Diario de Córdoba
Córdoba, viernes 29 de abril de 1910
 
año LXI, nº 18.327
página 1

Eugenio García Nielfa

La repatriación

Anteanoche pasó por Córdoba con dirección a 0viedo el primer batallón del regimiento del Príncipe, al que pertenecían el heroico cabo Noval, el comandante Álvaro, el Sargento Viesca y otros muchos que entregaron su vida por la patria.

En breve volverán también a la Península las demás fuerzas que operaron a las órdenes del general Sotomayor y las pertenecientes a la división reforzada.

Sólo quedarían en el Rif los elementos ordinarios de guarnición.

Los que regresan reciben, desde la cariñosa despedida del vecindario de Melilla hasta la entusiástica recepción de los pueblos de su residencia habitual, una serie no interrumpida de demostraciones de admiración y gratitud por su heroico comportamiento.

Cuanto en su honor se haga, cuanto se les aplauda, vitoree y aclame será poco ciertamente, porque estos valientes hermanos nuestros que ahora vemos cruzar por las estaciones camino de sus cuarteles del Norte, donde soñarán de nuevo con la gloria, nos han librado de la amargura que mantenía en nuestras almas el recuerdo de aquella otra repatriación tristísima, cuando España plegó sus últimas banderas de Ultramar y recogió en su seno a los restos de las fuerzas que defendieron su prestigio en contra de hombres, tierras y climas asociados en daño suyo.

Las banderas guardadas desde entonces volvieron a la guerra para conquistar nuevos laureles y ahora tornan desplegadas al aire, ostentando con las huellas del combate las recompensas conseguidas, para esperar nuevas jornadas de victoria.

Ofrécese en estos momentos a la consideración de todos los patriotas una fructuosa enseñanza, que nunca más debiera apartarse de nosotros, y es la de que siempre que acometimos empresas en Africa, a donde nos llaman la Historia y la Geografía y la aspiración constante de nuestra raza, obtuvimos provechosos resultados, mientras que de otros empeños tuvimos que volver, nunca de modo que lastimase el nombre español, pero nunca también con provecho.

Ahora, contra el deseo de quienes perdieron la esperanza en el 98, Don Quijote ha vuelto a caminar por España y para ella, el Cid ha roto la doble llave que los amargados pusieron en su sepulcro y España se ha engrandecido delante de su caballo.

Cuenta la patria con una nueva región, que es puerta abierta a grandes esperanzas, a nuevos lauros y a provechos ciertos y tangibles.

Quizá dentro de poco –en el ánimo de todos debe estar la certidumbre de que únicamente en Africa hallaremos nuestro engrandecimiento– se continúe la empresa iniciada por las tropas que tornan a la Patria.

Ofrezcámosles la seguridad, a su paso por nuestro pueblo, de que en ellas confiamos todos plenamente y de que cuentan con nuestra admiración y reconocimiento, porque han demostrado con heroísmo imponderable que se hallan decididas a realizar la misión que la patria les tiene confiada.

E. G. Nielfa

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