Filosofía en español 
Filosofía en español


Escaparate de libros


Duque de Canalejas: “Otoño revolucionario”.– C. I. A. P.

Todo el sentido deportivo y sano de nuestro tiempo, todo el despreocupado dejarse vivir de la juventud sin trabas, ambas cosas se resumen en este pequeño libro, pleno de sugestiones, esencialmente cinematográfico por el espíritu y la presentación.

Saltándose “a la torera” todos los períodos grises y opacos del capitalista, el burgués y el señorito, del cortesano, el príncipe humanista y el señor feudal, vuelve a resucitar Canalejas el tipo del barón bárbaro “jefe de hombres”, el caudillo guerrero del paganismo en el “Walhalla” nórdico o del escepticismo árabe en el desierto ancho y limpio de antes de Mahoma, por donde corrían los caballerescos jefes de tribus despreciativos del amor, las castas y el azar. Desplome de la hojarasca protocolaria. Reaparición del “hombre que no tiene nada más que la calle para correr”, del hombre hombre, que es el jefe de las demás porque es el más hombre de todos, es decir, el más sereno, el más humano, el más diferente de la Naturaleza apasionada y confusa, el que todo lo toma con fatalismo y hace las cosas “porque sí”, en el sentido de buscar en ellas lo más juvenil, esa hermosa inconsciencia de la vida pura que es todo apetito y ausencia de responsabilidad.

Este libro es un canto ardiente a la eterna juventud. A la serenidad. Poner a Nietzsche en la cumbre de la vida, y a la vez no hacerle ningún caso a Nietzsche. Y, sobre todo, no darle a nada demasiada importancia, por aquello de Bergson de que la risa es lo más humanamente humano.

El amor y la política, como el mismo espectáculo pintoresco y frívolo de idéntica intriga. De la práctica del amor galante cotidiano, amor frío, se pasa a la revolución en frío porque lo esencial es sentir el imperio despectivo sobre el sexo o sobre las ideas. Ser hombre es no estar mecanizado en el trabajo ni en el erotismo. Y considerar que lo más importante de la vida es vivir.

En resumen: el libro de Canalejas es un perfecto ejemplar de novela pura, con sucesos puros y puras palabras. Todo lo esencial. Y nada más que lo esencial.

G. B-U.


Adelardo Fernández-Arias: “A través del país que Gandhi despertó”.– C. I. A. P., Madrid

Un reportaje español sobre la India revolucionaria. Y, además, el único reportaje europeo –no inglés– sobre la India. El primer periodista que ha entrado en el remolino de la revolución india, que es acaso el acontecimiento esencial de la historia contemporánea, ha sido un español, que, entre la exaltación de las muchedumbres fanatizadas por los brahmanes y la fría tiranía de los ingleses, ha conseguido fijar el perfil exacto del levantamiento indio. Fruto de su labor son dos libros. Este, que es el relato del viaje, y “La India en llamas”, estudio político-social del nacionalismo indio y su influencia sobre los cuatrocientos millones de almas que hay en la gran península triangular.

Tienen estos libros dos altos valores. El documental, esencial en el siglo de la gran prensa, el gran cinema y la radio. Máximo valor documental. Reportaje en carne viva. Fina disección sobre el cuerpo hoy cataléptico, mañana despierto y atlético, de la gran India, que es lo más enorme del enorme mundo moderno. Y el valor deportivo, sanamente y actualmente deportivo, de este crucero periodístico español a tan gigantesco hervidero político. Ese periodismo español, fervientemente idealista, pero también exageradamente sedentario –a pesar de sus escapadas a las Españas de la otra orilla, Españas americanas que no son España, pero lo parecen–; periodismo que en estos libros de Fernández-Arias se superespañoliza al lanzarse por el mundo quijotescamente para deshacer entuertos y libertar naciones menesterosas, llevando a la información la tendencia ambulante de nuestra novela y nuestro poema, desde “Mío Cid” al “Quijote”, el “Lazarillo”, el “Diablo Cojuelo”, el romancero y tantas otras obras errabundas. Afirmar el vagabundo de las letras españolas es un acierto de Fernández-Arias.

A otro lado del valor personal queda el nacional. De España sale la primera voz en defensa del pueblo más oprimido. En España se creó el Derecho de Gentes y en España predicó Ganivet, antes que nadie, la rebelión colonial. Y a España no puede asustarle la rebelión de los pueblos de color en Filipinas, Méjico, las Antillas y los países árabes. España tuvo colonias antes que nadie, y antes que nadie las perdió. Los imperios coloniales de Inglaterra y Francia se hicieron sobre las ruinas del imperio español. Y esos países son inferiores a nosotros en que no sienten la fraternidad con los indígenas. Españoles blancos fueron los que en América proclamaron la independencia. Españoles y portugueses, los que abrieron a la India los caminos del mundo; por ellos les entró la violencia inglesa. En justa reparación, debe ser por los caminos españoles y portugueses por donde la voz de la India se oiga en el mundo. Ya que España derribó en América su propia tiranía, sea el nombre español emblema para derribar la tiranía de los demás.

Gil Benumeya