Filosofía en español 
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Bibliografía

Carlos París Amador

Antonio Millán Puelles: El problema del ente ideal. (Un examen a través de Husserl y Hartmann.) Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Instituto «Luis Vives» de Filosofía, Madrid 1947

La doctrina fenomenológica de la idealidad constituye el objeto de este libro. Se trata en él, por tanto, de llegar a un pleno esclarecimiento de la naturaleza ontológica de los seres ideales en el pensamiento fenomenológico, mas no para quedarse en esta tarea de significación histórica, sino para plantear sobre la especulación fenomenológica el problema del ente ideal en su plena dimensión especulativa. La obra, pues, cumple un doble cometido, una misión histórica: la sistematización de la doctrina fenomenológica de la idealidad, y una función doctrinal: la exposición de la doctrina tradicional del ente ideal, seguida por el autor, en confrontación con las ideas de los fenomenólogos. La parte crítica señala la ascensión de la primera tarea a la segunda.

Las dos primeras partes de la obra, después de una introducción muy rica en sugerencias, responden a la labor sistematizadora que hemos indicado. Desarrolla Millán, primeramente, el encuentro con el ser ideal, el hallazgo del mismo, en la parte titulada «Fenomenología del ser ideal», para pasar en la segunda parte, «Ontología de la Idealidad», a la construcción sistemática y explicación de la doctrina fenomenológica sobre el tema.

La falta de doctrina unitaria entre los fenomenólogos obliga a Millán a seleccionar a los dos autores que explícitamente se han ocupado del problema: Husserl y Hartmann, para estudiarlos sucesiva y separadamente. Es más: las dificultades ante las cuales el autor se encuentra para reducir a un perfil uniforme las ideas de Husserl, le colocan en la necesidad de abordar, en determinados momentos, con separación, las concepciones del mismo en las «Investigaciones» y en las «Ideas». La labor expositiva, pues, al hilo de los textos se cumple con una preocupación extraordinaria por la fidelidad literal, que, sin embargo, no impide el pleno éxito de la labor sintética sobre esta base de rigor.

El interés de estas dos partes iniciales no radica en lo meramente expositivo, como pudiera creerse. La simple elección del tema, desde el punto de vista tradicional del autor, constituye ya un éxito inicial por la perspectiva en que le sitúa ante el movimiento fenomenológico. Desde ella, en efecto, se consigue una profundización hacia los supuestos y bases últimas de carácter ontológico de la Fenomenología, generalmente olvidados por la especulación sobre la misma, como indica Millán. El acierto se manifiesta en la claridad con que se descubren algunos fallos de la Fenomenología, no por su matiz aparentemente anecdótico menos importante, como el carácter polémico y episódico de la doctrina de la idealidad, que lastra la formulación de una doctrina equilibrada. [136]

La tercera es la parte más estrictamente creadora de la obra. En ella realiza Millán una crítica de la prueba de la idealidad en Husserl y Hartmann. Tiene un interés especial la relativa a la prueba de Husserl, pues en muchos aspectos nos lleva a la entraña misma del pensamiento fenomenológico. La primera objeción de Millán nos parece la más discutible. Su perfil resulta notoriamente análogo al tipo de argumentos de pretensión apodíctica que se suelen formular contra el realismo crítico. Sin embargo, es sumamente curioso el hecho de que el mismo Husserl haya expuesto objeciones de este cariz contra Descartes. Esta inconsecuencia en la línea general de su pensamiento lo hace vulnerable con sus propias armas. Más eficaces nos parecen las otras dos objeciones de Millán: la confusión entre sujeto y objeto y la interpretación hiperrealista de la verdad.

Ya debidamente preparado el terreno, dedica el autor el último capítulo de su obra a la exposición de la doctrina del ente ideal como concepto objetivo ante el pensamiento de los fenomenólogos y sus posibles argumentos.

Podríamos formular algunas leves objeciones contra el libro de Millán. Desde el punto de vista bibliográfico, nos parece desacertada la absoluta ausencia de las «Meditaciones cartesianas», muy importantes para el tema del idealismo de Husserl, rozado en ocasiones, las cuales no aparecen siquiera en la bibliografía. En ella encontramos, no obstante, alguna obra como la de Becker Beiträge zur phaenomenologischen Begründung der Geometrie und ihre physikalischen Anwendungen, cuya relevancia para el tema es escasa, desde luego inferior a Mathematische existenz, del mismo autor, también olvidada.

Sin embargo, la importancia de estos reparos es mínima ante el conjunto muy estimable de cualidades que la obra de Millán ofrece. En el aspecto expositivo, su afán de idealidad, siguiendo siempre de cerca los textos, aclarándolos y precisándolos, con gran finura analítica, que no excluye, sino facilita, la síntesis ulterior, muy bien llevada. En el terreno de la crítica, destaca ésta por su rigor y profundidad, siempre ahondando hacia las bases últimas de la argumentación, aunque quizá adolezca de una tendencia a subrayar más los fallos que las virtudes de la especulación fenomenológica. En definitiva, se consigue en este libro una aportación muy interesante, consistente en la perfilada sistematización de la doctrina fenomenológica de la idealidad y crítica profunda de la misma, sobre la cual se desarrolla la concepción tradicional del ente ideal como concepto objetivo, con gran precisión y claridad.

Carlos París