fantástica las distancias, prácticamente quedan anuladas. De Madrid a Sevilla, por ejemplo, se podrá en menos de media hora... casi lo mismo que tardaríamos en comunicar telefónicamente con aquella capital. El viaje a Nueva York se podrá hacer en 5 horas...
El teniente coronel Herrera, continúa dándonos nuevos detalles de lo que resultaría una vez conquistada la estratosfera.
–Las líneas aéreas, dice, que hoy funcionan con tanta anormalidad, serían regulares y periódicas en el verdadero sentido de esas palabras. Allá arriba nada hay que temer del viento sur o noroeste. En cambio, ahora, esos vientos causan el retraso en la llegada de los aviones.
–¿A qué altura se podrá conseguir esa velocidad de los mil kilómetros por hora?
–A los 20 kilómetros. En mi próximo viaje de estudio llevaré una botella de ensayo con dos litros de aire para luego analizarlo. Hay que estudiar el funcionamiento de las hélices en aquel medio. Hay que resolver el problema de la propulsión de las hélices y el de la potencia del motor. Resueltos estos, cosa nada difícil, los otros obstáculos son de más fácil solución.
–¿El aparato que necesita para su vuelo estará terminado pronto?
–A fines de este mes espero que estará terminado. Sin embargo, el viaje no será tan pronto. Habrá que esperar a que las condiciones atmosféricas sean las más favorables posibles y antes tendré que hacer algunos ensayos con la escafandra. Debo cerciorarme de su buen funcionamiento. ¿Su coste? no lo sé aún, pero puedo adelantarle que resultará muy barato. El Instituto de Investigaciones Científicas me subvenciona con 100.000 pesetas y por el Ministerio de la Guerra tengo concedidas 56.000. En total 156.000 pesetas. ¿Poco? Desde luego. El globo del profesor Piccard costó 300 mil francos belgas, y eso que su tamaño era la mitad del mío. Pues bien, aún de esa cantidad sobrará algo, pues cuento con numerosos regalos de importancia. La Casa Vulcáin, cuyo representante en Madrid es el señor Coopel, me ha regalado un magnífico reloj capaz de funcionar a los 60 grados bajo cero; tengo también otra oferta de cristales para la escafandra. El Dr. Gómez Núñez me ha regalado un cristal especial para precaverme contra los rayos ultravioletas. También la Casa Marconi me ha hecho una rebaja muy importante en el aparato de T. S. H. para el globo. Ya comprende Vd. que con todo eso el presupuesto liquida con superávit.
Le preguntamos sobre las características de su aparato y si presenta algunas ventajas sobre los experimentos hechos hasta la fecha.
¿Características? Algunas son de orden técnico, otras prácticas. He querido aminorar todo lo posible el peso; cuanto menor sea éste, la ascensión será más fácil. Por eso la barquilla del globo será abierta. Iré solo provisto de una escafandra. El globo estará forrado de seda. Tiene varias ventajas sobre los que se han hecho en el extranjero, a pesar de ser este el primero, ventajas no sólo económicas sino también en orden a su perfección. El globo que se está terminando de construir es el más grande que se ha hecho hasta la fecha con un peso mucho menor que el de sus similares.
–¿Prevé Vd. algún inconveniente que le haga retrasar sus proyectos?
–Desde luego. Siempre a última hora y cuando ya se cree que todo está terminado, pueden surgir dificultades. Cada dificultad engendra un problema que hay que resolver, pero siempre será de orden secundario. Lo principal está en averiguar la potencia del motor para mover las hélices en un aire tan enrarecido. Una vez averiguada la conquista está hecha. La técnica se encargará de limar las aristas. Pero como vivimos tan deprisa y en esto de aviación mucho más, no es muy aventurado afirmar la próxima mercantilización de la estratosfera.
–¿Y entonces?
–Entonces, cuando puedan establecerse líneas regulares y se pueda cruzar España de norte a sur en una hora con las máximas garantías de seguridad, figúrese Vd. las ventajas tan grandes que reportará a la industria, al comercio y a la comodidad de los viajeros.
–Es verdaderamente maravilloso, comentamos. Cada día los nuevos descubrimientos y las últimas conquistas de la ciencia aseguran en un plano la satisfacción de todas las ambiciones y deseos.
–Así es. Pero sin embargo y por lo que a España se refiere tardará algo más en utilizarse esos servicios. Todavía hoy se mira a la aviación como algo peligroso con la creencia de que todo el que sube en un avión expone a ciencia cierta su vida. Algo parecido a lo que nuestros padres y abuelos sentían hacia el tren. Naturalmente, mientras no desaparezcan esos recelos es casi inútil hablar de la mercantilización de la estratosfera. Por de pronto iremos a su conquista, el tiempo dirá lo demás.
Seguros de su éxito le hemos felicitado de antemano.
(Prohibida la reproducción.)