Filosofía en español 
Filosofía en español

primera

 
Faltas y sobras de la España

 
En Cádiz.
En la Imprenta de la Viuda de D. Manuel Comes.

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Entre los amigos que forman mi pequeña sociedad, y con quienes paso muy gustoso los ratos que mis ocupaciones me permiten, talando y rajando las más veces sin conocimiento, sobre cuantas noticias políticas, militares o literarias llegan a nuestros oídos, se cuentan dos cuyo espíritu de oposición entre sí nos entretiene y divierte muchas veces: ellos se estiman y quieren verdaderamente, y casi nunca están separados; pero jamás están acordes en el modo de pensar, sin que esté en su mano el poderse convenir, pues principalmente uno de ellos que es de genio más festivo y alegre, apenas oye hablar al otro, en el momento se pone de la opinión contraria.

Un día, pues, que después del café trataba yo con el más serio sobre lo crítico de las circunstancias actuales, vino a recaer nuestra conversación sobre la influencia, que tendría en nuestra tranquilidad la presencia de nuestro Augusto Soberano, y después de exponer mis razones, exclamé con el mayor sentimiento, pero nos falta Fernando VII, y mi amigo, igualmente penetrado que yo, me contestó con un suspiro; mucho falta en España. = Mucho sobra en España, y no sé de lo que se trata, fueron las buenas tardes que nos dio el otro amigo, que entrando a este tiempo oyó la exclamación de su antagonista: mucho sobra, vuelvo a decir, y si no vamos a razones. Pero sin saber de lo que se trata, le dije un poco amostazado, ¿a qué viene esa oposición tan intempestiva? El señor y yo tratábamos de que falta en España:::: y yo digo que sobra, aunque no sea  más que por llevar la contraria, y para que se vea que no lo digo a bulto, diga el Señor lo que falta, yo diré lo que sobra, y Vmd. resolverá quien debe llevar el gato al agua. Aunque la proposición que Vmd. me ha oído no tiene que ver con la interpretación que la da, replicó el otro, no excuso el desafío, y desde luego me comprometo en la decisión del amo de casa. Yo Señores oiré a Vmds. con gusto, contesté; pero a lo más que me ofrezco es a ilustrar alguna otra proposición que me parezca obscura, que lo que es dar un fallo con autoridad de árbitro arbitrador y amigable componedor, es empresa superior a mis fuerzas: veamos pues Señores como Vmds. se tiran los bonetes, guardando el debido respeto a la Religión y potestades que nos gobiernan. Empiece Vmd.

Falta. En nuestra España un Rey sabio, benéfico, generoso y amado de sus vasallos, en una palabra Fernando VII, falta dolorosa y sensible hasta el último grado, pues ignorando el estado en que la tiranía puede tenerle constituido, sus vasallos gimen en el mayor desconsuelo.

Sobra. En nuestra España un Rey intruso, ebrio, voluptuoso, detestable, aborrecido de todos, en una palabra, Joseph I, de la raza Bonapartina.

F. Una horca constantemente puesta en el paraje más público de cada capital, para premiar en ella la constancia de muchos Españoles, que aun viendo palpablemente la mala correspondencia que deben esperar de los franceses, se empeñan en amarlos y seguir sus máximas, trajes y costumbres.

S. La inmensa multitud que debía ocupar esa horca.

El amo. Convengamos señores, que aunque el deseo de Vmds. sea muy laudable de purgar a la España de estos miembros cancerados, no es tan practicable como se piensa: nuestro Gobierno tiene el mismo deseo, y no omite fatiga, ni perdona diligencia para sofocar esta cizaña, antes de que perjudique al trigo de la lealtad y patriotismo. Adelante.

F. Vestuario para las tropas que ofrecen su pecho a la defensa de nuestra Religión, de nuestra independencia y nuestras propiedades.

S. Lujo y profusión en nuestros petimetres y damiselas, que dominados de la más abominable indiferencia, lo mismo les importan los sucesos prósperos, que los adversos de nuestras armas, y son incapaces de dolerse de las fatigas y necesidades del infeliz soldado.

F. Un número crecido de caballos y mulas en nuestros ejércitos, para los usos precisos de la campaña.

S. Un número mucho más crecido de uno y otro en las calles, paseos y caballerizas que solo sirven para fomentar la poltronería, fausto y ostentación de sus dueños, ocupar en su cuidado una porción considerable de individuos útiles a las urgencias actuales de la Nación, y consumir inútilmente un pienso.

El amo. No llevemos las cosas con tanto rigor que exijamos un sacrificio sin límites de nuestros conciudadanos: es cierto que la causa es digna de eso y de mucho más; pero no lo es menos, que todos, y principalmente las personas visibles, se han esforzado y esfuerzan en los donativos aún más de lo que permiten sus facultades, y la extenuación en que les han dejado los franceses: así es que esa cuadra o caballeriza donde Vmd. se figura ver tanto ganado de sobra, está ya acaso reducida por los donativos a una cuarta o quinta parte de lo que acostumbraba tener; y los criados que asisten en ella no dejan de estar por eso a las órdenes del Gobierno con expresa voluntad de sus amos. Quede pues con todo su vigor y fuerza la proposición de Vmd. para con aquellos, que por ambición o indolencia cierran con candados dobles su voluntad a las necesidades de la patria; pero celebremos el patriotismo de los que se han desprendido de todo lo superfluo, y están prontos a desprenderse hasta de lo necesario: prosiga Vmd.

F. Locución digna y voces adecuadas para manifestar a la Nación Inglesa la eterna gratitud, que la debe la España por su generosidad, amor y desinterés.

S. El flujo de hablar y las conversaciones infundadas, con que la multitud de necios critica la conducta secreta de nuestro sabio Gobierno.

F. Un sabio Escritor Poeta o Prosaico, que a nombre de toda la Nación forme un escrito cantando las glorias de la Inglaterra, en haber contribuido a nuestro ensalzamiento y verdadera regeneración con sus oportunos socorros.

S. Una incalculable multitud de escritores famélicos (entre los cuales me cuento) que embarramos sin cesar resmas de papel en copiarnos unos a otros, en publicar noticias apócrifas, y presentar conceptos insípidos.

F. Hacer un juramento solemne por todos los Españoles de no tener jamás trato, comunicación ni alianza con la familia de Napoleón, antes bien detestarlos y abominarlos como corruptores y homicidas de nuestra España y Religión.

S. Causa y motivo poderoso para nuestro justo resentimiento.

F. Vengar la sangre de tantos inocentes como la derramaron en Madrid el día 2 de Mayo, debiéndose calcular a 150 franceses por cada español muerto, antes más que menos.

S. Todavía en España número competente de estos inicuos para subsanar la falta precedente, y si se huyen o no alcanzan, ir a buscarlos en su propio país, arrostrando con pecho firme los peligros y obstáculos que se nos presenten.

Falta.…………

Basta, Señores, les dije al llegar aquí, que parece no tienen Vmds. ánimo de acabar en un siglo: dejemos al cargo de nuestro Gobierno el subsanar esas faltas y corregir esas sobras, que no quedaremos descontentos, vamos ahora a dar un paseo y mudemos de conversación, pues bastante hemos hablado de sobras y faltas.

En Cádiz.

En la Imprenta de la Viuda de D. Manuel Comes, esquina de Porriño.
A real de vellón.

[ Versión íntegra del texto contenido en un pliego impreso de 8 páginas de papel. ]