XIX Congreso Mundial de Pax Romana España 1946

 
Salamanca
Día 24 de junio de 1946 a las cuatro de la tarde

Introducción al tema quinto:
«El universitario ante los problemas de la Cristiandad.»

Bajo la presidencia del Excmo. y Rvdmo. Sr. Arzobispo de Cardiff, Obispo de Salamanca, Presidente internacional de PAX ROMANA y otras personalidades se reunió el pleno del Congreso para escuchar la conferencia que, como introducción al tema antedicho, pronunció el Rvdo. P. Mac Kena, de la Delegación de Estados Unidos. Empieza hablando del concepto de Cristiandad, que dice es omnicomprensivo, pues engloba todas las relaciones del hombre con Dios en sus creencias y también en su conducta moral. La Iglesia lucha para conservar y perpetuar esta herencia cristiana. Es necesario luchar contra enemigos poderosos, rompiendo los lazos de la muerte y venciendo a los enemigos, del mismo modo que Él lo hizo en el Calvario. Los enemigos de hoy tratan de destruir el ideal del individuo. Es una herejía intelectual que busca penetrar dentro de la vida académica y universitaria, pues el enemigo ha aprendido la gran lección de la Iglesia Católica y sabe que si ellos pudieran moldear la mentalidad de la juventud de hoy, controlarían los hombres del futuro. Nosotros no solamente anhelamos establecer los principios cristianos en la vida del individuo; buscamos formar también una relación internacional fundada en los principios divinos de justicia y caridad. La sociedad, como el individuo, es obra de Dios y dependiente en su existencia del Todopoderoso. El ignorar este principio de la justicia ha dado lugar a la mayor amenaza de la paz mundial. La igualdad está basada en la independencia; la independencia supone el derecho de cada nación de controlar sus propios puntos internos, sin contraposición de nadie, igual se trate de grandes potencias como de pequeños países. No importa que la nación sea fuerte, económica o políticamente. Sus derechos no son mayores que los de las naciones pequeñas. Este Congreso de PAX ROMANA coincide con el IV Centenario del P. Francisco de Vitoria, que en aquellas sus magníficas relecciones estableció los fundamentos básicos del moderno Derecho internacional: el jus comercium, el jus comunicationis, el derecho de libertad de los mares y otros principios que hoy van siendo negados en algunos países, particularmente en aquel país que es el exponente del gran enemigo, que es el Comunismo.

Es necesario también preocuparse en un orden jurídico internacional de la cuestión de los armamentos, ya que un desarme unilateral o bilateral ficticio conduce indefectiblemente a una carrera oculta o pública de armamentos, lo cual es el germen de futuros conflictos. [57]

Existe también el problema de las minorías. Los derechos de los pueblos menores a la independencia nacional no difieren de aquellos de sus propios ciudadanos. Es necesario no olvidarse del comunismo; el mundo occidental, en este punto, debe mucho a la reciente historia de España.

Dirigiéndose a los estudiantes dice que es preciso unirse y perpetuar la unión trabajando; pide a los universitarios integrados en PAX ROMANA que se unan bajo la dirección y el aliento del Soberano Pontífice. Para que estas enseñanzas fructifiquen se necesita un ambiente colectivo. PAX ROMANA no es fin en sí misma, sino medio de que debemos usar en todos los sectores universitarios, para de esta manera hacer llegar el Reino de Cristo a todo el Mundo.

El delegado suizo, Schwarzenbach, pidió la palabra para saludar y agradecer, en nombre de la Delegación suiza, ya completa, las atenciones tenidas para con ellos en España, y señala la necesidad de acción para salvar el peligro señalado por el P. Mac Kena, que no temió nombrar al verdadero enemigo del Cristianismo por su nombre, necesidad que hoy también se siente en Suiza, en estos momentos tan próxima de la cortina de acero.

Interviene seguidamente el delegado de Bolivia, Sr. Siles, que resumió en cinco puntos sus sugerencias respecto al tema tratado.

1º Niega la idea de la decadencia de la cultura y de la decrepitud de Europa y de su esfera intelectual. Los cristianos no podemos aceptar esta interpretación pesimista; por encima de la estructura quebradiza y deleznable de la Historia está la firmeza permanente del Cuerpo Místico de Jesucristo, está la visión de la Cristiandad, y mientras se anime la certeza de que Cristo sostiene la naturaleza del hombre con su humana presencia, de que en Dios se fundamenta el orden incontrastable e interno de la vida, no podrá creerse en una curva de crisis que amenace al mundo.

2º Por ello, el Cristianismo no es un reproceso, por eso no nos es preciso buscar en un momento remoto de la Historia la lección de nuestro tiempo, ya que el Cuerpo Místico es el luminoso punto de partida para el despunte de felices empresas de creación.

3º Por ello, es justo que sólo en limitada medida se vuelva a la Edad Media, que tantas veces se ha señalado como punto de perfección en la historia de la Cristiandad. Es necesario recobrar la feliz jerarquía de valores que entonces presidía la organización de la vida, porque nuestro tiempo se caracteriza por la ceguera de contemplar y captar los valores superiores de lo bello, de lo bueno y de lo santo; porque no se alcanza a precisar la objetividad de las ideas morales. Es preciso que restablezcamos las ideas de la dignidad humana de finalidad y de orden; pero es preciso también que coincidamos en una nueva fórmula de desenvolvimiento social, sólidas bases y un nuevo Estado puesto al servicio de Dios, que pueda mostrar a los hombres el camino verdadero de un redescubrimiento de valores.

4º Debemos volver a la Edad Media, no por esencia exclusiva de una época, sino como el ideal de vida que puede, en unos u otros momentos o comarcas, realizarse. Y así, podemos decir que el período malamente llamado colonial de la América Española es uno de los que más acorta la distancia entre la estructura de la vida social y el orden trascendente de la Cristiandad, como Cuerpo Místico de Jesucristo. Es necesario restaurar la jerarquía suprema de valores; pero una vuelta a esa verdadera Cristiandad, fundada en el Cuerpo Místico, no hemos de buscarla en una España lejana, imperial e histórica, sino en esta auténtica que tenemos y vivimos ahora.

El delegado del Ecuador, Jaime Suárez, plantea el problema de la asistencia al Congreso de estudiantes y universitarios de Praga, que dice aparecerá ante la vista de los ignorantes como neutro, pero que en la realidad será marxista. ¿Debemos o no debemos los universitarios católicos ir a Praga? Como solución propone una junta de jefes de Delegaciones para decidir lo que haya sobre el particular.

Además, propone una unión espiritual, pero más práctica. La solución para ello sería el comprometernos todos los universitarios católicos en una declaración de compromiso de unión de todos los universitarios católicos del Mundo para estar al lado de cualquier país o grupo universitario católico, sin distingos ni incomprensiones. Sugiere también un resumen de principios inspirados en las doctrinas del P. Vitoria y propugna la no intervención en los asuntos privados de las distintas naciones.

Ante la cuestión planteada por el primer punto de la intervención del delegado ecuatoriano, Mr. Kirchner, Vicepresidente internacional, hablando en nombre exclusivamente personal, expone su opinión sobre el Congreso de Praga, diciendo que PAX ROMANA no enviará delegación oficial; pero puede asistir cualquier universitario católico, con la aprobación de la jerarquía eclesiástica, como delegado oficial de su país o como observador, [58] si su país se lo permite. A continuación dice que el problema es muy importante en Estados Unidos, pues las tres Delegaciones más potentes en el Congreso serán la británica, la americana y la rusa; por ello, la jerarquía de Estados Unidos ha considerado la necesidad de que en el Congreso se oiga la voz universitaria católica, pues si el mismo Cristo predicó en territorio enemigo, ¿por qué no hemos de poder hacerlo nosotros? En la Delegación americana irán individuos bien preparados, que ya han tenido dos semanas de estudios, con una dedicación específica a las cuestiones a tratar. El Cardenal de Westminster ha dado permiso para una Delegación inglesa, y probablemente también Francia tendrá delegados en Praga. Propone Mr. Kirchner a este respecto que antes de asistir a aquella asamblea todos los delegados católicos se reunieran para ponerse de acuerdo acerca de la conducta a seguir en aquella reunión y del momento en que se haga absolutamente preciso perder el contacto y retirarse del Congreso.

A las seis menos diez se suspende la sesión, para que los congresistas asistan al homenaje al P. Vitoria. Momentos antes, el Presidente dice que las organizaciones españolas no irán al Congreso, puesto que no están invitadas; pero propone que se tomen garantías de independencia y se consulte a S. S. y a la jerarquía Eclesiástica checoeslovaca sobre lo que piensan de esta participación universitaria católica en el Congreso de Praga, y anuncia que, en vista de lo palpitante del problema, se habilite un nuevo pleno a las ocho de la tarde para continuar tratando de la cuestión del Congreso de Praga.

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Pax Romana
XIX Congreso
XIX Congreso Mundial de Pax Romana
Madrid 1946, páginas 56-58